Cotos-Cabeza de Hierro-Valle de Valhondillo-Tejo Milenario-Cotos

Salimos del aparcamiento de Cotos a las 9:15 de la mañana. Seguimos unos metros la calle de la Angostura hasta las inmediaciones del Refugio de Pingarrón, ya entre los típicos pinos del la sierra de Guadarrama, bajamos hasta el arroyo de Guarramillas primero y, tras cruzarlo, volvimos a cruzar justo después el de Cerradillas. Tomamos entonces un sendero que nos iba a dejar a los pies de Cabeza de Hierro. Un año antes queríamos haber hecho la misma ruta en sentido inverso, pero las fortísimas ráfagas de viento y nuestra temeraria falta de equipación nos obligaron a dar la vuelta justo en la cima de la montaña. En esta ocasión no nos iba a pasar lo mismo: predicciones meteorológicas favorables, mis nuevos crampones de cinta y los piolets del corredor nos hacían sentir seguros y relativamente confiados. Comenzamos la ascensión andando por la nieve dura hasta que la inclinación fué mayor y tuvimos que echar mano de los piolets. Entendí por qué mucha gente va con casco a la montaña nada más ver, a escasos metros de nosotros, pequeñas pelotas y cantos de hielo que se desprendían de la escalada que hacían otros excursionistas en en la cascada de hielo que se forma en invierno entre los "pulmones" de Cabeza de Hierro. Estuvo muy bien contemplarla de cerca, adjunto algunas de las fotos que hice. Aunque en alguna ocasión tuvimos que dar algún rodeo para evitar placas de hielo peligrosas, el estado general de la nieve: dura pero no helada, nos permitió una inolvidable ascensión aérea muy interesante. Llegamos a la cima y, a pesar de que se me olvidó la bandera en casa, nos sentimos reconfortados al recordar los malos momentos que pasamos el año anterior en el mismo lugar. Curiosamente en aquella ocasión si la sacamos para inmortalizar el momento. También nos acordamos con cariño de Miguel, tenemos que volver con él para que el resarcimiento sea total. Aprovechamos para comernos unos espectaculares bocatas de esponjosa tortilla de patatas con pimientos rojos, verdes y cebolla, que Gloria prepara con esmero batiendo por separado la yema y la clara de los huevos que utiliza. Tampoco faltaron esta vez las pasas malagueñas que solemos llevar para avituallarnos. Comenzamos después el descenso por el nevado valle de Valhondillo, acompañando el arroyo del mismo nombre que sólo oíamos al principio porque discurría debajo de la superficie de nieve que todavía aguantaba en lo alto de la sierra. Siguiendo el arroyo conectamos con una pista forestal a la altura del legendario Tejo Milenario, que por supuesto fotografié y grabé para deleite de quien quiera echarle un vistazo a las fotos y al video que adjunto. Siguiendo esta pista de media ladera (utilizando una expresión del corredor) enfilamos el regreso a Cotos. Lo más interesante de esta parte de la ruta es la cantidad de arroyos que cruzamos: "Arroyo de la Majada del Espino", "Arroyo de Peña Mala", "Arroyo de Cerradillas"y "Arroyo de Guarramillas", estos últimos también los cruzamos al principio de la ruta como ya he comentado. Todos ellos afluentes del Río Lozoya, que también cruzamos, que nace en Peñalara y a su vez desemboca en el Río Jarama. Regresamos al parking de Cotos a eso de las 18:00 de la tarde. En la terraza del bar disfrutamos de unos helados tercios de cerveza, dimos cuenta de lo que quedaba de los bocatas de tortilla de Gloria y devoramos una riquísima ración de callos a la Madrileña. Otra inolvidable salida con el corredor.