LA CUMBRE Y EL ALMIREZ POR LOS CORREDORES (S. NEVADA ALMERIENSE)

Desarrollando un poco más la idea de otra de mis rutas de enlazar estas dos bonitas montañas http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1401713 seguimos aprovechando la multitud de posibilidades que ofrece esta parte de la sierra.

Esta vez se sube por el corredor de bajada de la ruta citada, coronando primero La Cumbre. El coche lo dejamos en la zona conocida como La Era de La Capitana, en las cercanías del Refugio de Ubeire.
Iniciamos la ruta subiendo por el cortafuegos donde hemos dejado el coche, y dirigiéndonos al refugio de Piedra Negra. Justo en el refugio, por detrás de él y entre pinos, nos dirigimos hacia nuestra derecha para buscar la entrada al corredor, que al principio es bastante abierto y tendido. La inclinación, excepto en algunos tramos finales donde hay algunos estrechamientos y resaltes rocosos, no es demasiada, así que se puede considerar un corredor de los fáciles, aunque como en todas estas actividades la dificultad va a depender muy mucho del estado de la nieve.

El corredor sale muy cerca de la cima, a la cual llegaremos hacia nuestra derecha después de haber subido pequeñas antecimas. Desde la salida del corredor tenemos unas vistas realmente espectaculares de la parte almeriense de Sierra Nevada, pudiéndose observar los enormes escarpes y lo abrupto de esta parte de la sierra.
Seguimos ruta hacia el Almirez, que se divisa a los lejos, andando cómodamente por la cuerda, donde tenemos vistas de la parte sur de la sierra y podemos divisar perfectamente el mar y Sierra de Gádor. Las vistas durante todo este paseo por la cuerda hasta el collado del Almirez son excelentes, donde los abundantes pinos de la cara sur, mezclados con la nieve, dan un aspecto inusual al paisaje, quizás más propio de otras latitudes.
Una vez llegados al collado afrontamos la subida de una de las dos cabezas del Almirez, la más alta. Nosotros lo hacemos directamente, aunque hay otras opciones más sencillas, como es rodear la cima dejándola a la derecha y subir por detrás. La bajada la realizamos prácticamente por el mismo sitio, llegando de nuevo al collado del Almirez desde donde vemos el corredor NE del Almirez, que tiene su salida justo en el collado. Por ahí realizaremos la bajada, aprovechando que la nieve no está peligrosa y hay abundante huella, excepto en la parte más alta, donde está la nieve más venteada y está algo dura. Para realizar esta bajada hay que asegurarse de cómo va a estar la nieve, porque en algunos tramos son frecuentes las placas de hielo y entonces el corredor pasa de fácil a difícil y peligroso. En este caso preguntamos a unos montañeros que lo habían hecho y nos aseguraron el buen estado del corredor en todo su recorrido.
Una alternativa de bajada al corredor, más sencilla y segura en caso de que el corredor esté peligroso, es la loma del Rosal, la cual veremos desde el collado por la izquierda de la salida del corredor. Es una loma empinada y pedregosa pero es una bajada alternativa a tener en cuenta si el corredor estuviera mal.

La salida de este bonito corredor está marcada por un wp como "salida corredor" (o entrada, si lo vamos a subir), y la tomaremos para llegar a los pinos de repoblación que pueblan la loma del Rosal. Hay un tramo corto, algo farragoso, hasta llegar a los pinos, pero se hace bien y son pocos metros. Una vez en los pinos andar es fácil y solo tendremos que mantener la altura hasta salir al cortafuegos de la loma del Rosal. Este punto de salida (o entrada) al corredor es bastante cómodo, más que la opción que va por arriba de la línea de pinos.

Una vez en la loma del rosal sólo tendremos que conectar ésta con la de La Cruz, donde dejamos el coche en la Era de La Capitana. Para ello utilizaremos un tramo del sulayr, muy bonito por las vistas que va ofreciendo, que cogeremos en el mismo cortafuegos y nos sacará, tras una corta y dura subida, al cortafuegos de inicio de la ruta.

Con nieve imprescindibles crampones y piolets. Y muy recomendable el casco, sobre todo para el canuto del Almirez, donde es frecuente la caída de piedras por lo encajonado y abrupto de lo que tenemmos por encima de nuestras cabezas.