82 edición del Descenso internacional del río Sella

Con motivo de un viaje familiar, cuatro adultos y tres niños de entre nueve y doce años, decidimos enfrascarnos en esta bonita ruta. Una buena forma de aplacar el calor y de admirar el entorno privilegiado asturiano. Siendo esta vez mi segunda experiencia en el descenso y siendo coronada por la prueba internacional, a cargo de estos máquinas del piragüismo, de los que pudimos disfrutar el sábado desde el puente sobre el Sella, en Ribadesella.
La ruta en si no tiene grandes complicaciones, algunos rápidos jalonan el recorrido, pero son bastante asequibles de negociar tras las cortas indicaciones de los monitores que se encargan en las empresas. Hay múltiples empresas encargas de que la experiencia sea más que satisfactoria, proporcionando todo lo que necesitamos por un precio bastante razonable. Nuestro recorrido fue de unos quince kilómetros, con opción de apearnos a mitad de camino, si así lo requeríamos. Preparamos unos bocatas y agua, totalmente indispensable, así como crema solar, bañador y ganas de palear estas cristalinas aguas. Los patos y los peces nos acompañaron por todo el recorrido y los vuelos de las libélulas pusieron la nota de color.
Como íbamos un poco pillados de tiempo no pudimos disfrutar al cien por cien de las numerosas playas de arena y otras de rocas que nos salían al paso, pero que hacen las delicias de todos. Así como de los chiringuitos a pie de playa donde la cerveza y la sidra corren a raudales. Tampoco tuve tiempo de hacer todas las fotos que me hubiera gustado, pero estoy satisfecho del trabajo logrado, aunque el paraje da para mucho más.
El sábado por la mañana, nos movimos hasta el puente que cruza la ría del Sella, que hace las veces de meta, y allí, y a través de una pantalla, vimos los progresos de los palistas de la prueba internacional y la mañana nos regaló un final de infarto y super emocionante que hizo las delicias de las miles de personas allí reunidas.