Costeando por la bahía de Jávea

La bahía de Jávea es un excelente lugar para hacer kayak. Además de las travesías, más o menos largas, a calas vecinas y no tan vecinas, la posibilidad de recorrer la bahía en las proximidades de la costa, lo que permite un detalle mucho mayor en la observación de calas, gaviotas, cormoranes, medusas e incluso peces, o tomar un baño en cualquier lugar que se considere apropiado, es una buena razón para salir a palear. Si además el día acompaña, hace calor, sopla poniente y el agua está transparente, es difícil pensar que haya algo mejor que hacer en un día así.
La bahía de Jávea tiene una costa diferente a la habitual en la Península; sólo un pequeño trozo, en el centro de la bahía (la Playa del Arenal), es de arena, aunque en los últimos años una parte a final de la playa de la Grava e incluso una zona en la vecindad de la Xequia de la Noria, nos sorprenden convirtiéndose en limitados arenales. El resto de la costa es rocosa, con la parte central (el roquero) de baja altura y con los extremos configurados por acantilados de respetable altura, de los que los de la parte sur se abren para formar preciosas calas y lugares casi paradisiacos para el baño (cuidado cuando hay medusas). En fin, casi todos los que lo conocen estarán de acuerdo, así que no me extenderé más.
La ruta comienza en el canal del río Gorgos, salida habitualmente utilizada por los socios del Club de Piragüismo de Jávea. Tras salir al mar. giro a la derecha, pasando por el roquero del Primer Montañar, donde buena parte de la costa está cubierta por cantos rodados, que forman playas muy concurridas en la vecindad del Montgo di Bongo y de La Siesta. Desde aquí la costa pasa a ser roca viva (la piedra tosca de Jávea) hasta llegar a la salida del canal de La Fontana, al principio de la Playa del Arenal; antes de llegar a ésta nos encontramos con el Parador Nacional, por delante del cual hay una casa bastante fea, construida por un antiguo ministro sobre restos de un asentamiento romano (el lugar ha sido denominado los banys de la reina en ocasiones), del que todavía quedan un puente y varios canales y depósitos de agua, de lo que un día fue una industria de salazones, bastante antigua según algunas fuentes (siglo I a.C!!!!!).
Tras pasar la Playa del Arenal, la costa recupera su morfología de roca baja de piedra tosca hasta llegar a la Caleta. En esta zona tiene particular interés la salida al mar del canal de la Xequia de la Noria, también construido en época romana. La caleta es una pequeña concha, normalmente con muchas algas, pero a veces con un agua increíble, circundada por un sendero, que atraviesa un pequeño túnel en la arenisca de la montaña para pasar al otro lado. A partir de aquí la costa se eleva, con ocasionales calas en Cala Blanca, la cala del Francés, o la cala Sardinera, hasta alcanzar el Cap Prim; el agua como corresponde a una zona rocosa como esta está muy limpia casi siempre, y los fondos de roca viva con zonas de posidonia son refugio de buena cantidad de peces, a veces de tamaño relativamente grande, aunque los delfines son vistos con mayor frecuencia al otro lado del Cap Prim, en las calas de la Calma y Portitxol; los avistamientos de ballenas son más frecuentes en la zona del Cabo San Antonio o en el Cabo de la Nao.
En el verano hay un notable incremento de número de embarcaciones recreativas que surcan estas aguas, particularmente durante los fines de semana, cuando recomiendo no hacer rutas como la que presento. Durante el resto del año, la soledad contribuye a un mayor disfrute de la impresionante belleza de esta habitualmente serena costa. Conviene tener en cuenta que en muchos lugares la profundidad del agua es escasa, y si no se va con cuidado pueden tocarse los fondos de roca o piedra suelta y producir roturas del casco o del timón.