Del embarcadero de Algallarín a la presa de El Carpio (ida y vuelta) (arroyos de Pedro Gil, Algamosilla y Tamujoso)
near Pedro Abad, Andalucía (España)
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Itinerary description
La que comparto es una bonita travesía de ida y vuelta de 15, 5 kilómetros de recorrido por el Guadalquivir, desde Algallarín hasta la expectacular presa de El Carpio, adentrándome desde sus desembocaduras en los tres arroyos que vierten sus aguas en el gran río desde el margen derecho de este tramo, el arroyo de Pedro Gil, el Algamasilla y el Tamujoso. Disfruté de la ruta siguiendo las magníficas indicaciones de mi compañero y amigo del Club de Piragüismo de Córdoba, Pepe Arranz, que ya la hizo con otros compañeros del club en abril de 2021.
Partí río abajo desde el estupendo embarcadero construido recientemente en el entorno del Parque Periurbano de Algallarín con financiación de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (37°59'46.5"N 4°27'53.5"W). Imponen el gran farallón, modelado por el río y mucho antes por el Mar de Tetis, que podemos apreciar en el mismo punto de partida y que nos ayuda a interpretar la vida en estos lares desde hace milenios. Miguel Ángel Aranda, estudioso del Guadalquivir a su paso por los términos municipales de Adamuz, Pedro Abad y Algallarín y sus alrededores, interpreta magníficamente la transformación del Mar de Tetis en el Valle del Guadalquivir en este vídeo...
El paisaje en las primeras paladas, resulta envolvente y agradable. Navego a derecha entre los cortes en el terreno a los que hacía referencia y a la izquierda diviso un terreno más suave, con cultivos de olivo. A aproximadamente un par de kilómetros me encuentro ya con la amplia desembocadura del arroyo de Pedro Gil, que me invita a adentrarme. El cauce se presenta amplio y sugerente, y me permite, incluso en tiempos de sequía como los que atravesamos, adentrarme aproximadamente un kilómetro, hasta encontrarme con aguas poco profundas que me impiden penetrar más, pero transparentes hasta el punto que me permiten ver como pasan por debajo de la piragua bancos de peces de cosiderable tamaño que no alcanzo a identificar.
Ya de vuelta, me encuentré enseguida, muy cerca de la desembocadora del Pedro Gil y en el margen izquierdo, con otro magnífico embarcadero de reciente construcción, el de Pedro Abad, ubicado en un punto en el que antaño cruzaban barcazas que facilitaban el tránsito hasta Villanueva y otras localidades de la Sierra, antes de ser destruidas en la Gerra Civil y de que se contruyera más tarde el Puente de Algallarín.
Aproximadamente un kilómetro y medio río abajo, me encontré con la desembocadura del arroyo de Algamosilla, por el que me adentré unos centenares de metros, entre álamos, olivos y eucaliptos. Una penetración más corta, pero igualmente atractiva e interesante.
De regreso al Guadalquivir, me vi remando en un amplio meandro, al tiempo que fui viendo como iba cambiando el paisaje, sobre todo, en el margen derecho, por el que iba viendo como se elevaban los conocidos como Montes Comunales. Cuando iba terminado el meandro, me encontré a la derecha con la desembocadura del arroyo Tamujoso, pero no me adentré en él todavía, atraído por las aves que observaba entre las eneas que se extendían en el margen izquierdo y de las que más tarde hablaré. Disfruté de la avifauna dejándome llevar hasta las inmediaciones de la Presa de El Carpio, que se presentó exultante en el horizonte. Se trata de una obra de ingeniería, cuyo fin era lógicamente la generación de energía eléctrica, pero su ejecución en estilo neomudéjar, proyectada por los arquitectos Mendoza, Sáez de Argandoña y del Águila, fue dirigida por la ingeniera Mengamor entre 1918 y 1922, con tal belleza que este salto fue premiado con la medalla de oro de la Exposición de Artes Decorativas de París en 1925 y declarado Bien de Interés Cultural, catalogado como monumento, en 2003.
Ya de vuelta, fue cuando me adentré en las aguas del arroyo Tamujoso, que transcurren entre los montes que se alzan entre los valles del Guadiato y del Guadalquivir. Este paseo, de algo más de un kilómetro, resultó ser de singular belleza.
Ya de vuelta de esta última incursión, emprendí el camino de regreso hasta el punto de partida y de llegada.
Por último, cómo no hacer referencia a algo que resultó ser de lo más sorprendente de la jornada. Me refiero a la gran variedad de aves acuáticas que pude observar y, entre ellas, algunas verdaderamente significaticas... Garceta común, únicamente en las inmediaciones del pantalán de Algallarín, garzas y ánades reales, martinetes, zampullín común, gallineta o pollita de agua, martín pescador, tres gansos del Nilo que me sobrevolaron, una bonita especie pero peligrosamente invasora de la que ya pude descubrir una importante colonia en la cola del Embalse de San Rafael de Navallana, algunos que otros cormoranes que aún no han emprendido su periplo migratorio o que simplemente han decidido anidar aquí y, lo mejor, dos grandes descubrimientos: una importante colonia de garzas imperiales y otra de calamón común en los juncales del margen izquierdo cercanos a la presa. Y, por supuesto, todo un ejército de golondrinas, verdecillos, jilgueros, verdones, petirrojos, ruiseñores, etc., que con sus trinos, pusieron la banda sonora de una jornada inolvidable.
En fin, todo un goce para los sentidos.
Para saber más:
Si se quiere profundizar en el conocimiento del Guadalquivir por esta zona recomiendo ver los siguientes vídeos de Miguel Ángel Aranda que explican la geomorfología del río y algunos aspectos culturales y etnográficos, conjugando rigor científico y sentido didáctico:
Geomorfología del Guadalquivir (I)
Geomorfología del Guadalquivir (II)
Geomorfología del Meandro de Alcurrucen
Barcas y vados del Guadalquivir (I)
Barcas y vados del Guadalquivir (II)
Molinos hidraúlicos del Guadalquivir
Estos y otros más se encuentran en el video blog de Miguel Ángel Aranda "Aprendiz Rural".
Aprovecho para felicitar a Miguel Ángel y agradecerle su generosidad al compartir su trabajo.
Partí río abajo desde el estupendo embarcadero construido recientemente en el entorno del Parque Periurbano de Algallarín con financiación de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (37°59'46.5"N 4°27'53.5"W). Imponen el gran farallón, modelado por el río y mucho antes por el Mar de Tetis, que podemos apreciar en el mismo punto de partida y que nos ayuda a interpretar la vida en estos lares desde hace milenios. Miguel Ángel Aranda, estudioso del Guadalquivir a su paso por los términos municipales de Adamuz, Pedro Abad y Algallarín y sus alrededores, interpreta magníficamente la transformación del Mar de Tetis en el Valle del Guadalquivir en este vídeo...
El paisaje en las primeras paladas, resulta envolvente y agradable. Navego a derecha entre los cortes en el terreno a los que hacía referencia y a la izquierda diviso un terreno más suave, con cultivos de olivo. A aproximadamente un par de kilómetros me encuentro ya con la amplia desembocadura del arroyo de Pedro Gil, que me invita a adentrarme. El cauce se presenta amplio y sugerente, y me permite, incluso en tiempos de sequía como los que atravesamos, adentrarme aproximadamente un kilómetro, hasta encontrarme con aguas poco profundas que me impiden penetrar más, pero transparentes hasta el punto que me permiten ver como pasan por debajo de la piragua bancos de peces de cosiderable tamaño que no alcanzo a identificar.
Ya de vuelta, me encuentré enseguida, muy cerca de la desembocadora del Pedro Gil y en el margen izquierdo, con otro magnífico embarcadero de reciente construcción, el de Pedro Abad, ubicado en un punto en el que antaño cruzaban barcazas que facilitaban el tránsito hasta Villanueva y otras localidades de la Sierra, antes de ser destruidas en la Gerra Civil y de que se contruyera más tarde el Puente de Algallarín.
Aproximadamente un kilómetro y medio río abajo, me encontré con la desembocadura del arroyo de Algamosilla, por el que me adentré unos centenares de metros, entre álamos, olivos y eucaliptos. Una penetración más corta, pero igualmente atractiva e interesante.
De regreso al Guadalquivir, me vi remando en un amplio meandro, al tiempo que fui viendo como iba cambiando el paisaje, sobre todo, en el margen derecho, por el que iba viendo como se elevaban los conocidos como Montes Comunales. Cuando iba terminado el meandro, me encontré a la derecha con la desembocadura del arroyo Tamujoso, pero no me adentré en él todavía, atraído por las aves que observaba entre las eneas que se extendían en el margen izquierdo y de las que más tarde hablaré. Disfruté de la avifauna dejándome llevar hasta las inmediaciones de la Presa de El Carpio, que se presentó exultante en el horizonte. Se trata de una obra de ingeniería, cuyo fin era lógicamente la generación de energía eléctrica, pero su ejecución en estilo neomudéjar, proyectada por los arquitectos Mendoza, Sáez de Argandoña y del Águila, fue dirigida por la ingeniera Mengamor entre 1918 y 1922, con tal belleza que este salto fue premiado con la medalla de oro de la Exposición de Artes Decorativas de París en 1925 y declarado Bien de Interés Cultural, catalogado como monumento, en 2003.
Ya de vuelta, fue cuando me adentré en las aguas del arroyo Tamujoso, que transcurren entre los montes que se alzan entre los valles del Guadiato y del Guadalquivir. Este paseo, de algo más de un kilómetro, resultó ser de singular belleza.
Ya de vuelta de esta última incursión, emprendí el camino de regreso hasta el punto de partida y de llegada.
Por último, cómo no hacer referencia a algo que resultó ser de lo más sorprendente de la jornada. Me refiero a la gran variedad de aves acuáticas que pude observar y, entre ellas, algunas verdaderamente significaticas... Garceta común, únicamente en las inmediaciones del pantalán de Algallarín, garzas y ánades reales, martinetes, zampullín común, gallineta o pollita de agua, martín pescador, tres gansos del Nilo que me sobrevolaron, una bonita especie pero peligrosamente invasora de la que ya pude descubrir una importante colonia en la cola del Embalse de San Rafael de Navallana, algunos que otros cormoranes que aún no han emprendido su periplo migratorio o que simplemente han decidido anidar aquí y, lo mejor, dos grandes descubrimientos: una importante colonia de garzas imperiales y otra de calamón común en los juncales del margen izquierdo cercanos a la presa. Y, por supuesto, todo un ejército de golondrinas, verdecillos, jilgueros, verdones, petirrojos, ruiseñores, etc., que con sus trinos, pusieron la banda sonora de una jornada inolvidable.
En fin, todo un goce para los sentidos.
Para saber más:
Si se quiere profundizar en el conocimiento del Guadalquivir por esta zona recomiendo ver los siguientes vídeos de Miguel Ángel Aranda que explican la geomorfología del río y algunos aspectos culturales y etnográficos, conjugando rigor científico y sentido didáctico:
Geomorfología del Guadalquivir (I)
Geomorfología del Guadalquivir (II)
Geomorfología del Meandro de Alcurrucen
Barcas y vados del Guadalquivir (I)
Barcas y vados del Guadalquivir (II)
Molinos hidraúlicos del Guadalquivir
Estos y otros más se encuentran en el video blog de Miguel Ángel Aranda "Aprendiz Rural".
Aprovecho para felicitar a Miguel Ángel y agradecerle su generosidad al compartir su trabajo.
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