Desde la desembocadura del Río San Pedro, en Puerto Real, a la Playa de la Caleta, en el centro de Cádiz

La que comparto es una singular ruta que nos transporta desde un enclave natural, como lo es la desembocadura del Río San Pedro, entre la Punta de los Saboneses, al final de la Playa de Levante, y la Barriada de Río San Pedro, en Puerto Real, hasta la peculiar playa de La Caleta, en pleno centro histórico de Cádiz, a través de la Bahía y rodeando la muralla de esta trimilenaria ciudad.

Al tratarse de un recorrido lineal, pueden dejarnos en la misma playa de la Ministra, más conocida en Puerto Real por la Playa de Río San Pedro (36°31'34.1"N, 6°13'10.6"W) y recogernos unas tres horas más tarde en la misma playa de La Caleta, por ejemplo, junto al restaurante la Quilla (36°31'58.2"N, 6°18'22.7"W). En ambos puntos, la distancia del posible aparcamiento momentáneo, eso sí, al punto de embarque es mínima.

El primer kilómetro transcurre por la desembocadura a la bahía del mal denominado Río San Pedro, paleocauce del río Guadalete, separado de este por la mano del hombre y en realidad convertido en brazo de mar, que se introduce unos trece kilómetros tierra adentro. Hace más de dos mil años el Guadalete desembocaba en la bahía de Cádiz por este cauce. Fue el Patricio Gaditano Lucio Cornelio Balbo el Menor, quien hacia el año 19 a.C., promovió la construcción de Portus Gaditanus, lo que hoy día es El Puerto de Santa María y desde cuyo puerto saldrían importantes mercancias para la ciudad de Roma en época imperial. En este primer tramo de nuestra excursión, podemos disfrutar de espectaculares vistas a nuestra derecha de la Punta de los Sabones, punto final de la portuense playa de Levante, tras la cual se encuentra el Parque Natural de los Toruños y el Pinar de la Algaida, una reserva natural que protege felizmente este enclave, convirtiéndolo en lo que es: un verdadero gozo para los sentidos. A nuestra izquierda iremos viendo la portorrealeña barriada de Río San Pedro, su pantalán y las impresionantes instalaciones de los Astilleros de Navantia en Puerto Real, con el Puente de la Constitución, familiarmente conocido como "Puente de la Pepa", al fondo.

A continuación nos adentramos en la bahía. Con marea baja, aún se mantendrán las vistas a la Punta de los Sabaneses y, al fondo, la playa de Valdelagrana, el Puerto de Santa María, la playas de la Muralla y Santa Catalina y Rota. Entre las últimas playas citadas y Rota, la Base Naval americana. En medio de la bahía, son espectaculares las vistas al Puente de la Pepa, llamémosle así y, detrás de él, el histórico y levadizo Puente de Carranza. En la mar se dispersan pequeñas embarcaciones que disfrutan de la pesca de recreo. En este tramo, podemos observar gaviotas argenteas y patiamarillas y los llamativos charrancillos, que atrevidos, se acercan sin miedo para realizar sus espectaculares y certeras incursiones verticales de pesca.

Seguimos avanzando y nos acercamos al primero de los muelles de los Astilleros de Cádiz. Mientras tanto, ya empezamos a disfrutar de las primeras vistas de Cádiz y de los grandes mercantes y cruceros que se alinean en sus astilleros para su mantenimiento o reparación. Enfilamos la bocana del puerto y enseguida empezamos a vislumbrar desde sus aguas la Catedral desde un lado inusual para nosotros y otras construcciones, como el popular Pirulí.

Llegamos a la Punta de San Felipe y nos impone el oleaje al salir al océano abierto, inluso en un día propicio para la navegación a remo, como hoy. Ya empezamos a bordear el contorno histórico de la ciudad, disfrutando de las singulares perspectivas que nos proporciona el mar de la Muralla de San Carlos, la Alameda Apodaca, la Iglesia del Carmen, el Baluarte de la Candelaria, el Paseo de Santa Bárbara y el Parque Genovés, el Parador Nacional (Hotel Atlántico), para avistar por fin, el Castillo de Santa Catalina, prisión provisional de algunos de los protagonistas del Golpe de Estado del 28F, y el de San Sebastián, y la popular playa de La Caleta, nuestro punto de destino.

Para terminar con lo deportivo, comento que he clasificado la ruta como de dificultad "moderada", para evitar disgustos, ya que si bien debe ser un paseo sencillo en condiciones propicias, son muchas las variables que deben tenerse siempre en cuenta en el mar (coeficiente de la marea, vientos, oleaje, etc.).