KAYAK POR LA ISLA LOBEIRA GRANDE Y LA RÍA DE CORCUBIÓN
near Quilmas, Galicia (España)
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Itinerary description
Tenía pendiente desde hace mucho tiempo acercarme con el Kayak a las islas Lobeiras, sobre todo a la mayor de las dos, ya que me comentaron que tenía un faro muy bonito.
Las Lobeiras es un archipiélago de islas que se encuentran en la salida de la ría de Corcurbión.
El grupo con las mayores islas es el llamado Lobeira Grande, el otro es Lobeira Chica. La mayor de las islas del grupo de la Lobeira Grande (3 hectáreas de superficie) estuvo habitada por fareros. Aún hoy se conserva el faro, que está automatizado. Todo este grupo de islitas fue escenario de un sinfín de naufragios, y sufrieron también a principios de 1900 un fuerte temporal, que dejó aislada a la familia de quien manejaba el faro, entonces activo. El total del archipiélago no sobrepasa las 7 hectáreas de superficie.
Este año se hizo una encuesta en La Voz de Galicia para conocer que isla era la más bonita para los gallegos. Y la votación dio como ganadora la Lobeira Grande.
La ruta parte de la Playa de Quilmas, que es un buen sitio para iniciarla. Se puede aparcar al lado del arenal y está muy protegido por un montón de rocas que hay en el mar, que se denominan el Petón dos Turcos.
En un día con poco viento inicial, pero con un mar de fondo sensible, me dirigí hacia la Lobeira Grande. No pude desembarcar en ella, por las fuertes olas que batían. Además el desembarco no es sencillo, ya que hay que cruzar entre un montón de rocas.
Desde la Lobeira Grande me dirigí hacia la parte norte de la ría de Corcubión. En el camino me encontré con el Faro de Carrumeiro Chico. Este islote es también llamado el Cementerio de los Griegos puesto que 5 barcos de esa nacionalidad naufragaron en él a principios del siglo XIX.
Fui hasta el Faro de Cee o Laxe de Fora.
Se puso en funcionamiento en 1860 y es una pequeña construcción cuadrada con tejado a cuatro aguas y sobre uno de los muros se alza la torre con la linterna. Hay que tener mucho cuidado aquí de no acercarse mucho al litoral, ya que hay una ola enorme que se forma a pocos metros de él y nos podría hacer volcar el kayak.
Allí ya me ciñé a tierra a babor hasta llegar al Castelo de Cardeal. Se trata de una fortificación militar de mediados del s. XVIII. Se construyó el castillo para defender la ría, en la misma línea que el Castelo do Príncipe en Ameixenda (Cee), el Castelo de San Carlos en Fisterra y el Castillo del Soberano, ya desaparecido, en Camariñas. Está dotado de doce piezas de artillería, con capacidad para noventa y seis hombres. Hoy es una residencia privada.
Desde allí crucé la ría, con el espectáculo de ver el avión cisterna contraincendios que estaban de prácticas. Es todo una maravilla verlo posarse sobre el agua unos segundos para coger el agua que van a soltar en los incendios.
Llegué hasta el Castelo do Príncipe. Se comenzó a construir en 1740 junto con el Castelo do Cardeal, situado a la otra orilla de la ría de Corcubión. El nombre del Príncipe se le dio en honra al hijo de Carlos III de España, el futuro rey Carlos IV. Actualmente es propiedad privada y el propietario es un empresario de la Rioja. Por cierto se encuentra a la venta por 6 millones de euros, por si alguien está interesado.
Seguí ciñendome a babor por el otro lado de la ría de Corcubión. Aquí el viento empezó a soplar del oeste y el mar empezó a cambiar, aumentó mucho el oleaje. Ceñido a la costa pasé con cuidado por la Punta do Cabezo, por la Illa da Galera, por o Preguntoiro hasta llegar a la Punta do Furado do Corvo.
Mi intención era entrar en la desembocadura del río Xallas, para ver la fervenza desde el agua. Pero el tiempo se había puesto revuelto, así que decidí volver al punto de partida.
Crucé la Ensenada do Ézaro, para rodear la Punta Rabela y a Laxiña y terminar la jornada.
Las Lobeiras es un archipiélago de islas que se encuentran en la salida de la ría de Corcurbión.
El grupo con las mayores islas es el llamado Lobeira Grande, el otro es Lobeira Chica. La mayor de las islas del grupo de la Lobeira Grande (3 hectáreas de superficie) estuvo habitada por fareros. Aún hoy se conserva el faro, que está automatizado. Todo este grupo de islitas fue escenario de un sinfín de naufragios, y sufrieron también a principios de 1900 un fuerte temporal, que dejó aislada a la familia de quien manejaba el faro, entonces activo. El total del archipiélago no sobrepasa las 7 hectáreas de superficie.
Este año se hizo una encuesta en La Voz de Galicia para conocer que isla era la más bonita para los gallegos. Y la votación dio como ganadora la Lobeira Grande.
La ruta parte de la Playa de Quilmas, que es un buen sitio para iniciarla. Se puede aparcar al lado del arenal y está muy protegido por un montón de rocas que hay en el mar, que se denominan el Petón dos Turcos.
En un día con poco viento inicial, pero con un mar de fondo sensible, me dirigí hacia la Lobeira Grande. No pude desembarcar en ella, por las fuertes olas que batían. Además el desembarco no es sencillo, ya que hay que cruzar entre un montón de rocas.
Desde la Lobeira Grande me dirigí hacia la parte norte de la ría de Corcubión. En el camino me encontré con el Faro de Carrumeiro Chico. Este islote es también llamado el Cementerio de los Griegos puesto que 5 barcos de esa nacionalidad naufragaron en él a principios del siglo XIX.
Fui hasta el Faro de Cee o Laxe de Fora.
Se puso en funcionamiento en 1860 y es una pequeña construcción cuadrada con tejado a cuatro aguas y sobre uno de los muros se alza la torre con la linterna. Hay que tener mucho cuidado aquí de no acercarse mucho al litoral, ya que hay una ola enorme que se forma a pocos metros de él y nos podría hacer volcar el kayak.
Allí ya me ciñé a tierra a babor hasta llegar al Castelo de Cardeal. Se trata de una fortificación militar de mediados del s. XVIII. Se construyó el castillo para defender la ría, en la misma línea que el Castelo do Príncipe en Ameixenda (Cee), el Castelo de San Carlos en Fisterra y el Castillo del Soberano, ya desaparecido, en Camariñas. Está dotado de doce piezas de artillería, con capacidad para noventa y seis hombres. Hoy es una residencia privada.
Desde allí crucé la ría, con el espectáculo de ver el avión cisterna contraincendios que estaban de prácticas. Es todo una maravilla verlo posarse sobre el agua unos segundos para coger el agua que van a soltar en los incendios.
Llegué hasta el Castelo do Príncipe. Se comenzó a construir en 1740 junto con el Castelo do Cardeal, situado a la otra orilla de la ría de Corcubión. El nombre del Príncipe se le dio en honra al hijo de Carlos III de España, el futuro rey Carlos IV. Actualmente es propiedad privada y el propietario es un empresario de la Rioja. Por cierto se encuentra a la venta por 6 millones de euros, por si alguien está interesado.
Seguí ciñendome a babor por el otro lado de la ría de Corcubión. Aquí el viento empezó a soplar del oeste y el mar empezó a cambiar, aumentó mucho el oleaje. Ceñido a la costa pasé con cuidado por la Punta do Cabezo, por la Illa da Galera, por o Preguntoiro hasta llegar a la Punta do Furado do Corvo.
Mi intención era entrar en la desembocadura del río Xallas, para ver la fervenza desde el agua. Pero el tiempo se había puesto revuelto, así que decidí volver al punto de partida.
Crucé la Ensenada do Ézaro, para rodear la Punta Rabela y a Laxiña y terminar la jornada.
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