Pantalán municipal de Palma del Río - Desembocaduras de los ríos Retortillo y Genil - Embalse de Peñaflor
near Palma del Río, Andalucía (España)
Viewed 104 times, downloaded 0 times
Trail photos
Itinerary description
La que comparto es una ruta de 14 kilómetros, que se inicia en las magníficas instalaciones del pantalán municipal de Palma del Río, situado bajo el Puente de Hierro, entre la Estación del Ferrocarril y el Santuario de Nuestra Señora de Belén (37°43'03.7"N, 5°17'20.1"W). Puede llegarse en coche hasta el mismo embarcadero.
El paseo transcurre en su mayoría a través de lo que podríamos considerar el último tramo del curso medio del Guadalquivir, por los términos municipales de Palma del Río y Peñaflor, es decir, entre las provincias de Córdoba y Sevilla. Unos kilómetros río arriba, en Almodóvar y en Posadas, respectivamente, se unen al gran río de Andalucía por su margen derecha el Guadiato y el Bémbezar, entre fértiles naranjales, que contribuyen a la prosperidad de esta comarca.
Partí río abajo con poca corriente y entre los serpenteantes meandros que caracterizan el curso del río por esta parte del amplio y llano valle. A unos tres kilómetros, en la margen derecha, me encontré con la desembocadura del río Retortillo, que baja en dirección norte-sur desde la Sierra de Hornachuelos, trazando la frontera natural entre las provincias. Mi idea era subir unos kilómetros por el cauce del Retortillo, pero solo pude adentrarme unos centenares de metros, ya que aún no habían llegado las primeras lluvias del otoño y el caudal era escaso y muy abundantes los obstáculos depositados por las aguas en el estrecho cauce.
De regreso al Guadalquivir a aproximadamente un kilómetro y medio, pero en el margen opuesto, me encontré con las aguas el río Genil, abriéndose en tres brazos. Me adentré por el primero de los ramales, el más estrecho y subí río arriba un par de kilómetros, aprovechando la escasa corriente en esta época del año y disfrutando del sosegado avistamiento de garzas reales, garcetas comunes, martinetes y patos reales, e incluso del espectacular e intenso azul eléctrico de algún que otro martín pescador y de su vuelo rasante a escasamente un metro de la superficie del agua.
Tras un breve descanso sobre los cantos rodados de un meandro, me di la vuelta enfilando de nuevo la fusión de los dos ríos. Todavía seguí el cauce del Guadalquivir río abajo hasta encontrarme a tan solo un kilómetro, aproximadamente, con el pequeño Embalse de Peñaflor, en el que se divisa el monolito que, con un fresco de azulejos, hace homenaje a la labor de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en la gestión de las aguas de este importante cauce. Llegado a este punto emprendí el regreso al punto de partida.
La ruta es sencilla, pero como todos sabemos que los ríos son cambiantes en función de las condiciones meteorológicas y de los desembalses, siempre hay que tener precaución.
El paseo transcurre en su mayoría a través de lo que podríamos considerar el último tramo del curso medio del Guadalquivir, por los términos municipales de Palma del Río y Peñaflor, es decir, entre las provincias de Córdoba y Sevilla. Unos kilómetros río arriba, en Almodóvar y en Posadas, respectivamente, se unen al gran río de Andalucía por su margen derecha el Guadiato y el Bémbezar, entre fértiles naranjales, que contribuyen a la prosperidad de esta comarca.
Partí río abajo con poca corriente y entre los serpenteantes meandros que caracterizan el curso del río por esta parte del amplio y llano valle. A unos tres kilómetros, en la margen derecha, me encontré con la desembocadura del río Retortillo, que baja en dirección norte-sur desde la Sierra de Hornachuelos, trazando la frontera natural entre las provincias. Mi idea era subir unos kilómetros por el cauce del Retortillo, pero solo pude adentrarme unos centenares de metros, ya que aún no habían llegado las primeras lluvias del otoño y el caudal era escaso y muy abundantes los obstáculos depositados por las aguas en el estrecho cauce.
De regreso al Guadalquivir a aproximadamente un kilómetro y medio, pero en el margen opuesto, me encontré con las aguas el río Genil, abriéndose en tres brazos. Me adentré por el primero de los ramales, el más estrecho y subí río arriba un par de kilómetros, aprovechando la escasa corriente en esta época del año y disfrutando del sosegado avistamiento de garzas reales, garcetas comunes, martinetes y patos reales, e incluso del espectacular e intenso azul eléctrico de algún que otro martín pescador y de su vuelo rasante a escasamente un metro de la superficie del agua.
Tras un breve descanso sobre los cantos rodados de un meandro, me di la vuelta enfilando de nuevo la fusión de los dos ríos. Todavía seguí el cauce del Guadalquivir río abajo hasta encontrarme a tan solo un kilómetro, aproximadamente, con el pequeño Embalse de Peñaflor, en el que se divisa el monolito que, con un fresco de azulejos, hace homenaje a la labor de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en la gestión de las aguas de este importante cauce. Llegado a este punto emprendí el regreso al punto de partida.
La ruta es sencilla, pero como todos sabemos que los ríos son cambiantes en función de las condiciones meteorológicas y de los desembalses, siempre hay que tener precaución.
Waypoints
You can add a comment or review this trail
Comments