PLAYA DEL RIO AZOR - ISLA DEL FARO - ISLA DE PEDREGOSO - ISLA DE AREOSO

Partí de la playa del río Azor, una pequeña ensenada de arena fina y blanca, entre Palmeira y Ribeira. Es una playa libre de humo, donde no se puede fumar. A ver si empiezan a proliferar este tipo de playas, para que no dejemos playas llenas de colillas a nuestros hijos.
Desde la playa tomé rumbo hacia la isla del Faro o de Rúa, un islote rocoso donde se erige un faro de 1869, con una escalera que llega hasta el mar. Es una isla formada por grandes bloques de granito y de difícil acceso. En la ruta de ida fui por el oeste de la isla.
Desde allí seguí a la isla Pedregosa o Guidoiro Pedregoso. En esta isla si se puede desembarcar, pero según consta en Wikipedia abundan las ratas, por lo que decidí bordearla únicamente. Además de la isla principal, existen un montón de islotes más pequeños y piedras en el agua, que hace divertido el navegar entre ellos.
Y, para el final, la joya de la ría de Arousa: la isla de Areoso o Guidoiro Areoso. La llaman el caribe gallego por sus aguas trasparentes y turquesas, y su arena fina. Se encuentra a 1'4 km al oeste de la isla de Arousa. Es una isla fundamentalmente de arena, formada por una duna activa, vegetada en algunos lugares por herbáceas. En muchos lugares está rodeada de un pequeño arrecife de rocas, lo que ha permitido su supervivencia. El interior de la isla está vallada para evitar la entrada y el molestar la cría de aves marinas, muy abundantes en esta zona. Lo curioso es, que a pesar de su pequeño tamaño, destaca la presencia de restos arqueológicos, sobre todo dólmenes y túmulos megalíticos. Es una isla muy erosionada por los temporales de invierno y va perdiendo poco a poco extensión. Pero es un lugar muy bueno para desembarcar, como hice yo, y recorrer la pequeña extensión de la isla. Además allí me puse el cortavientos para la vuelta.
El regreso al punto de partida lo hice por el mismo camino, dejando en este caso a babor las islas. Como estaba anocheciendo, se levantó un poco de viento frío, por lo que agradecí haberme puesto el cortavientos en Areoso. Llegué ya de noche, pero con luz suficiente para desembarcar, ya que la ensenada de la playa del río Azor está rodeada de muchas rocas.