PORTOMOURO - CABO DE CRUZ - ISLAS DE LA RÍA DE AROSA

Después de tres semanas en el dique seco por culpa de una contractura cervical, aproveché el buen tiempo que daban ayer en la ría para explorar otra zona que no conocía aún.
En este caso, la idea era salir de donde dejé la exploración de la bahía de Rianxo y visitar la de Boiro. Pero al final, cambié de opinión al ver una serie de islas en medio de la ría de Arosa que no conocía.
Salida de la Aldea de Abanqueiro (Portomouro) donde es algo complicado de dejar el coche si hay más gente. Partí desde la playa de Fontenla, donde está prohibido mariscar, tirar basura y, lo que es más llamativo, robar arena.
Desde allí me encaminé hacia Cabo de Cruz. El primer escollo que uno encuentra es la Punta de Pecharrubia o de Mixeluido. Como estaba la marea alta no hubo problema para pasar. Desde allí fui costeando, pasando al lado de las playas redonda, de Mañóns, de Illote Xarrido llegando a la Punta Ancados (allí hay un vivero de Marisco).
Una vez superada esta punta, volvemos a navegar al lado de playas. La primera que encontraremos es la Playa de A Ladeira do Chao, llegando a una parte fea, ya que hay un pequeño astillero, en la punta de Casilla. El siguiente entrante en el mar es la Punta do Chazo y después una sucesión de playas: Retorta, Carragueiros, Piñenón, Cabo de Cruzo y Ribeira Grande.
En la punta Ciñeirón, en Cabo de Cruz, decidí visitar una serie de islas que vi en medio de la ría. La primera es la Illa da Bensa, la más grande de todas las que visité. Es una isla que tiene un pequeño arenal en una de sus puntas y el resto es rocosa. Es la que más se eleva sobre el nivel del mar. El desembarco en el arenal no es sencillo, ya que está lleno de piedras y hay que elegir bien el sitio. Pero después es una isla muy bonita. No conviene tratar de subir a su cima, ya que no hay sendero y en esta época del año, las gaviotas están anidando.
Una vez descansado y feliz, porque el sitio merece una sonrisa, me dirigí hacia unas rocas que sobrasalen cerca del agua. Pues bien, se trata de otros pequeños islotes (Insúas dos Vaos: de fóra y de terra), pero que tienen un pequeño arenal para desembarcar. La isla está llena de fragmentos de coral y de conchas, sobre todo de mejillones.
Desde allí, una vez doblado la Punta do Chazo me dirigí hacia otra isla que había visto a la ida. Se trata de a Illa Ostral. En este caso no desembarqué, sino que embarranqué. Al bajar la marea no hay calado suficiente para pasar entre la isla y la tierra. Tuve que empujar durante unos metros la piragua y después rodear por fuera la Punta de Pedrarrubia.
Y, tras más de tres horas de disfrutar como un enano, vuelta a la playa de inicio.