TRAVESÍA POR EL RÍO MIÑO HASTA EL EMBALSE DE CASTRELO DE MIÑO

En un día frío de otoño, con temporal de mar en el atlántico, decidí ir a recorrer uno de los grandes ríos de España, el Miño.
Día frío, con nieblas en los valles. La intención era entrar en el río en la cantera que hay al lado del viaducto de la autovía Santiago-Orense (AG53), pero debido a la bajada del caudal del río no pude. Así que subí río arriba por la carretera vieja de Orense hasta un área recreativa que hay más allá de Quenlle.
Hay una bajada al río empedrada y un pantalán bastante deteriorado. La entrada al agua no es muy sencilla, ya que al bajar el nivel está lleno de piedras.
Desde allí cogí el río en dirección descendente, aunque prácticamente no hay corriente. Pasé por delante del Coren y por debajo del viaducto de la AG53. A unos 750 metros río abajo, en una curva a la izquierda del mismo, crucé también el viaducto de la A52. A mano derecha está el pueblo de Barbantes, en la ladera de la montaña. Es zona de Termas, de Barbantes y de Laias, donde paré en un pequeño puerto interior que tienen.
Desde allí bajé por la margen derecha del río, donde pasa la línea férrea entre Ourense y Vigo. A pesar de la cercanía de la vía, hay un montón de vida, de cormoranes, de garzas y hasta un zorro vino a verme.
El río da algunos virajes poco pronunciados, hasta llegar a Cenlle, donde gira a la izquierda. Aquí hay un largo de más de 2 kilómetros y medio, para girar nuevamente a la derecha y entrar ya en el lago que genera el embalse de Castrelo.
Escondida entre la vegetación se ve una chimenea industrial y a continuación varias aldeas, Ventosela, Val de Pereira, San Paio, todas alrededor del lago. Después de pasar por delante del embalse, seguí por la otra margen del río, con la intención de parar el parque náutico de Castrelo, cosa que no pude hacer porque con el nivel bajo del agua no es sencillo.
La vuelta fui siguiendo la margen derecha del río. En la zona del encoro, tener cuidado con la proliferación de plantas del fondo del río ya que son muy abundantes e impiden navegar bien.
Hice otra parada más, debajo de Bodegas Cunquiero, donde hay un pequeño arenal de fácil desembarque. Después del avituallamiento, vuelta por el mismo camino hasta el punto de inicio, con el sol muy bajo en el horizonte.