TRAVESÍA POR LA RÍA DE NOIA HASTA EL FARO DE MONTE LOURO

Salida de mañana de la Playa de Boa, ría de Noia, con la intención de dar un paseo por la ría.
Desde Boa crucé la ría hasta la playa de Arnela, para retirar basura. Por fin conseguí que se llevaran toda la basura acumulada, gracias a la Concejal de Medio Ambiente de Outes.
Desde la playa me dirigí en línea recta hacia la Punta da Cancelada, evitando el costear a nivel de la bahía de Esteiro. Al dobla la punta da Cancelada hay que tener precaución por la presencia de rocas sumergidas, pero muy superficiales, que crean una ola lateral que puede llegar a ser peligrosa.
Desde la Punta da Cancelada fui costeando dejando a estribor la Punta Pincelo y llegando a la Playa de Coiro, donde desembarqué para descansar y comer. Dado que el mar estaba en calma, el pronóstico del tiempo y del viento era correcto y la hora temprana, decidí intentar llegar hasta el Faro del Monte Louro.
Para ello, seguí navegando pasando entre la Isla de la Catalina y la costa. Pude pasar por este pequeño canal, gracias a que la marea estaba alta. Si está marea baja emerge un istmo que nos obligaría a rodear la isla.
Desde aquí me dirigí en línea recta hasta la Punta do Cabo, al oeste de Muros. Atención al doblar esta punta ya que el mar está mucho más agitado.
Doblé a estribor la Punta da Roxa y desembarqué en la Praia do Espadagal, continuación de la de San Francisco y separada de ésta por unas rocas.
Al ser día de verano la playa estaba a tope de gente. Desde la playa enfilé hacia el faro, situado en la Punta Queixal.
El de Louro es un pequeño y robusto faro situado en la falda del Monte Louro, un cerro de granito de 241 metros de altura y rematado por dos cumbres. El lugar, por supuesto, está rodeado de leyendas, como la que asegura que el monte está horadado por una sinfín de cuevas secretas. Posiblemente fue utilizado como vigía de la ría de Muros-Noia. Y, a su lado, la laguna de As Xarfas, donde se ubica una legendaria ciudad sumergida.
El faro, de quinto orden, fue inaugurado en 1862 con el fin de señalizar la entrada a la ría de Muros-Noia. Es muy similar al faro de A Robaleira, en Cedeira.
En 1919 el faro se reformó con un juego de pantallas giratorias accionadas por una maquinaria de relojería. En 1949 se le cambió la lámpara por otra con válvula solar, y gracias a ello mejoró su alcance, pasando de las 10 millas iniciales a las 12 actuales; se suprimió entonces el personal que la atendía y se agregó al servicio del faro de Rebordiño, donde vivía el técnico. En 1993 se electrificó.
La vuelta fue algo más complicada, ya que entró viento no previsto del nordés, con rachas fuertes en ocasiones.
Desde la Punta Queixal puse rumbo hacia Porto do Son, con el fin de cruzar nuevamente la ría. Pero debido al viento me desvié un poco y me acerqué a tierra firme cerca de la playa de Aguieira.
Desde aquí fui costeando hasta llegar al punto de inicio.