2011-06-05 PIC Lajes do Pico: avistamiento de cetáceos

6 de junio de 2011.

A TENER EN CUENTA
Recorrido
Singladura realizada sin GPS, por lo que sólo se indican los principales puntos de interés por los que discurrió su trazado.

Catálogos
Otras rutas por Las Azores.

CRÓNICA
Hoy, estimado lector, no he ido de senderismo sino a la actividad "secreta", que te invito a intentar descubrir por ti mismo antes de que te sea plenamente desvelada. Por tal motivo, la crónica de la mañana de hoy te la presentaré en dos formatos: el primero, novelado, para hacerlo más ameno y por aquello de tu vaticinio sobre el evento; el segundo, despojado de todo romanticismo, para dejar claros todos los pormenores de mis correrías.

La POPA de la paz (novela).
He decidido hacer las paces con Poseidón, y parece que él ha accedido. Pero la taimada y abisal deidad no ha precisado ni el punto del encuentro... ¡ni la hora! Y eso que le he ofrecido fumar la POPA de la paz, ritual que no sólo está desprovisto de la nociva nicotina sino que se encuentra impregnado de saludable salitre.
Para afrontar tan descomunal empresa contaré con la ayuda de Jasón, con quien me reúno en el puerto de Lajes. Él, por su parte, ha reclutado a un excepcional grupo de argonautas entre los que creo reconocer a Aquiles, Héctor, Eneas, Odiseo, Ariadna, Teseo, Perseo, Hércules y Penélope. Antes de partir, Jasón nos informa que contaremos con la ayuda de otros dos extraordinarios aliados: Argos, el gigante de los cien ojos, quien estará atento sobre dónde pueda ser el lugar del encuentro; y Hermes, mensajero de los dioses, quien presuroso volará a informar a Jasón hacia dónde dice Argos que debemos dirigir nuestra nave. Antes de partir, y para mayor seguridad, Aquiles me presta un poco del preciso líquido que, en su día, recogió en la laguna Estigia (donde él fue sumergido de pequeño, en el intento de que fuese inmortal): presuroso, procedo a empaparme el cuerpo con esta viscosa pero protectora sustancia.
Llegado es el momento de partir, y hacia los confines del feudo de Poseidón enfilamos nuestra proa. Al poco llega Hermes con el primer mensaje, lo que nos lleva a reunirnos con unos emisarios de la deidad, aunque son los de menor porte. Pasa el tiempo y la espera se hace eterna. Finalmente, Hermes nos visita de nuevo. Esta vez, en el nuevo punto de encuentro, se hallan cinco emisarios de mayor rango. Pero de Poseidón no se ve ni el tridente. Sigue pasando el tiempo, los víveres comienzan a escasear y, en vista de que nos han dado plantón, regresamos a nuestro puerto.

La cruda realidad.
Me he animado a participar en un avistamiento de ballenas. Pero, ya se sabe, esto no es una ciencia exacta: puede que las veas, puede que no.
Para realizar esta excitante actividad he contratado plaza con la agencia que tiene más solera en el pueblo de Lajes. No estaré solo en esta aventura, pues parece gozar de gran atractivo entre los visitantes de esta isla. Antes de partir, los responsables de la agencia nos informan que contaremos con el apoyo de dos importantes ayudantes: el vigía, que desde una atalaya costera provista de unos potentes prismáticos estará atento a dónde se encuentran las ballenas; y el operador de radio, que transmitirá puntualmente las indicaciones del vigía al piloto de nuestra nave. Antes de partir, y para evitar achicharrarme, cojo mi tubo de crema para la protección solar, factor extremo.
Zarpamos a toda velocidad (me dicen que unos 12 nudos, no más porque el océano se encuentra algo rizado) y, al poco, nos encontramos rodeados por un grupo de juguetones delfines. Este encuentro era el fácil. Ahora toca la parte difícil: las ballenas. En el puerto ya nos dijeron que quien desee hacer OBSERVACIÓN de ballenas (whale watching) también debe estar dispuesto a experimentar la DESESPERACIÓN por las ballenas (whale waiting). Y en eso estamos, con la nave detenida y a la espera, pues estos simpáticos animalitos (utilizo el diminutivo por cariño, no por su tamaño) se zambullen en busca de alimento durante 45 minutos, a unos 1.500 metros de profundidad, para emerger a kilómetro y medio del punto donde fueron perdidas de vista. De repente, una voz de alerta: cachalote a la vista en lontananza. Los motores rugen de ipso facto y allá vamos, al encuentro del titán. Al llegar cerca del cetáceo, la velocidad se reduce al mínimo y podemos disfrutar con la vista de su lomo, la parte superior de su gran cabeza y el frecuente aspersor que sale por su espiráculo. Y, como cuando menos te lo esperas salta la liebre... digo la ballena, pues va el cachalote y... PEGA UN SALTO. ¡Vaya suerte la nuestra! La foto me ha quedado descentrada, pero mejor eso que nada. Al poco, se nota que el bicho tiene hambre y... zambullida al canto: fotito de la cola elevada en el aire. A partir de aquí se suceden más encuentros. Primero una pareja de cachalotes (al parecer, una hembra y su cría): nueva foto de colas al aire. Luego, otro cachalote que, justo cuando llegábamos a su altura, decidió sumergirse. Para finalizar, un último ejemplar de la misma especie que se nos mostró durante un buen rato. Finalizado el tiempo previsto para el avistamiento, ponemos rumbo de regreso al puerto.

Lección sobre cetáceos.
Antes de realizar la salida, en la agencia te proporcionan información para que sepas qué vas a ver (o no) y su porqué. Y así nos cuentan, entre otras cosas que:

• El cachalote se reconoce desde lejos por tener un único orificio para respirar (el espiráculo) situado en la parte frontal izquierda de su cabeza.
  
• La ballena azul cuenta con un espiráculo doble (que tiene dos fosas nasales como nosotros, vamos) situado en la parte superior de su cabeza.
  
• El delfín posee un espiráculo único localizado en la parte superior de su cabeza.
  

Y nos permiten examinar las siguientes muestras:

• Unas barbas de ballena azul: es un gran fragmento córneo que, por uno de sus extremos, se estría para dar lugar a las barbas.
  
• Un frasquito que contiene el alimento preferido de las ballenas barbudas: el krill, un pequeñísimo crustáceo parecido al camarón.
  
• Otro frasquito que alberga un par de bichitos, parecidos a pequeños cangrejos, que tienen la mala costumbre de parasitar a las ballenas: que son como sus piojos, vamos. Y éste es uno de los motivos por los que se cree que las ballenas salten, en el intento de desprenderse de tan incómodos compañeros.
  

Ecos del pasado.
Tras la excursión oceánica he ido al Museo de los Balleneros, sito en el mismo pueblo de Lajes. Allí he visualizado la película The Hunt que, con escenas reales antiguas, muestra cómo era la vida de los balleneros (cuando estaban en tierra) y de las batallas que libraban en el mar cuando se avistaban las ballenas.

Una tarde de asueto.
Nada interesante que contar sobre esta tarde. Visité el jardín zen del hotel e investigué un par de posibles senderos cuyos puntos de inicio había medio entrevisto días atrás. Ya sabes, no me gusta dejar piedra sin voltear.
Así que, a modo de resumen (aunque todavía me queda el día de mañana para continuar explorando Pico) y arrimando el ascua a mi sardina, aquí van una serie de datos por si te fueran de utilidad cuando planifiques (pues estoy convencido de ello) tu viaje a estos terruños.

• La página Web del hotel en el que estoy alojado. No lo elegí yo, me lo asignó el mayorista: parecía que el resto de los hoteles de la isla estaban llenos. Antes de llegar aquí tenía mis reticencias: el sitio parecía aislado, lejos de un pueblo en el que yo, sin coche, pudiera hacer las compras de víveres para mis marchas diarias, posiblemente sin paradas de autobús de línea, sin posibilidad de entretenerme dando un paseo nocturno a lo largo de unas callejas iluminadas... Pero, ahora que lo conozco, es sin duda el hotel que te recomiendo cuando vengas a Pico. Como podrás ver en su página, no es un hotel convencional, sino un conjunto de pequeñas casitas que se integran perfectamente en el entorno, que no es otro que un bosque autóctono a orillas de los acantilados costeros. Cierto es que el pueblo más cercano para hacer compras es Lajes, distante unos 4 Km, pero qué es eso para un andarín como yo (o un conductor como tú).
  
• Los precios del taxi (tarifas de junio-2011), siempre considerando como punto de partida mi hotel (o, lo que es lo mismo, el pueblo de Lajes): esta información te ayudará a ajustar tu presupuesto viajero. Además, siendo tú conductor, podrías combinar el ir al punto de inicio con tu coche y regresar a él en taxi o autobús (es un decir), sin tener que restringirte a realizar meros paseos circulares o de ida-y-vuelta.
  
• Lagoa do Capitão: 17,50 €
  
• São Roque: 20,00 €
  
• Piedade: 18,00 €
  
• Calheta de Nesquim: 15,00 €
  
• Santa Luzia: 30,00 €
  
• Calhau (Ponta la Isla): 24,00 €
  
• Lagoa Caiado: 17,50 €
  
• Mistério da Prainha: 20,00 €
  
• Baía das Canas: 20,00 €
  
• Casa de la Montaña: 30,00 €
  
• Calhau (Monte): 20,00 €
  
• Prainha da Cima: 21,00 €
  

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• La primera de las crónicas de mis andanzas por la isla Pico: 28 de mayo de 2011.
  
• La crónica de mañana.