Serranía de Chiribiquete. Macizo Sur. Aproximación a 'El Estadio' Río Caquetá-Río Mesay-Río Saramano

SERRANIA DE CHIRIBIQUETE. MACIZO SUR.
APROXIMACIÓN A “EL ESTADIO”
9 AL 14 DE ABRIL DE 2017

Semana santa fue la época escogida para ir a uno de los pocos sitios vírgenes en el mundo: la Serranía de Chiribiquete llamada La Capilla Sixtina del Amazonas


DE CULTURA GENERAL
La Serranía de Chiribiquete, es una meseta rocosa en la región amazónica colombiana originada a partir del escudo guayanés ubicada entre los departamentos de Guaviare y Caquetá.

Tres regiones forman dicha Serranía: el macizo norte, con mayores y más bonitas elevaciones (820-840 m); el macizo central, con alturas entre 350 y 600 m y, finalmente, las llamadas mesas de Iguaje, cuyas alturas no sobrepasan los 400 m formaciones

Es considerada una especie de ‘arca de noé’ que permitió la formación de animales y plantas únicos. Es catalogada, además, punto neurálgico en el poblamiento de américa del sur por la gran cantidad de pictogramas.

En 36 abrigos rocosos o tepuyes se han identificado más de 200.000 dibujos, constituyendo el mayor hallazgo de pictografías rupestres amazónicas de la cultura indígena karijonas. Para los arqueólogos es como una segunda “Altamira”

Los tepuyes, son el elemento de mayor belleza e imponencia del lugar. Los tepuyes son montañas tabulares o mesetas de paredes verticales y cumbres completamente planas. Seis de ellos alcanzan más de 1.000 metros de altura.

Dentro del área protegida se encuentran también las cuencas hidrográficas de los ríos Apaporis, Mesay y Yarí, pertenecientes al área hidrográfica del río Caquetá.

Desde 1989 la Serranía fue declarada PNN siendo, hasta ahora, el más grande de Colombia. Es un bosque tan amplio -1 280 000 hectáreas- que Bogotá cabría 17 veces en su terreno.

Hoy la Serranía de Chiribiquete es el gran laboratorio científico y ecológico colombiano

RE-DESCUBRIMIENTO
Este paraíso fue re-descubierto apenas en 1987

Cuando los primeros científicos colombianos llegaron a esta serranía, este lugar ni siquiera estaba reseñado en el mapa.

A finales del 87, en un viaje entre San José del Guaviare y Araracuara, Carlos Castaño, entonces director de Parques Nacionales, sobrevoló por casualidad estas formaciones precámbricas (de hace dos mil millones de años).
Dos años después las convirtió en la reserva más grande del país

Algunos habían oído los relatos de Richard Evans Schultes, el botánico estadounidense que en los años cuarenta recorrió el río Apaporis buscando las mejores especies de caucho para sacar a su país de una crisis en plena segunda guerra mundial.

Richard hablaba de raudales salvajes, de rituales de los sabios indígenas karijonas, de plantas alucinógenas, tóxicas y medicinales. y aunque no llegó propiamente a Chiribiquete, sí alcanzó a divisar algunos Tepuyes de la zona norte.

Es putual contar que el pueblo indígena karijona, que habitaba esta región, fue diezmado durante la fiebre del caucho, por parte de la compañía de la Casa Arana ubicada en La Chorrera.

Las escalofriantes historias de la época del caucho se pueden leer en el libro “La Vorágine” de José Eustaquio Rivera

"EL ESTADIO"
Esta maravillosa formación, que era el objetivo de nuestra excursión, fue descubierta por Patricio Von Hildebrand en 1993.

Mientras Carlos Castaño y científicos de la talla del holandés Thomas Van der Hammen, llegaban en helicóptero a las mesetas de la parte norte del parque, Patricio Von Hildebrand, un biólogo de ascendencia alemana, decidió internarse en Chiribiquete a pie, por la frontera sur.

Era la opción más difícil. Había que remontar los rápidos del río Mesay y, según sabía, nadie lo había intentado. Para ello construyó, con sus manos, la estación biológica Puerto Abeja que funcionó durante 10 años

En una de sus varias excursiones encontró una increíble formación rocosa de forma circular que no figuraba ni en los mapas a la cual bautizó como “El Estadio” por su parecido a éste escenario deportivo

Pero la escena más surrealista se abrió ante sus ojos cuando vio las famosas pistas de aterrizaje de Tranquilanda pertenecientes al narcotráfico. Según Patricio eran 17 y estaban bombardeadas.

Así describió el biólogo éste momento: «ahí en medio de la nada aparecieron buldóceres, aplanadoras, tractores, carros, timbos de plástico, tubería, tejas de zinc. Pablo Escobar logró bajar helicópteros en los tepuyes, descargó maquinaria y aplanó la piedra hasta convertirlos en pistas. Era increíble»

Desafortunadamente en 2002, Patricio tuvo que salir de la zona por problemas de orden público y si bien logró salvar el material de investigación, Puerto Abeja se perdió entre la maleza

COMO LLEGAR
Es importante tener en cuenta que El PNN Chiribiquete no cuenta con infraestructura para recibir visitantes

Para llegar al lado norte del macizo se debe remontar el río Apaporis, hasta la confluencia de los ríos Macayá y Ajajú.

Para entrar por el sur, a partir de Araracuara, se navega por los ríos Yarí y Mesay y Cuñaré
Verano es la temporada ideal para ir al Macizo Sur ya que los ríos se pueden remontar mucho más fácil

Para remontar estos ríos es indispensable hacerlo en un tipo de embarcación tipo lancha que los lugareños llaman “Voladoras” ya que son livianas puesto que hay que cargarlas, junto con los víveres y el equipaje, para subir por los chorros que hay en el trayecto
También es importante llevar buena cantidad de combustible

DIA A DIA

8 ABRIL Llegada a Puerto Santander
Ese día tomamos avión de San José del Guaviare a Araracuara. Hicimos sobrevuelo por el Macizo Sur de la Serranía. Caminamos para conocer el Cañón del Diablo. Bajamos en tractor hasta el Río Caquetá el cual cruzamos en barca para llegar a Puerto Santander en donde pernotaríamos ésa noche

Pasamos del departamento del Caquetá al del Amazonas

Elvira nos recibió en su agradable hospedaje. Esta sería la última noche de dormida en cama.

Supimos que en Puerto Santander vale la pena conocer La Cueva Guacharos, Pto Arturo, Ciudad perdida, cascadas y piscinas naturales

En la noche aprovechamos para ultimar detalles de la excursión en barco de 539km que nos llevaría por la misma ruta que recorrió Patricio para llegar a nuestro objetivo: “El Estadio”

1er día. 9 abril. 74km
Puerto Santander-Chorro Yarí- La Campana-Caño Sapo-Campamento 1

18 personas, entre lancheros, asistentes, cocineros y turistas; nos embarcamos en dos grandes barcas de madera para ir en busca de El Estadio.

Salimos tarde esperando uno de los lancheros. Dejamos el río Caquetá y entramos en el río Yarí. Pasamos por una isla que lleva su mismo nombre. Vimos La Campana, una piedra que, según dice la leyenda, suena como una campana. De ahí su nombre.

Media horas más tarde dejamos el Yarí y entramos en río Mesay en donde vimos bufeos (delfines de agua dulce), y algunas playas de arenas blancas.

Pasamos por Caño Sapo y Caño Aguazul para llegar al primer campamento. Un lugar de aserradores ubicado en la parte alta de un barranco al pie del rio.

Tuvimos que hacerlo allí pues ya no alcanzábamos a llegar a los Chorros de Mesaca en donde iba a ser realmente la pernotada ya que el lugar es más hermoso puesto que tiene playas, rápidos y cascadas

2do dia. 10 abril. 117km
Campamento 1 -Chorro Mesaca-Puerto Yaviyá-Campamento 2 Playa Hormiga

Muy temprano salimos rumbo al Chorro Mesaca.

Efectivamente llegamos a un lugar hermoso que hubiera sido ideal para la pernotada de la primera noche en la selva.

Cada vez el caudal de agua se hacía más pequeño y menos profundo

En éste punto tocó descender de las barcas con el fin de empujarlas para poder remontar éste chorro.

Seguimos río arriba. Más adelante nos contaron que por esa zona había restos de asentamientos de tribus Karijonas.

Pasamos por la desembocadura de la quebrada Yaviyá, para llegar a una hermosa playa blanca en la cual paramos para pasar la segunda noche en la selva.

Luna llena, fuego y ron hicieron de ésta, una noche especial.

3cer dia. 11 abril. 57km
Playa Hormiga- Río Cuñare-Puerto Abeja- Chorros Jacameyá –Campamento 3

Una vez nos despertamos, nos percatamos que las hormigas se habían comido parte de las carpas y algo de ropa por eso, a éste campamento, lo bautizamos Playa Hormiga.

A las 8 am salimos en busca de la desembocadura del Río Cuñaré. Pasamos por Puerto Abeja, cuyo nombre se debe a la presencia de estos animales en ésa zona; y en donde Patricio construyó su estación de investigación

Más adelante llegamos a los Chorrros de Jacameyá en donde comenzó la odisea con éstas dos embarcaciones que, por su peso, se hacen muy difíciles de cargar.

Por eso es importante que ésta expedición se haga en “las Voladoras” y no en el tipo de
embarcaciones en que nosotros estábamos. Por éste grabe error de logística nunca llegamos a "El Estadio"

Allí tuvimos que dejar el bote grande y reducir equipaje para garantizar que todos cupiéramos en la barca más pequeña para seguir remontando el rio

Entre todos subimos la barca por el chorro en una hazaña que me recordó algunos episodios de la película Fitzcarraldo cuando el español pasó, arrastrando, un barco por plena selva

Mientras los chicos acababan de arrastrar la embarcación por el agua, los otros caminamos unos 20´ por la selva hasta encontrar un lugar apto para volvernos a montar a las mismas

Una vez todos en la balsa seguimos remontando el Mesay. Más adelante arribamos a un sitio llamado Mil Islas en donde el río se abre y forma decenas de islas.

Muy cerca de allí, al pie de una quebrada que desemboca al Mesay, rodeada de bellas piedras; desembarcamos para armar campamento.

La primera imagen que vimos fue la de una babilla en la orilla de la desembocadura. Estábamos, sin duda, en una selva virgen. Si bien esto le dio un toque exótico a la excursión; también llenó de nervios sobre todo a los que ésa noche dormirían en carpa

4to día. 12 abril. 49km
Campamento 3 – Mil Islas- Saramano-Mil Islas-Campamento 3-Jacameyá

Ese era el día para acceder a El Estadio. Amaneció lloviendo. Salimos tarde. Como subiríamos en una sola embarcación, solo fuimos los excursionistas y Alfredo el lanchero.

Un par de km más adelante tocó de nuevo subir el bote de madera por los chorros. Maniobra que nos demoró y nos desgastó mucho.

Una vez superado el chorro, seguimos, dejamos el Mesay y entramos en el Río Saramano. Lo remontamos un buen rato pero a las 3:00 p.m. el lanchero dijo que estábamos a tres horas de "El Estadio" y que no alcanzaríamos a llegar de día.

No podíamos creer que, a sólo unos cuantos km de nuestro objetivo, 15.5 km más en lancha y 2.5 km de caminada al Tepuy, nos íbamos a tener que devolver.

Varios contemplamos la posibilidad de quedarnos para llegar a "El Estadio" al día siguiente pero en vista de que no teníamos ni víveres, ni implementos para pasar la noche, optamos por desistir de ésa idea y emprender el regreso

Una vez llegamos al campamento empacamos de inmediato para empezar a devolvernos. Ese día llegamos hasta Los Chorros de Jacameyá en donde habíamos dejado el bote grande.

Allí pasamos la noche a pie de los chorros que, en algún momento, nos asustó pues su caudal creció y por poco inunda el campamento. Aprendimos que en éste tipo de sitios lo ideal es acampar en la parte alta de los barrancos como lo hacen los lugareños

5to dia. 13 abril. 52km
Jacameyá- Playa hormiga

Antes de seguir bajando, aprovechamos para pasar, en barca, al otro lado del río con el objetivo de conocer un sitio llamado Puerto Jerusalem.

Un lindo lugar de grandes formaciones rocosas que semejan puentes y cavernas. Allí caminamos unos 20 minutos entre estas antiguas rocas de las que también están hechos los tepuyes

Regresamos al campamento, empacamos y bajamos hasta Playa Hormiga, en donde de nuevo, dormiríamos no sin antes preparamos para repeler las hormigas

6to dia. 14 abril. 188km
Playa Hormiga-Puerto Santander

Éste sería el último trayecto en las barcas. Nos esperaba una larga jornada de casi 200km

Salimos de Playa Hormiga. Pasamos por entrada a río Yarí en el que nos detuvimos para ver la posibilidad de subir a los chorros de la Gamitana, uno de los atractivos turísticos de la zona; pero los lugareños afirmaron que no se justificaba ya que el río estaba alto y no se verían. En vista de esto seguimos derecho hasta Puerto Santander.

Es puntual tener en cuenta que el viaje en la barca no es cómodo y en algunos momentos se vuelve monótono ya que el paisaje es el mismo. En ése orden de ideas es bueno ir preparado sicológicamente para esto

Cayendo la tarde llegamos a Puerto Santander en donde finalizó ésta excursión que, si bien dejó un sinsabor por no haber logrado nuestro objetivo; nos brindó la posibilidad de internarnos en una de las pocas selvas vírgenes que quedan en el mundo y experimentar la sensación de viajar 6 días sin ver nada de civilización.