127.- Oropesa - Monasterio de Yuste (Cuacos de Yuste)

El Monasterio de Yuste es conocido mundialmente por ser la última morada del Emperador Carlos V, y en la actualidad es la sede de la ceremonia de entrega del Premio Europeo Carlos V.
Salimos temprano de Oropesa esta mañana fresca de verano aprovechando que aún no ha salido el sol para pedalear dirección noreste. Por el cordel de Oropesa llegamos hasta el establo de las Gallegas desde donde atravesaremos El Chiquero el cual finaliza en la Cruz de Ramón. En este punto tomamos el Cordel Real de Gallegos hasta las Ventas de San Julián.
Aquí vemos a los primeros madrugadores con sus paseos matutinos y a otros dirigirse en sus bicis a sus huertos para su cuidado.
Continuamos dirección este por el cordel, y en nuestro camino encontramos la yeguada de Sandaraca donde en sus frescos pastos con vistas a gredos pastan tranquilos sus caballos. Algo se nos cruza en nuestro camino.... un pequeño zorro! tratando de huir de nuestra vista.
En unos pocos cientos de metros encontramos la vereda del rosarito la cual nos indica que entramos en Extremadura. Tras cruzar el guardaganado entramos en la Dehesa del Gamonital la cual cruzamos de lado a lado desembocando en el canal de regadío de Tietar.
En este punto el paisaje cambia y dejamos atrás las dehesas para encontrar zonas inmensas de regadío de tabaco, pimientos y tomates. Tras unas decenas de kilómetros recorriendo dichas zonas entramos en el pinar de Las Boguillas.
El llaneo constante cambia radicalmente y las cuestas por el pinar comienzan. Poco a poco vamos ganando altura, y antes de llegar a la Fuente de La higuera donde realizamos una breve parada, se nos cruza un jabalí adulto que nos asusta al pillarnos desapercibidos. Continuamos nuestro camino en un constante sube y baja hacia el monasterio cruzando el puente Jaranda y el puente Valfrío hasta Cuacos de Yuste.

Realizamos una parada para contemplar esta localidad verata y sorprendernos de sus bellos rincones.

Continuamos ya para completar los últimos 2 kilómetros que nos separan de nuestro destino. Poco a poco vamos ascendiendo hasta llegar al Monasterio de Yuste donde disfrutamos a la sombra de inmensos plátanos de sombra.

Y mientras nos hidratamos, cansados pensamos.... ¡Valió muy mucho la pena el hacer esta ruta!