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1er Maratón BTT VALLE DE LIEBANA 2014

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Trail stats

Distance
33.62 mi
Elevation gain
6,844 ft
Technical difficulty
Very difficult
Elevation loss
6,844 ft
Max elevation
3,959 ft
TrailRank 
49
Min elevation
950 ft
Trail type
Loop
Time
6 hours 32 minutes
Coordinates
4863
Uploaded
November 23, 2014
Recorded
November 2014
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near Potes, Cantabria (España)

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Itinerary description

Todo empezó hace unas semanas, cuando descubrimos la próxima celebración del primer maratón Btt del Valle de Liébana. La idea de de ciclar por los sitios donde me había criado todos los veranos desde pequeño me seducía de sobremanera. De inmediato se me ocurrió que sería una gran idea compartir ruta con mis colegas Nacho y David y tras comentarles la idea, apenas tardaron en responder un si rotundo.
Pronto se solucionó el tema de alojamiento y traslado y, tras inscribirse, sólo quedaba esperar al día 23 de noviembre. Al grupeto ciclista se añadieron Java, Fran y Javi, lo que haría formar el quinteto de los tabanones.

Llegó el día 22 y con el la reunión. Tras dejar todo preparado en casa, procedimos a disfrutar de la compañía y de las artes culinarias que nos ofrecía el pueblo de Potes. Rabas, croquetas, cervezas, chupitos, cocidos lebaniegos, montañeses, chorizos y huevos aderezados con patatas y algún otro manjar al gusto de cada uno. Alguno aprendió que quizás hay que amarrar un poco el caballo a la hora de comer porque si no, al día siguiente sobre la bici, no hace más que darte coces. A eso de las 6 de la tarde, recogida de dorsales y la sudadera conmemorativa.

El día 23 tardó en llegar lo que tardó el 22 en acabar. Madrugón y desayuno, repaso a las bicis, elección de ropa y sobre todo, no hacer caso a Juanito cuando les decía que no fueran muy abrigados, que aunque nublado, el día y la ruta traerían calor.

A las 8.30 ya estábamos ante la salida. Los bikers nos mirábamos unos a otros, como las vacas al tren, comparando bicis y equipaciones, piernas y estados supuestos de forma. Había buen ambiente y ganas de empezar y disfrutar del sufrimiento. Sufrimiento de 45 kms de carrera y sobretodo de sus 2.200 metros de desnivel. No hay miedo chavales, ¿somos marines o maricas?

A las 9 en punto, tras la cuenta atrás, disparo de salida y palante. Un corto paseo neutralizado por Potes hasta el cruce de San Glorio y a partir de aquí, sálvese quien pueda. Empezamos la subida más larga del trayecto, casi 18 kilómetros de subida sin descanso por diferentes tipos de tramos que cada vez te iban acercando más al cielo. La subida te lleva por los pueblos de Porcieda y Tudes, con tramos muy complicados por las piedras sueltas y el desnivel y otros tramos de empujar y portar la bici. Se hace larga, muy larga.
Es aquí donde la profecía de Juanito sobre el calor empieza a hacerse realidad y la gente empieza a pelarse como plátanos. Fuera bragas del cuello, fuera manguitos, perneras, chalecos, chubasqueros....Rebajas en el Corte Ingles señoraaaaa.

Un poco antes de llegar al pueblo de Tudes, bajando por una pendiente empedrada, Fran me hizo una llave de Ninja y acabé con los huesos sobre las piedras de la trialera. Su cara de susto demandaba más dolor que mis propios músculos, así que, tras perdonarle la vida y decidir indultarlo de tirarle por el barranco hacia una muerte segura, procedimos a continuar sin ningún daño reseñable.

Desde Tudes, se ascendió hasta Sierra Campillo, donde encontramos el primer avituallamiento. Plátanos, chocolate e isostar para reponer fuerzas y afrontar unas de las subidas más duras del día y conseguir llegar a la cumbre después de casi 2 horas de subida. En éste punto de la carrera ya sólo quedábamos 3 de los 6 que iniciamos la ruta, bueno 4, para ser exactos. Fran, Yo y Nacho acompañado de su inseparable pájara dominguera. Los garbanzos con callos y los huevos fritos con chorizo y patatas buscaban su sitio en el maletero de su bici. Zampabollos, que eres un zampabollos Nacholoooooooo.

Ya en la cumbre, foto de rigor e iniciar la bajada hasta Soberado. Nos abrigamos bien y nos disponemos a disfrutar de una bajada espectacular entre bosques infinitos adornados por la belleza otoñal. Mucho cuidadín en la bajada porque, los tramos ciclables se mezclaban con rampas imposibles donde los frenos no eran capaces de aguantar la inercia de la bici. Es la primera vez en mi vida que los frenos huelen a quemado. Piedras sueltas, agua y barro nos condujeron hasta Soberado donde nos despojamos de la ropa de abrigo y un chavalín muy majete nos limpió la bici con una manguera y nos dió ánimo para el siguiente tramo.

Desde allí atravesar Valcayo, Señas, Pollayo, Vada, Vejo. Estos tramos combinaban subidas y bajadas entre bosques y prados de una belleza incomparable. Si alzabas la vista podías ver todo el tramo ya recorrido a lo lejos y allá, a lo lejísimos, los tramos que aún nos quedaban, gobernados por la majestuosidad de la Cruz de la Viorna al fondo. Sólo quedaba apretar los dientes, agachar la cabeza y seguir pedaleando porque, al final, este deporte se trata de esto, echarle arrestos y seguir dándole a las piernas.

Poco a poco Nacho se iba encontrando algo mejor y poco a poco iban cayendo los kilómetros. Hasta que legamos al pueblo de Enterrías, donde los que caímos fuimos Nacho y el que suscribe. La bajada por el pueblo era por una calle asfaltada de cemento rayado con un canal de desagüe por el medio, tipo carril de Scalextric. La voz de Fran tras de mi me advirtió que Nacho había caído y, al girarme a mirar, lo siguiente que sentí fue un terraplén de tierra en el que acabé incrustado. Segunda caída del día y segunda sin consecuencias. Al volver hacia atrás para buscar a Nacho la cosa ya no pintaba tan bien. Sangre en la rodilla, la muñeca hinchada, y el hombro con un golpe descomunal, pero, con la sensación de alivio de que podía haber sido mucho peor ya que, con el casco y su cabeza dentro del casco, había partido en dos un brazo de cemento que salía por el suelo para proteger un canalón de desagüe de agua. Sin duda, un gran susto con consecuencias mínimas para lo que podía haber sido aunque, las secuelas aún le duraran unas semanas. Desde aquí Nacho demostró la buena raza riojana de que está hecho y, aunque le dijimos de abandonar, decidió seguir adelante..¡¡¡dos cojones ahíii, brother!!!

Seguimos ascendiendo por pistas de montaña, la Cruz cada vez se veía más cerca pero, aún estaba lejos. Pasamos por encima de Toranzo y llegamos a Campollo, punto del segundo avituallamiento, donde, después de comer y beber algo, charlas con las chavalucas que lo regentaban, empezamos el más que penoso ascenso final a la Viorna.

Se hizo largo, muy largo. El estado físico de Nacho era cada vez peor debido a la dureza del terreno y en mucho tramos decidimos echar pie al suelo y empujar la bici. Mucha piedra suelta y mucha pendiente no ayudaban a la maltrecha muñeca de Nacho, pero el tío tampoco se quejaba si no le preguntabas. Por fin, a lo lejos y ya por debajo de nuestra altura, se divisaba la Cruz. Imponente, con sus casi 12 metros de alto y 5 metros de envergadura y esa sonrisa de que aquí, la que manda soy yo. Después de la pertinente foto de victoria y conquista empezamos el descenso a Maredes por Retumbia.

El descenso, sin duda, el más peligroso que he hecho en mi vida bicicletera. Piedras enormes, raíces, agua, barro y el cansancio hicieron que la mayoría del tramo se hiciera a pie, porteando la bici. Todo lo que tenía de bonito lo tenía de peligroso y, todo el que pasó por allí, sabe de sobra que me quedo corto.

Llegamos a Maredes donde sólo quedaba el último tramo de descenso hacia Potes. Un muchacho de la organización nos advirtió que estaba más que peligroso por el paso de los ciclistas y la gran cantidad de agua y barro que tenía. Tras deliberar y sopesar el estado físico de Nacho y la jartura de bici que ya llevábamos, decidimos bajar por la carretera que nos llevaría hasta el cruce de La Vega de Liébana donde cogeríamos la carretera de San Glorio hasta Potes, donde llegamos después de casi seis horas y media y me importa tres cojones la posición final.

A pesar de todo lo que pasamos, disfruté como un enano y sin duda volveré ha hacerlo algún día y , espero poder hacerlo con la misma compañía. Disfruté del ciclismo de montaña como nunca, pero también sufrí como sólo se sufre encima de una bici. Disfruté del compañerismo de Nacho y Fran, los mejores escuderos para este caballero andante. Cumplimos la promesa de salir y llegar juntos, que para mi fue la mejor lección de esta ruta. Aprendí de Nacho que,. a pesar de todo, si se quiere se puede. Sufrí viéndole sufrir pero disfruté de cómo disfrutó y se sintió orgulloso de él mismo al llegar a la meta. También aprendí de Fran que, a pesar de ir sobrado de fuerzas, tirar de su amigo y ayudarle a llegar, le valió mucho más que quedar 80 puestos más adelante, que yo se que lo podías haber conseguido. Gracias a los dos por el día que pasamos juntos, inolvidable. Quedamos dentro de un año para poder quedar unos 10 puestos más adelante.

Por último, felicitar a Javi, Java y David por la gran ruta que hicieron. Gracias por el fin de semana que pasamos juntos. Ha sido un placer conoceros, Javi, Fran y Java y, como siempre, ha sido un lujazo volver a veros a Nacholo y David. Nos vemos pronto.


Waypoints

PictographSummit Altitude 3,595 ft
Photo ofavituallamiento 1 Photo ofavituallamiento 1 Photo ofavituallamiento 1

avituallamiento 1

Camino

PictographPanorama Altitude 1,384 ft
Photo ofCamino Photo ofCamino Photo ofCamino

Camino

Camino

PictographSummit Altitude 3,563 ft
Photo ofCruz de la Viorna Photo ofCruz de la Viorna Photo ofCruz de la Viorna

Cruz de la Viorna

Construcción

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