2/2016-Arroyo-Barcena-Orbaneja-Pesquera-Rio Ebro-Dobro

El perfil de la etapa ya indica dónde se encuentran los dos principales tramos de dificultad (inicio y final del recorrido), si bien ambos casos requieren más la dosificación de esfuerzos que un derroche de energía baldío.
El trazado hasta Orbaneja del Castillo supone circular prácticamente por carreteras secundarias sin apenas tráfico, salvo algún tramo de pista de tierra de corta longitud.
El mirador del Cañón, ubicado hacia la mitad de la primera ascensión ofrece la oportunidad de disfrutar de buenas vistas panorámicas del entorno, con el Santuario de Nuestra Señora de Montesclaros como guardián de valle.
En Bárcenas de Ebro se realiza una parada técnica y se visita la singular ermita/iglesia, con su espadaña-campanario al que se puede acceder libremente desde el exterior. El nombre del río que cruza esta población añade un motivo adicional de chanza.
Orbaneja del Castillo y sus inmediaciones se hacen acreedores de una parada reposada para admirar la obra de la naturaleza sobre las montañas de su entorno. Los numerosos rincones con encanto que ofrece esta población -- saltos de agua, oquedades en las rocas de formas caprichosas, construcciones tradicionales y bien cuidadas, etc. – son un verdadero regalo para los ojos del visitante.
Es aquí donde también se reponen fuerzas, degustando las abundantes y bien preparadas viandas que ofrece el bar El Arroyo. (Recomendable). Una zona verde a las afueras de la localidad permite a los integrantes del grupo – sin excepción alguna – despachar una siesta, reducida en el tiempo pero intensa y reparadora.
Desde Orbaneja del Castillo hasta Pesquera de Ebro el recorrido se realiza aprovechando una senda/pista que discurre por la orilla del río Ebro, en algunos puntos estrecha, pero en medio de un entorno de agua y verde vegetación muy agradable y placentero.
La ascensión a Dobro, por carretera, no presenta mayor dificultad que el propio cansancio de los kilómetros acumulados, lo que requiere realizarla a un ritmo acorde a la reservas de fuerzas de cada uno.
La Nogala, en Dobro, es el alojamiento rural que se ha contratado para pernoctar. Se trata de una antigua casona de piedra muy bien restaurada sin perder las esencias de su larga vida. La multitud de detalles situados armoniosamente por todo el edificio hacen de este lugar un rincón agradable para el descanso. Las habitaciones, amplias, limpias y confortables. Sin duda, un lugar recomendable para descansar si se viaja por la zona.
El buen tiempo, soleado prácticamente en todo momento, puso de broche de oro a una jornada ciclista en que, amén de lo necesariamente comido y bebido, la compañía de los integrantes arrepechucos fue lo más estimable. ¿Se puede pedir más?