20150808-La Isla-Selorio-Priesca

Entretenida ruta que nos conduce a lugares muy pintorescos del territorio entre Colunga y Villaviciosa, tanto de la costa como del interior, por un terreno mayoritariamente rodador aunque no exento de alguna parte muy divertida.
Salimos de La Isla y siguiendo el impresionante trazado de la senda de los Misterios del Mar vamos bordeando el acantilado hasta el pueblo de Huerres, don de habíamos quedado con algunos compañeros de ruta.
De Huerres bajamos a Colunga, aunque sin entrar en la villa, desviándonos por San Juan de Duz hacia una caleya que nos baja a la playa de La Griega, que cruzamos, para ascender por su extremo por una vía asfaltada que nos deja en la carretera que une Colunga con Lastres, más o menos a la altura del Museo Jurásico de Asturias.
Seguimos hacia Lastres y justo a la entrada nos desviamos hacia la izquierda, hacia el cuartel de la Guardia Civil, por una fuerte cuesta que nos lleva a la parte alta del pueblo. Cruzamos nuevamente la carretera y atravesamos el parque de la iglesia de Santa María de Sádaba hacia el mirador de Lastres, donde toca la foto de rigor, que sirve además para retomar el aliento después de esta fuerte subidita.
Desde aquí seguimos por los caminos de albero que unen Lastres con Luces, en dirección a su faro, que nunca sé si es de Lastres o de Luces. El caso es que se llame como se llame, las vistas desde aquí son tremendas, de todo el altísimo acantilado, hasta Tazones, y hacia el interior, con los Picos al fondo.
Desde aquí seguimos por un trazado de caminos de tierra y carreteras sin tráfico hacia Selorio, en plena ría de Villaviciosa. Justo antes de empezar la última bajada, el camino nos regala una panorámica impresionante del estuario que forma con la playa de Rodiles.
Desde Selorio tenemos que seguir la carretera en dirección a Villaviciosa. Como es sábado de agosto y hace buen tiempo, encontramos bastante tráfico, pero todo de cara. Justo al confluir con la N-632, por fin, nos desviamos, siguiendo el trazado del camino de Santiago, pero en sentido inverso, hacia Sebrayu, donde pasamos junto a su albergue de peregrinos con un rodar tranquilo, tipo verano azul.
El camino nos lleva debajo del viaducto de la autovía del Cantábrico, y justo aquí, lo abandonamos adentrándonos hacia el interior. Aquí empieza un tramo de unos 2 km que es una verdadera gozada. Es un sendero prácticamente salvaje que avanza paralelo al arroyo obligándonos a cruzarlo en varias ocasiones. Me imagino que en invierno esto sea una auténtica faena, pero hoy hace un día fantástico y cruzar el río montado en la bici resulta refrescante y divertido.
Pasado este tramo, toca subir por una caleya empinada hasta Priesca.
El grupo es heterogéneo y hay gente que no está muy de andar en bici, que ya tiene un mérito tremendo que hayan llegado hasta aquí, así que pese a que inicialmente teníamos previsto algún otro tramo de camino, decidimos que ya ha estado bien por hoy, y que lo más práctico será una retirada honrosa, por las pequeñas carreterucas que pasando por La Llera, Pernús y Colunga, nos devolverán a La Isla.
La ruta la calificaré de moderada porque no dejan de ser casi 50 km, y por incluir algunos repechos considerables, pero técnicamente no ofrece mayor dificultad que la de tener que cruzar el arroyo de Sebrayo en cuatro o cinco ocasiones, pero que si a uno no le importa mojarse los pies, tampoco lo será tanto.