2016-09-03 Linares-Arniciu-Sellon-Vegareonda-Arniciu-Gobezanes-Abantru
near Abantro, Asturias (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hacia tiempo que mi hijo quería estrenar su bici nueva en zona de piedras...y vaya si hubo piedras, y también algunas caídas sin grandes consecuencias por fortuna.
La primera parte de la ruta hasta Arniciu, por carretera, (este tramo de track es copiado ya que no arranque el reloj). En Arniciu un corto descenso por carretera nos mete de lleno en la ruta del Sellon, ganamos altura poco a poco sin grandes dificultades hasta llegar al inicio del camino real donde la calzada y sus piedras hacen su aparición. El dia esplendido y caluroso, la visibilidad inmejorable. Siempre que he venido aquí me coincidió suelo mojado y resbaladizo. Negociamos con cierta habilidad estos tramos iniciales si bien el ímpetu de la juventud hace que mi hijo mayor se de brucen contra el suelo dejando el rostro en una piedra, no se volvería a repetir pues no hay mejor lección que la que se aprende en propia carne. Continuamos descendiendo por la calzada, hay tramos muy bien conservados y otros muy desconchados con grandes saltos. En un recodo el retoño pequeño hace su caballito particular y se va por el precipicio quedando colgado de una piedra y en la otra la bici...en fin, ruta accidentada. Las vacas nos acompañan, las vamos persiguiendo, las pobres no ven manera de quitarse de delante. La ruta prosigue hasta detenernos el las praderías de la ermita del Sellon dando vistas al otro lado del valle, preciso lugar. La ruta va perdiendo altura poco a poco, yo también pruebo la dureza del suelo al bloquear la bici contra una piedra tras un salto. ! He abollado un testículo...!. Vistas inmejorables.
Dejamos el camino real principal con un giro de 180º para bajar a Capereda y Vegaredonda en la carretera de Infiesto-Arniciu-Caso. Este tramo es bastante técnico entre piedras, se disfruta y se sufre, salimos a una campera con caballos que nos lleva a un zig-zag muy complicado de bajar montado por los saltos y giros cerrados. Al final de este tramo una portilla cierra el paso y da acceso a la Cabaña del Álamo Pingon, como así reza en un letrero. Allí se inicia una pista que es un lujo asiático comparado con lo que traemos en este ultimo tramo. Este bajada es rápida, el camino cerrado entre un bosque frondoso, hay tramos muy pendientes de hormigón húmedo en los que hay que prestar atención, algún vehículos a motor aparece de repente, también son riesgos a controlar.
Tras estos tramos de pista entramos en el poblado de Caperea y en seguida el cemento y el asfalto nos dejan en Vegaredonda en la carretera de Infiesto a Caso. Paramos en el bar tienda, hay muchos cazadores, hoy se abrio la temporada, reponemos líquidos y descansamos un rato. Estamos llenos de artos y todos ensangrentados. Los camino se van cerrando y la maleza invade todo. Prácticamente tenemos decidido seguir por carretera hasta Arniciu desechando la opción de subir por las Cuevas o por la siguiente opción a la Trapa para caer a Abantru o Tanes. Tras el descanso, cada uno a su ritmo subimos los casi 14 kilómetros que nos separan de la Collada de Arniciu. Por el camino una vaca acompaña en un recodo de la carretera a su ternero muerto, (¿instinto maternal?). Coronamos con calor y solo nos resta descender por buena pista de Arniciu a Gobezanes a toda velocidad negociando algunas curvas con algo de grava suelta y algún que otro tramo de hormigón. Desde Gobezanes el asfalto nos vuelve a acompañar hasta Linares donde reponemos líquidos en el Bar de Avelino antes de subir al pueblo de Abantro donde concluimos la ruta.
La ruta físicamente no es muy esigente, técnicamente no sirve para todo el mundo. Los caminos están bastante cerrados por la maleza, algunos yo creo que solo funcionan por que el propio ganado con su paso impide que se cierren.
La primera parte de la ruta hasta Arniciu, por carretera, (este tramo de track es copiado ya que no arranque el reloj). En Arniciu un corto descenso por carretera nos mete de lleno en la ruta del Sellon, ganamos altura poco a poco sin grandes dificultades hasta llegar al inicio del camino real donde la calzada y sus piedras hacen su aparición. El dia esplendido y caluroso, la visibilidad inmejorable. Siempre que he venido aquí me coincidió suelo mojado y resbaladizo. Negociamos con cierta habilidad estos tramos iniciales si bien el ímpetu de la juventud hace que mi hijo mayor se de brucen contra el suelo dejando el rostro en una piedra, no se volvería a repetir pues no hay mejor lección que la que se aprende en propia carne. Continuamos descendiendo por la calzada, hay tramos muy bien conservados y otros muy desconchados con grandes saltos. En un recodo el retoño pequeño hace su caballito particular y se va por el precipicio quedando colgado de una piedra y en la otra la bici...en fin, ruta accidentada. Las vacas nos acompañan, las vamos persiguiendo, las pobres no ven manera de quitarse de delante. La ruta prosigue hasta detenernos el las praderías de la ermita del Sellon dando vistas al otro lado del valle, preciso lugar. La ruta va perdiendo altura poco a poco, yo también pruebo la dureza del suelo al bloquear la bici contra una piedra tras un salto. ! He abollado un testículo...!. Vistas inmejorables.
Dejamos el camino real principal con un giro de 180º para bajar a Capereda y Vegaredonda en la carretera de Infiesto-Arniciu-Caso. Este tramo es bastante técnico entre piedras, se disfruta y se sufre, salimos a una campera con caballos que nos lleva a un zig-zag muy complicado de bajar montado por los saltos y giros cerrados. Al final de este tramo una portilla cierra el paso y da acceso a la Cabaña del Álamo Pingon, como así reza en un letrero. Allí se inicia una pista que es un lujo asiático comparado con lo que traemos en este ultimo tramo. Este bajada es rápida, el camino cerrado entre un bosque frondoso, hay tramos muy pendientes de hormigón húmedo en los que hay que prestar atención, algún vehículos a motor aparece de repente, también son riesgos a controlar.
Tras estos tramos de pista entramos en el poblado de Caperea y en seguida el cemento y el asfalto nos dejan en Vegaredonda en la carretera de Infiesto a Caso. Paramos en el bar tienda, hay muchos cazadores, hoy se abrio la temporada, reponemos líquidos y descansamos un rato. Estamos llenos de artos y todos ensangrentados. Los camino se van cerrando y la maleza invade todo. Prácticamente tenemos decidido seguir por carretera hasta Arniciu desechando la opción de subir por las Cuevas o por la siguiente opción a la Trapa para caer a Abantru o Tanes. Tras el descanso, cada uno a su ritmo subimos los casi 14 kilómetros que nos separan de la Collada de Arniciu. Por el camino una vaca acompaña en un recodo de la carretera a su ternero muerto, (¿instinto maternal?). Coronamos con calor y solo nos resta descender por buena pista de Arniciu a Gobezanes a toda velocidad negociando algunas curvas con algo de grava suelta y algún que otro tramo de hormigón. Desde Gobezanes el asfalto nos vuelve a acompañar hasta Linares donde reponemos líquidos en el Bar de Avelino antes de subir al pueblo de Abantro donde concluimos la ruta.
La ruta físicamente no es muy esigente, técnicamente no sirve para todo el mundo. Los caminos están bastante cerrados por la maleza, algunos yo creo que solo funcionan por que el propio ganado con su paso impide que se cierren.
Waypoints
Risk
0 ft
Tramo trialero
Waypoint
0 ft
Capereda
Capereda
Information point
0 ft
Camino trialero
Camino
Waypoint
0 ft
Abantru
Comments (1)
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Realizar esta ruta con Axemeya y sus hijos ha sido una experiencia maravillosa. Los chicos son jóvenes, ágiles como ardillas y no exentos de una fortaleza y resistencia envidiable. Se nota que les falta por pulir un poco la técnica, pero les vas dando algún consejo sobre la marcha y se empapan y al momento lo hacen como expertos. A uno de ellos le gusta el descenso, los derrapajes y esquivar los obstáculos. Al más joven le va la escalada y échale un galgo. La ruta está perfectamente descrita por axemeya y no hay más que decir. Día fantástico de sol, por unos pasajes maravillosos donde amistad, bicis, montaña y cielo se funden al unísono.