2021-06-04 E1 Rioja. Miranda de Ebro-Cuzcurrita del rio Tiron (IBP 62)

Etapa que se encuadra dentro de la ruta por la Rioja Alta, la Rioja Alavesa, la Sierra de Cantabria, los Montes Obarenes, la Sierra de la Demanda, la sierra de Cameros, y el rio Ebro durante 5 dias.
Hemos viajado en furgoneta cinco personas y tres en el coche. Nos reunimos en Altube para comer algo en el área de servicio. Dejamos el área y la furgo toma el camino equivocado. “…. En Pamplona hay una rotonda…”, solventamos con pocos kilómetros el error.
15:00 llegamos a Miranda de Ebro a la zona del estadio Anduva, sacamos las bicis de la furgo y montamos. Todo el viaje llovio, en Miranda no llueve el día gris y tristón. Iniciamos ruta sobre las 15:30 atravesando la ciudad.
Sobre el puente de Carlos II y frente al Castillo de Miranda sacamos la primera imagen de la ruta. El tiempo parece que nos acompañara, ha dejado de llover.
Miguel y Alberto optan por seguir una carreterilla local que evita pasar los montes Obarenes por los cerros y collados.
En esta primera etapa una montaña alargada y cerrada de encinas nos oculta el paisaje hacia el sur. Son las estribaciones de los Montes Obarenes, comarca complicada y boscosa atravesada por barrancos y cañadas, deshabitada. Aquí en tierras de Burgos, se refugia el Monasterio de Herrera, conocido como Yermo Camaldulense de Monte Corona de Nª Sª de Herrera. Por el que pasaremos, este se eleva en Herrera, aldea deshabitada de antiguo, en el fondo de un valle rodeado de cimas y bosque cerrado. Campos cultivados de trigo y amapola. Quedan algunas casas y unas salinas que aprovechaban el caudal de un manantial del que los depósitos aún son visibles. Abandonaremos los Montes Obarenes por Villalba de La Rioja y nos encaminaremos al Rio Tirón para concluir jornada en Cuzcurrita después de atravesar los primeros viñedos.
Desde el puente, en Miranda, iniciamos ruta, unos tres kilómetros de asfalto nos dejan frente a las graveras y el camino de tierra, poco a poco se mete entre encinas y pinos, hasta dejarnos en la pista técnica de San Juan del Monte que descartamos al ser en ascenso y tener muchas opciones de tener que portear. Nos metemos en el área de San Juan de monte. Lo primero que llama nuestra atención es la cantidad de merenderos y casteas que pertenecen a distintas peñas, en su mayoría nos parecen nombres vascos. Tras pasar estos merenderos continuamos dejando el camino principal para ir a ver el Ermitaño, se trata de un mirador con una imagen gigante de San Juan el Ermitaño, unas fotos y continuamos. Tomamos una senda en busca del mirador y la ermita de San Juan, está en seguida se ensancha, en fuerte pendiente, una cadena cierra el paso la cual elevamos y pasmos bajo ella, Poco más arriba se inician tramos hormigonados y húmedos. Desde el mirador tenemos Miranda de Ebro al fondo.
Se podría decir que estábamos “mirando Miranda desde el mirador…..”
Continuamos en fuerte pendiente no muy larga hasta la ermita, lugar impactante chulo en un entorno bonito boscoso, enigmático. Se ven cortafuegos y se adivinan las sendas a seguir. Retornamos sobre nuestros pasos en busca de la senda de Herrera, pero…. al llegar a la cadena a Toño se le olvido la cabeza… vuelve a subir hasta la ermita a por ella, menos mal que lleva una e-bike.
El camino ahora se nos antoja limpio, cuidado y divertido hasta que tengo la feliz idea de ir a la fuente de las Cárcavas, un camino que se inicia con una potente rampa y en que no encontramos la fuente sino un barrizal que se pega a la rueda y precisa de un gran esfuerzo para ir sobre la máquina. Volvemos de la NO fuente en busca del camino y por este y su barro a salir a la pista principal donde tenemos que quitar el barro que bloque a la rueda de las bicis de Morcate y Pablo, yo la limpio saltando y bajando. Tras un recodo del camino principal a lo lejos tenemos la primera visión del monasterio Camaldulense. El monasterio se encuentra en un lugar idílico, rodeado de masa vegetal, al menos en la lejanía, Nos acercamos entre arboles hasta sus muros y sus puertas. El monasterio, rodeado por una alta muralla de piedra que impide el acceso y la visión franca. Sólo se divisa una espadaña barroca sin campanas, un torreón cuadrado con el reloj y un bonito portón cubierto por una tejavana por donde los monjes y los visitantes acceden como así reza en el horario allí dispuesto. Los únicos sonidos que nos acompañan son el de los pájaros y el freno de Toño.
Vamos bordeando el monasterio en descenso metidos en la segunda senda de Herrera en busca de la cueva de Herrera, en la que no nos detenemos, el camino nos lleva a las salinas una balsa con salitre en piedra con varias construcciones derruidas, un lugar con un cierto halo de nostalgia, a nuestra derecha un escondido puente de madera que no nos pasa desapercibido, es el camino que seguimos el cual se empina obligándonos a darlo todo para superar algunos de sus tramos. Buscamos la fuente del Pucherillo que no encuentro en el desvió que suponía, pero pocos metros más arriba, allí se encuentra, medio derruida muy deteriorada. Coronamos en una zona llamada los Llanejos y tras un corto descenso por pista salimos al asfalto. Veo en el GPS una senda que puede ser atractiva pero esta cerrada en maleza así que nos vamos por asfalto siguiendo a Toño que tomo sabiamente ese camino. A mitad de recorrido un hermoso mirador sobre Villalba de la Rioja y sus viñedos. Es el primer frontón que vemos en uno de estos pueblos de los muchos que veremos.
Desde aquí a Cuzcurrita son 8 millas marinas por el primer mar de viñedos. Alargamos los caminos de tierra para navegar por este mar hasta Angunciana. En Agunciana la tierra se convierte a tramos en asfalto y nos lleva a Cihuri y el barrio del Priorato de San Millan de la cogolla con sus construcciones rupestres y el cruce de los ríos con un conservado puente romano, cambiamos de margen, volvemos a cambiar, pasamos por la Ermita de Nuestra Señora del Tironcillo . Entramos en Cuzcurrita del rio Tirón a la Plaza Mayor donde tomamos nuestros primeros vinos y gildas en el bar la Plaza frente a iglesia de San Miguel Arcángel.
Ya tenemos los deberes hechos, las bolsas en el hotel Botero, han recogido el coche en Miranda y lo llevaron a Haro, allí han recogido a Jorge que ha llegado desde Valencia y se han quedado a tomar un vino en Casalareina, todo ok. Nos despedirnos de nuestra primera sierra, corta pero intensa en esta plaza mayor, solo resta recorrer un tramo por el pueblo hasta el hostal el Botero, dejamos las bicis y nos vamos a las habitaciones
Lavados y aseados bajamos a tomar unos vinos mientras nos reunimos, la chica que atiende inicialmente era un cardo…, en el comedor hasta pinchaba, a la hora de servirnos la cena se convirtió en una flor y su marido también. Teníamos la cena contratada todo correcto.
Tras la cena en dos mesas por eso del coronavirus unos invisibles ponen fin al primer día de ruta.
La ruta es bonita y atractiva, técnicamente no presenta problemas y físicamente no es fuerte, se puede clasificar como fácil, merece la pena este recorrido.