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27.11.2016 Ruta Asturcón Btt por el Concejo de Salas

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Trail stats

Distance
22.93 mi
Elevation gain
3,205 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
3,199 ft
Max elevation
1,730 ft
TrailRank 
28
Min elevation
151 ft
Trail type
Loop
Time
5 hours 7 minutes
Coordinates
2204
Uploaded
November 29, 2016
Recorded
November 2016
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near Mallecín, Asturias (España)

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Itinerary description

Mini-Crónicas Asturianas.

27.11.2016 RUTA ASTURCÓN-NONAYA

Como en cualquier gran relato, el fin no es el plato principal de la mesa y hay que dar la misma importancia a los entrantes y a los postres…

Hace unos días nuestra simpatiquísima Irene nos asaltaba, mientras estábamos de terraceo a esa hora más o menos en la que la carroza se convierte en calabaza y algún que otro asturiano en hombre-lobo, para comentarnos que los amigos del Asturcón Btt estaban interesados en hacer una ruta de las suyas por el Concejo de Salas. Cómo no nos íbamos a implicar…

Así es como, paradógicamente, los nonayeros y algunos amigos y amigas más acabamos siendo invitados por el Club Asturcón Btt a hacer una guapa ruta guiada… por nuestro propio “patio de juegos”.

09.00h. Polideportivo de Salas. Por aquello de la inversión térmica, en el valle hace un frío de mil demonios que invita más a quedarse bajo la manta de cuadros escoceses que no a coger la bici aún cuando Lorenzo intenta desperezarse y lucir con fuerza.

Me acerco tempranín para confirmar que lo poco que aportamos esté en orden: Agua caliente en las duchas, mangueras para lavar las bicis a la vuelta… e ir recibiendo a los compañeros según van llegando. Saludos, presentaciones, besucos… somos aproximadamente cuarenta bikers. Ambientazo.

09.30h. Tras las pertinentes fotos de grupo y con puntualidad británica, comenzamos a rodar por las calles de Salas en dirección a Mallecín donde, llevando apenas ochocientos metros de ruta, Daniel nos saca de lo negro por la derecha para ascender por una estrecha caleya entre murias y praos de firme “culebrizo” –durante toda la semana ha estado diluviando– en la que quien más quien menos acaba de quitarse las legañas a base de subir piñones y sacar lo mejorcito de sus habilidades trialeras para intentar subir el repecho sin poner pie a tierra.

Desde el alto, suave descenso hasta ponernos unos metros paralelos a la carretera N-634 y adentrarnos en el núcleo urbano de Otero.

Apretamos pedal por una pendiente calle de hormigón que dejamos enseguida para tomar a la derecha la pista que nos sube al Pico del Cerro-La Sala durante unos tres kilómetros inmersos en un multicolor paraje de castaños, robles, setas y gnomos. El suave rumor de las aguas de la Reguera Oscura, que van cayendo entre salto y salto de antiguos molinos, acaban de poner el fondo “musical” a la estampa.

Pk. 6+000. Pico del Cerro. En el cruce, hacemos una “parada técnica” para reagruparnos mientras contemplamos las últimas vistas del valle de Salas que se cierra hacia el Oeste en una estrecha cañada entre el monte del Viso y el Rebollín.

Aquí, nuestro amigo Alejandro, que lleva la única fatbike del grupo, nos tiene que dejar por un inoportuno problema mecánico. Los rodamientos del eje de pedalier han muerto y el ruido que hacen pone los pelos como escarpias al más valiente. Al menos le queda el consuelo de que todo lo que hemos subido lo va a disfrutar bajando “a taco” sobre su montura de 4.80” de rueda…

En esto aparece Violeta, que viene cerrando el grupo, y ya podemos seguir cresteando ahora por la sierra de La Traviesa sobre una blanca pista de arena que va haciendo suaves toboganes en ligero descenso hasta llegar al Llanón, donde nos espera la sempiterna –está ahí verano e invierno– charca de agua de difícil vadeo. A veces se deja cruzar y otras no. Y hoy, para mí particularmente, es que no.

Con un pie seco y el otro chorreando volvemos a adentrarnos en bosques de castaños y robles centenarios con aromas de Tolkien mientras vamos, en amena compañía de Pantany e hijo, ganando metros hasta La Tejera, a 527 metros sobre el nivel del mar y “cumbre” de la ruta de hoy.

Rápido descenso hacia el Llano La Sierra por pista de hormigón hasta el fondo del valle, donde tomamos a la siniestra un camino con profundas roderas marcadas en el barro y alguna piedra suelta que nos lleva a salir a la SL-7 en La Planadera.

Rodamos ahora sobre asfalto ganando rápidamente metros por la incisiva pendiente de la carretera que zizaguea por la ladera hasta hacer un brusco cambio de dirección entre las casas de El Picunal. El suave ascenso, de nuevo por pista bien pisada, nos lleva por la cresta hasta el Alto del Xerru, donde hacemos una parada para reagruparnos, comer un pinchín y beber algo al lado de dos “nidos de ametralladoras”, vestigios histórico-militares de la guerra civil. Abro un inciso:
Los nidos de ametralladora que encontramos en Nava se construyeron por el “Batallón Carrocera” Nº210 del bando republicano y corresponden al denominado Sector Traviesa del Frente Occidental. Con las tropas nacionales en Grado y Cangas del Narcea y avanzando por Salas hacia Cornellana, se construyeron estas fortificaciones como un último intento de frenar ese avance, sin conseguirlo. La arena y grava para su construcción se subía a lomos de mula desde el río en Alava por la pista empedrada por la cual bajaremos después.

Forman parte de un conjunto mayor, en el que podemos encontrar, además, refugios, trincheras y parapetos.

Estos elementos se concentran exclusivamente en las lomas comprendidas entre Nava, Álava y Bárcena, estratégica zona situada sobre la confluencia de los ríos Pigüeña y Narcea. Toda esta fortificación protegía una posible entrada de las tropas nacionales por el valle de Cermoño hacia Cornellana. Como muestra la fecha inscrita en dos de los nidos de ametralladora, se construyó todo en octubre de 1937, días antes del final de la Guerra en Asturias, que se produjo el 21 de octubre (WikiLuis).

Pk. 12+800. 11.45h. Acabados los bocatas reanudamos la marcha y nos enfrentamos ahora al técnico descenso, por el camino de las mulas, a media ladera con un delicado firme de piedra desnuda aderezado con las humedades propias de la época que, a más de uno y de dos, acaba dándoles un susto en forma de patinada cruel…

Aunque, moderando la velocidad la bajada no reviste mayor peligro, sí que juega un fuerte papel sicológico las vistas que hay desde aquí arriba al valle del Narcea. Cuatrocientos metros de desnivel que dan la sensación de que estas colgado en un cortado de la montaña.

Tres kilómetros y medio en los que hemos podido ver el arduo trabajo de desbroce que han hecho en días anteriores los amigos de Asturcón Btt (por aquí mismo habíamos pasado hace dos semanas y estaba imposible de zarzas y matos) y nos detenemos al lado de la ermita de Sta. María de Alava. Reagrupamiento. Todos bien, continuamos…

Otro fuerte descenso hasta el Coto las Mestas y rodamos ahora un breve sendero por la margen izquierda del salmonero río Narcea. De tanto en tanto encontramos “plantaciones” de ortigas que me recuerdan insistentemente porqué no he venido hoy con el culotte largo…

Saliendo a un claro ya vemos carteles que indican “La Ruta del Salmón” que precisamente estamos ciclando. El sendero da paso a un camino más ancho, con zonas recientemente desbrozadas, que nos llevan paralelos al cauce en suaves toboganes sube y baja de fácil rodar, lo que nos permite ir disfrutando de las espectaculares vistas de los rápidos del río y el valle del Narcea.

Cinco mil metros más adelante, el camino desemboca en una antigua caja de ferrocarril. De nuevo, un inciso:
En Abril de 1903 se presenta el proyecto “Concesión del tranvía de vapor de Muniellos (Bosna) a Cornellana por el valle del Narcea”, promovido por la empresa “Sociedad General de Explotaciones Forestales y Mineras “Bosna Asturiana”, constituida con capital asturiano, vasco y francés. Pretendía la construcción de un ferrocarril de vía métrica para dar salida a los potenciales recursos madereros, hullero-metalúrgicos y agropecuarios de todo el valle del Narcea, desde Muniellos hasta Pravia, donde enlazaría con el Ferrocarril Vasco-Asturiano hasta el puerto de San Estéban. Asimismo, estaba previsto un ramal desde Salas a Cornellana, siguiendo el mismo trazado de lo que hoy es la carretera N-634.

El proyecto cayó en el olvido hasta la década de 1940. Tras la Guerra Civil Española, la idea de construir el ferrocarril retoma fuerza, y por decreto de 2 de abril de 1943 se declara de urgente construcción como ferrocarril secundario. El ancho sería métrico, y la dureza de algunos tramos recomendaron su electrificación.

Desde Pravia, donde enlazaría con el Ferrocarril Vasco–Asturiano para alcanzar el puerto marítimo de San Esteban de Pravia, discurriría por la vega de Forcinas alcanzando la confluencia de los ríos Nalón y Narcea; continuaría por la margen izquierda de este último a través de Corias, Luerces y Cornellana. Alcanzaría Laneo, Alava, Bárcena, Soto de la Barca, y a través del Puente del Infierno y Corias llegaría a Cangas del Narcea.

En 1945 la infraestructura entre Pravia y Cornellana se encontraba prácticamente terminada, y en avanzado estado el tramo Cornellana-Alava-Bárcena.

Las vicisitudes políticas de la época, hicieron que nunca se colocasen los raíles entre Pravia y Cornellana, y que se abandonasen las obras más allá de Bárcena.

El 4 de septiembre de 1957, el ministro de Obras Públicas, don Jorge Vigón, visitó la cuenca alta del río Narcea para informarse del estado de sus vías de comunicación, recorriendo las paralizadas obras del ferrocarril. Prometió ver la forma de poner en servicio el tramo entre Bárcena y Pravia, facilitando el transporte de carbón por el valle del Narcea. La promesa nunca fue cumplida.

Todavía hoy, puede verse parte de la infraestructura construida, como túneles, trincheras, muros de contención, puentes, etc. formando parte del trazado de la carretera AS-16 desde Pravia a Cornellana y, río arriba, de la “Ruta del Salmón” (WikiLuis).

A ritmo alegre, dado el escaso desnivel y que rodamos sobre asfalto, cruzamos la población de Laneo sobre cuyas casas destacan varias edificaciones muy altas y alargadas. Son antiguos secaderos de tabaco, planta que se cultivaba en esta ribera hasta que se cambió por las tan afamadas “fabes” con Denominación de Origen propia y, desde hace dos décadas aproximadamente, del cultivo del kiwi.

En la lejanía se aprecian ya las imponentes pilas del viaducto que salva el valle, casi acabado, de la autovía A-63.

Contemplando la obra civil entramos en Cornellana, deteniéndonos un momento frente al Monasterio de San Salvador, cuya restauración se va viendo evolucionar a buen ritmo.

Pk. 25+400. Cien metros paralelos al río Nonaya, afluente del Narcea y que presta su nombre a nuestro club, para subir por un pindio y embarrado sendero hasta la plataforma de la autovía, en construcción, desde donde disfrutamos a modo de atalaya de una singular vista de Cornellana mientras hacemos un alto para reagruparnos de nuevo y arreglar un inoportuno pinchazo.

Cruzando transversalmente la caja de la autovía, continuamos hasta la población de Sobrerriba, rodando ya sobre El Camino Primitivo de Santiago.

Dos rampas de fuerte pendiente adornadas con lajas de piedra al aire nos hacen volver a sacar de nuevo nuestras dotes trialeras para mantener el equilibrio hasta coronar Ricabo. Desde aquí, el Camino nos va ofreciendo toboganes más o menos abruptos con alguna trampa escondida en forma de pedrusco o agujero bajo las hojas de los castaños y que nos hace estar muy atentos a la conducción. Aquí y allá se ven algunas agrupaciones de russulas (setas, no comestibles) fruto de las recientes lluvias y la repentina salida del sol de estos días.

Breve descenso y salimos a la resbaladiza explanada de arenas blancas de la mina de Llamas, cuyas instalaciones bordeamos adentrándonos de nuevo en el bosque.

Cruzamos entre las paneras de Llamas siguiendo las retorcidas callejuelas de suaves repechos y las conchas indicadoras del Camino de Santiago hasta bajar, por delante de Villazón, de nuevo al llano de la vega del Nonaya.

Parada en La Fuente Caliente –no sé porqué la llaman así; todo el año sale el agua a punto de cubito– para rellenar bidones y “Camel-bar” y acometemos la última rampa dura del día. Cien metros y 23% de pendiente, con piedra suelta muy húmeda que nos recalienta los cuádriceps hasta el dolor.

Una vez arriba, divertido senderuco con toboganes entre una tupida arboleda hasta volver a cruzar el Nonaya sobre el puente medieval, siglo XII, de Casazorrina –por cierto, cada vez que alguien dice “Casazorrina”, muere un gatín. Toda la vida conocí esta población por el escueto nombre de “Zorrina”.

Metidos ya en el valle de Salas, rodamos por la ancha pista de La Devesa y vadeamos el río, de nuevo, para escarnio de nuestros pies que quedan empapados.

Tras cruzar la variante de la N-634, últimos repechos por un camino entre castaños centenarios que nos conduce a Mallecín y, callejeando un poco, al Polideportivo de Salas.

Pk. 37+000 Salas. 14.30h. Ducha caliente y mangueras para lavar las bicis. Luce el sol y una amplia sonrisa en nuestras caras mientras comentamos los lances de la ruta.

Vestidos ya “de civil” paseamos por el centro de la villa en dirección a la Torre del Castillo mientras buscamos una soleada terraza donde disfrutar de unas cervezas.

Lo ocurrido en las siguientes dos horas no merece la pena de verse plasmado en estas líneas para no deslucir el espíritu deportivo de este tan entrañable evento. (Simplemente comimos. Comimos muy bien. Y bebimos. Teníamos sed y bebimos bien, también…) Muchas Gracias a Casa Pachón por acogernos a tan intempestivas horas y, aún así, tratarnos como a reyes.

Salud y bici.

©Luisín1965

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