4 Etapa Caminos a Guadalupe 'Jerónimos' (Navalmoral-Yuste-Tejeda)

13 de Mayo de 2018
Navalmoral de la Mata - Talayuela - Cuacos de Yuste - Monasterio de Yuste -Garganta la Olla - Jaraíz de la Vera - Pasarón de la Vera - Tejeda de Tiétar
Comienzo la que será la última etapa de esta aventura en solitario a Guadalupe.
Salgo de Navalmoral y los primeros veintiocho kilómetros transcurren por zonas llanas hasta cruzar el río Tiétar, a partir de aquí me adentraré en la vertiente sur de la sierra de Gredos en la comarca de la Vera al noroeste de Cáceres en la alta Extremadura.
Nuevamente cambia el paisaje y me adentro en zonas de dehesas, disfrutando de su belleza incuestionable y de fincas con hermosas vacadas, en algunas de estas fincas te previenen de toros bravos, pero tengo la sospecha de que es un farol, yo no vi ninguno.
El primer descanso del día lo hago en Talayuela, en la terraza del bar Capri, para tomar un refrigerio y unos pinchos para recobrar fuerzas.
Talayuela cuyo nombre de origen árabe es Atalayuela, (Torre de vigilancia). Curiosamente en las últimas décadas han llegado a esta población gran cantidad de inmigrantes marroquíes.
Retomo el camino y tengo por delante un tramo de veintiocho kilómetros sin ninguna población desde Talayuela hasta Cuacos de Yuste. A la salida del pueblo cojo un camino a la izquierda para pasar por los pinares del Tiétar, un bosque impresionante y majestuoso de pinos que tienen la singuridad de tener los troncos retorcidos.
Cruzo el río Tiétar y sus fructíferas Vegas para adentrarme en la Vera, y en lugares ya conocidos para mí, con unos enclaves de gran riqueza natural y entornos privilegiados
La Comarca de la Vera es una franja de unos 65 km de larga y 15 de ancha, situada al noroeste de la provincia de Cáceres, entre la ladera sur de la Sierra de Gredos y el río Tiétar. La forma de sus montañas da lugar a una gran red de gargantas y arroyos y a un microclima que conforman bellísimos enclaves y paisajes, con una naturaleza en permanente eclosión, la Vera es quizás la comarca con más gargantas de España.
Después de pasar una zona de pinos me adentro en el paisaje más típico Verato con bosques de robles melojos, llegando al puente de la garganta de Jaranda con un entorno paradisiaco.
A la llegada a Cuacos de Yuste me voy directamente a la plaza mayor a sentarme un ratito en una terraza y comerme un buen bocadillo. Este pueblecito es uno de los cinco pueblos de la Vera declarados conjunto histórico artístico, el cual es amplio y se centra en gran medida en la figura del Emperador Carlos V que eligió esta localidad para retirarse tras abdicar en su hijo.
Un poquito antes de llegar al Monasterio, que está a unos dos kilómetros del pueblo, hago una parada en el cementerio de los alemanes, en él están enterrados muchos de los soldados, aviadores y marinos alemanes de la primera y segunda guerra mundial, que llegaron a las costas y tierras españolas debido a naufragios o al derribo de sus aviones.
Llegué al Celebre Monasterio Jerónimo de Yuste, patrimonio europeo, anclado en un lugar paradisiaco, retiro de reyes donde termino sus días el Emperador Carlos V, un símbolo no solo de Extremadura sino de Europa, aquí finalizo el Camino de los Jerónimos.
Aún he de llegar a Tejeda donde inicie la ruta, y para ello he de pasar por Garganta la Olla que como la mayoría de los pueblos de la comarca de la Vera goza de una situación geográfica envidiable, en cuanto a naturaleza se refiere, rodeada por gargantas naturales y montañas, por Jaraíz y Pasarón de la Vera, todos ellos escoltados por la cadena montañosa de las sierras de Tormantos.
Cierro el circulo y finalizo mi peregrinación donde la inicie cuatro días antes, en la majestuosa iglesia del siglo XVI de San Arcángel en Tejeda de Tiétar, dando gracias porque todo me ha ido muy bien, he disfrutado mucho y es una pena que haya terminado, me consuelo pensando que iniciaré la preparación para en otoño peregrinar nuevamente a Guadalupe por otros caminos.
Es una ruta impresionante con entorno de pura naturaleza y paisajes salvajes. Se rueda por todo tipo de caminos: Anchos y con buen filme para rodar, asfaltados, aunque estos son los menos, fuertes subidas y bajadas de sendas pedregosas, todos con mucha y variada de vegetación y arboleda, y todos ellos muy poco o nada transitados.
Las mejores épocas para hacer esta ruta son primavera y otoño. Todo el campo está verde, los ríos llevan bastante agua, y las temperaturas son más templadas.
Oda a la vida retirada. ¡Qué descansada vida! De Fray Luis de León
Que descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue las escondida sendas por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido.