Alto Tajo 2 (Peralejos - Molina)
near Peralejos de las Truchas, Castilla-La Mancha (España)
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Trail photos
Itinerary description
Segundo día ruteando con alforjas con Alakan y el track de Hartz Beltza de guía.
Tras desayunar y aprovisionarnos en Peralejos, bajamos hasta el cauce del Tajo a seguir su curso por una pista mezcla de tierra y piedras. La zona es preciosa, llena de pinos, y el río muestra un color esmeralda intenso. Se gana su nombre, al correr bajo inmensas moles de piedra, a ratos encajado en una acequia que él mismo se ha labrado. Pero la pista no es lisa ni pica para abajo todo el tiempo, que va... tiene muchos repechos que obligan a meter el plato pequeño, más aún por el peso extra de nuestras alforjas. La ruta La primera parada de interés es la laguna de Taravilla, a la que fotografiamos desde la orilla y desde un mirador. Y aquí hacemos una variación al track guía; donde normalmente se cruzaba el Tajo vadeándolo hasta la cintura, ahora hay un puente colgante (y bamboleante) que nos deja sin problemas en el otro lado, donde un senderito precioso nos lleva a las casas del salto de Poveda. El salto de Poveda fue un intento de hacer una presa en el Tajo; como el caso del Pontón de la Oliva en Madrid, fue un fracaso al estar situada sobre rocas permeables.
Seguimos por el margen izquierda del Tajo, por una pista algo más suave. El puente de Poveda salta ágilmente el Tajo, y nosotros tomamos un poco de asfalto antes de volver a la pista paralela al Tajo. Abundan los merenderos, las áreas de acampada (sólo con permiso previo) y las fuentes (algunas secas, ojo). No hay recogida de basuras; lo que generes te lo llevas. También hay merenderos, y en uno de ellos dimos cuenta de las viandas traídas desde Peralejos y Alcorcón.
Ya con el hambre saciada seguimos camino, imposible de saciar la vista con tanta belleza a nuestro alrededor; aquí una arboleda otoñal, allá unas rocas de caprichosas formas, más adelante una carretera cortando la roca a cuchillo y dejando una gruta al descubierto, aquí y allí agradables senderistas y ciclistas de rizos al viento y turgentes senos... no sigo que me emociono... Todo lo bueno se acaba y abandonamos la ribera del Tajo. Ahora remontaremos el río Gallo hasta Molina, donde IMBA ha creado una ruta (ruta geociclista de Molina)
Y cuando parecía que se había acabado lo bueno con el Tajo, el Gallo toma el relevo y ¡espectacular! No está encañonado, pero tiene más árboles de ribera, con más contrastes de otoño; tiene más pliegues de rocas, tiene paisajes asombrosos, canchales de piedras entre pinos, el río corriendo bajo lanjas de piedra, y el santuario de la virgen de la Hoz, excavado en la piedra, bajo la mirada de un torreón de roca, donde sobrevive un pino ya alcanzado por un rayo... ni nos damos cuenta de que llevamos subiendo un buen tramo, se hace muy llevadero, y Molina de Aragón está a la vuelta de la esquina, donde la veleta de la iglesia de San Francisco nos recibe y nos manda a tomar un descanso, que falta nos hace.
Tras desayunar y aprovisionarnos en Peralejos, bajamos hasta el cauce del Tajo a seguir su curso por una pista mezcla de tierra y piedras. La zona es preciosa, llena de pinos, y el río muestra un color esmeralda intenso. Se gana su nombre, al correr bajo inmensas moles de piedra, a ratos encajado en una acequia que él mismo se ha labrado. Pero la pista no es lisa ni pica para abajo todo el tiempo, que va... tiene muchos repechos que obligan a meter el plato pequeño, más aún por el peso extra de nuestras alforjas. La ruta La primera parada de interés es la laguna de Taravilla, a la que fotografiamos desde la orilla y desde un mirador. Y aquí hacemos una variación al track guía; donde normalmente se cruzaba el Tajo vadeándolo hasta la cintura, ahora hay un puente colgante (y bamboleante) que nos deja sin problemas en el otro lado, donde un senderito precioso nos lleva a las casas del salto de Poveda. El salto de Poveda fue un intento de hacer una presa en el Tajo; como el caso del Pontón de la Oliva en Madrid, fue un fracaso al estar situada sobre rocas permeables.
Seguimos por el margen izquierda del Tajo, por una pista algo más suave. El puente de Poveda salta ágilmente el Tajo, y nosotros tomamos un poco de asfalto antes de volver a la pista paralela al Tajo. Abundan los merenderos, las áreas de acampada (sólo con permiso previo) y las fuentes (algunas secas, ojo). No hay recogida de basuras; lo que generes te lo llevas. También hay merenderos, y en uno de ellos dimos cuenta de las viandas traídas desde Peralejos y Alcorcón.
Ya con el hambre saciada seguimos camino, imposible de saciar la vista con tanta belleza a nuestro alrededor; aquí una arboleda otoñal, allá unas rocas de caprichosas formas, más adelante una carretera cortando la roca a cuchillo y dejando una gruta al descubierto, aquí y allí agradables senderistas y ciclistas de rizos al viento y turgentes senos... no sigo que me emociono... Todo lo bueno se acaba y abandonamos la ribera del Tajo. Ahora remontaremos el río Gallo hasta Molina, donde IMBA ha creado una ruta (ruta geociclista de Molina)
Y cuando parecía que se había acabado lo bueno con el Tajo, el Gallo toma el relevo y ¡espectacular! No está encañonado, pero tiene más árboles de ribera, con más contrastes de otoño; tiene más pliegues de rocas, tiene paisajes asombrosos, canchales de piedras entre pinos, el río corriendo bajo lanjas de piedra, y el santuario de la virgen de la Hoz, excavado en la piedra, bajo la mirada de un torreón de roca, donde sobrevive un pino ya alcanzado por un rayo... ni nos damos cuenta de que llevamos subiendo un buen tramo, se hace muy llevadero, y Molina de Aragón está a la vuelta de la esquina, donde la veleta de la iglesia de San Francisco nos recibe y nos manda a tomar un descanso, que falta nos hace.
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