Andavías, los Cabriles, Santa Eufemia, Manzanal, Palacios, Palomares, sendero de la cárcel, Zamora.

Una ruta muy bonita y con un poco de todo. Salí de Andavías en dirección a los Cabriles y con viento a favor. Gracias a eso, llegué con mucha facilidad a la aerogeneradores (a 23 km/h de media). Una vez arriba el viento daba de lado y las aspas giraban a toda pastilla haciendo un silbido característico. Empecé a pensar que si se rompía una (ya ha pasado ¿eh?) no la iba a contar (pranoias, ya sabéis). Eso sí, el viento alejaba de mi zona las nubes, por lo que no me mojaría... Crucé el viaducto y giré hacia los aerogeneradores del otro lado. Es una subida buena, pero el viento estaba de nuevo de mi parte y me ayudó muchísimo. Luego bajada hasta el embalse (casi sin agua) y subida hasta Santa Eufemia. Esta vez los perros que suele haber por allí debían estar durmiendo la siesta. Hasta ahí el camino es muy bonito, con sus jaras en flor y sus cervatillos (no, no vi ninguno ayer). El siguiente tramo es un sube y baja contínuo hasta Manzanal por caminos y carretera. También bonito, pero con menos encanto. En Manzanal empezó a chispear... a llover... a diluviar. En cinco minutos estaba calado y el aire no ayudaba precisamente a entrar en calor. Pasé por el puente viejo (cortado al tráfico) y me metí a la izquierda por el precioso encinar. La lluvia empezaba a amainar. Poco después estaba cerca de Palacios del Pan y quince minutos después cruzando otro puente (este agrícola). Para mi alegría, el sol empezó a lucir tímidamente. No era gran cosa, pero iba templando el ambiente y me ayudaba a entrar en calor. Pasé el tramo del embalse y a Palomares. Ya no quedaba nada. Me recreé por los rampones (subí bastante bien) y algunos pájaros salieron a saludarme (tres bonitas abubillas entre otros). El último tramo hasta Valorio, sin novedad. Quedaba el premio: el sendero de la cárcel. Maravilloso. Llegué a casa cansado y satisfecho a partes iguales. Molt be.