Aperribai-Vivero-Arrizuriaga

Salimos desde Aperribai y tomamos la subida clásica por la presa de Arantxille, siguiendo el camino de Aranzelai. Nos desviamos a la izquierda antes de llegar a la carretera subiendo por la pista paralela al campo de golf que nos lleva a los frontones del Vivero y desde allí seguir subiendo hasta la casamata de un puesto antiaéreo. La gente cree por error que son restos del cinturón de hierro, pero en realidad son de época franquista...

Descendemos siguiendo la cresta, por un terreno arcilloso que en tiempo seco vale, pero que con agua estará complicado. Han rellenado con balastro la parte inferior así que el paso ha mejorado. Podemos desviarnos un poco a la izquierda para terminar saliendo a la carretera de Legina Auzoa o seguir paralelo al golf, pero de un modo u otro vamos a dar con la carretera del Vivero para iniciar un bonito descenso "a toaletxe" de unos cientos de metros hasta una curva en la que se ven unas instalaciones abandonadas y una torreta de alta tensión. Dejamos el asfalto y tomamos la pista que desciende hasta el barrio de Artola y desemboca en la BI-737.

Esta es la parte más desagradable del recorrido, hay que seguir por la carretera, acceder al polígono de Erletxes y remontarlo hasta lo más alto para coger la pista que conduce a Txinspamendi. Antes de llegar a unos caseríos hay que desviarse a la derecha y se inicia una bonita y exigente ascensión hasta la cima del Arrizuriaga, que se encuentra escondida entre los pinos. Al buzón se accede por un tramo de sendero sin pérdida porque se distingue perfectamente gracias al exagerado tamaño de la cruz...

Ahora toca prestar atención porque hay que retroceder unos cien metros hasta un desvío no demasiado claro que sale a nuestra izquierda (según bajamos). Tomamos el ramal situado más a la izquierda desafiando a las argomas que parece que lo quieren invadir e iniciamos un descenso alucinante. Por momentos parece que la bici flota en medio del pinar, se desliza suavemente por un mar de hierbas altísimas que apenas dejan ver el camino, y te dejas llevar... Sólo por este tramo ya merece la pena todo el esfuerzo.

El sueño termina en una pista de nuevo arcillosa, atravesando plantíos de eucaliptos, que nos baja hasta la rotonda de Kortederra, para acceder a la N-634 y desde allí tranquilitos y cansados, pero contentos, iniciamos la vuelta a casa.