Badajoz (Inspeccionando las obras)
near Pardaleras, Extremadura (España)
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Trail photos
Itinerary description
Comenzamos con la rutina de la inspección, a saber: dos tostadas con mermelada de fresas onubenses, leche de avena y café descafeinado. Listo el pollo para iniciar la faena por las traseras del mercadillo en un día nublado que después aclararía. Ruta despaciosa y tranquilona hasta el club de piragüismo para echarle algunas fotos a los hermanos del pato mutante, estos, más asilvestrados. El azud sigue ahí dando cobijo a vete tú a saber quiénes bajo sus aguas se ahogaron. Después tiro hacia la pasarela y giro a la izquierda buscando el Pico, pero el ruido de la gravera me atrae y atrocho hasta llegar a ella, es decir, empalmar con la carretera de río Caya. Y allí que me paré a echar alguna foto pero un perrito ladrador, por más señas, un mastín se vino hacia mí. En este caso puse los pies en los pedales y me alejé, no sin maldecir, obviamente, a los perros que dejan sueltos a sus amos. Seguí la carretera y veo a la derecha una edificación con las porteras abiertas en donde colgaba un letrero «Atención, perros peligrosos sueltos»; allí que miré con recelo y volví a maldecir...
Pero seguí la inspección hasta el puente que se eleva sobre la antigua carretera y al pasarlo giré a la izquierda. Tal vez, desde allí, iría a la rotonda de IFEBA, pero no fue posible. Un hortelano tomatero me lo advirtió:
—Eso está cerrado, no se puede pasar—aseveró, como quien conoce perfectamente el terreno.
— ¿Y por el otro lado?—le indiqué, señalando el lado opuesto.
—Tampoco, eso lo han cerrado todo.
—Bueno, voy a echar una foto desde allí.
Cuando volví charlé un poco con el tomatero, de mediana edad, moreno, no de verde luna pero casi, al lado su tractor, y alejados unos metros, una cuadrilla con el espinazo doblado.
— ¿Y qué siembra usted?
—Tomates, todo esto es de tomates—respondió con cara de satisfacción, echando la vista por su terreno.
—¿Y para cuándo?
—Para agosto. Dos al año.
Calculo yo que serían unas quince hectáreas. Fíjate que pechá de gazpachos saldrán de ahí.
El tema derivó en lo de siempre, que se llevan los tomates extremeños y les ponen marcas de otros sitios.
—Eso igual que el litio de Cáceres, que se lo quieren llevar… y así andamos.
—Pues sí, eso mismo. Bueno, sigo la ruta.
Y seguí hasta que giré a la izquierda y llegué a la rotonda de Ifeba y desde allí seguí por la avenida de Elvas. Iba yo buscando el camino de las Bóvedas, y encontrado y pasado el hotel, seguí por camino de barro en donde un hombre paseaba con tres perritos mierdosos, chiquininos, que se pusieron hechos una fiera…¿a mí perritos de estos y a tales horas? Seguí mi camino y cuando me quise dar cuenta estaba en un sembrado, cerca de las vías del tren y de la plataforma logística, y ya no era hora de volver atrás. De manera que atravesé la vía y llegué a las obras de la plataforma, a la altura de la rotonda de Campomaior. Como la bici iba con barro pegajoso paré en la gasolinera y la duché. Desde allí tiré hacía Badajoz hasta alcanzar el puente de los Tirantes, ese que por la mañana estaba brumoso y que ahora, tres horas más tarde, aparecía orgulloso guardián del Guadiana.
Haya salud para diez mil rutas más.
https://youtu.be/YMxMAHtwT8U
Pero seguí la inspección hasta el puente que se eleva sobre la antigua carretera y al pasarlo giré a la izquierda. Tal vez, desde allí, iría a la rotonda de IFEBA, pero no fue posible. Un hortelano tomatero me lo advirtió:
—Eso está cerrado, no se puede pasar—aseveró, como quien conoce perfectamente el terreno.
— ¿Y por el otro lado?—le indiqué, señalando el lado opuesto.
—Tampoco, eso lo han cerrado todo.
—Bueno, voy a echar una foto desde allí.
Cuando volví charlé un poco con el tomatero, de mediana edad, moreno, no de verde luna pero casi, al lado su tractor, y alejados unos metros, una cuadrilla con el espinazo doblado.
— ¿Y qué siembra usted?
—Tomates, todo esto es de tomates—respondió con cara de satisfacción, echando la vista por su terreno.
—¿Y para cuándo?
—Para agosto. Dos al año.
Calculo yo que serían unas quince hectáreas. Fíjate que pechá de gazpachos saldrán de ahí.
El tema derivó en lo de siempre, que se llevan los tomates extremeños y les ponen marcas de otros sitios.
—Eso igual que el litio de Cáceres, que se lo quieren llevar… y así andamos.
—Pues sí, eso mismo. Bueno, sigo la ruta.
Y seguí hasta que giré a la izquierda y llegué a la rotonda de Ifeba y desde allí seguí por la avenida de Elvas. Iba yo buscando el camino de las Bóvedas, y encontrado y pasado el hotel, seguí por camino de barro en donde un hombre paseaba con tres perritos mierdosos, chiquininos, que se pusieron hechos una fiera…¿a mí perritos de estos y a tales horas? Seguí mi camino y cuando me quise dar cuenta estaba en un sembrado, cerca de las vías del tren y de la plataforma logística, y ya no era hora de volver atrás. De manera que atravesé la vía y llegué a las obras de la plataforma, a la altura de la rotonda de Campomaior. Como la bici iba con barro pegajoso paré en la gasolinera y la duché. Desde allí tiré hacía Badajoz hasta alcanzar el puente de los Tirantes, ese que por la mañana estaba brumoso y que ahora, tres horas más tarde, aparecía orgulloso guardián del Guadiana.
Haya salud para diez mil rutas más.
https://youtu.be/YMxMAHtwT8U
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