Bajo Aragón histórico D5 Castellote-Alcorisa

IBP 88

Salimos de Castellote pisteando en descenso por debajo de la mole de la Atalaya en compañía de varias cabras montesas que trepan por el roquedal con agilidad pasmosa. Buenas vistas generales y particulares a la abandonada mina de carbón María Luisa. Continuamos en descenso hasta la carretera provincial, que seguiremos durante kilómetros hasta el barranco del Estrecho. Se trata de una carreterilla pintoresca, similar a las que existen por las sierras de Levante, que va ganando altura de forma sostenida y curvada para sortear el pantano de Santolea. Más allá de la presa, junto a una inmensa mina de arcilla, encontramos el despoblado de Santolea, pueblo damnificado al construirse el pantano que irónicamente lleva su nombre.

Seguimos por la carretera, dejamos a un lado la localidad de Ladruñán y pillamos el sendero del barranco. Olivos y chopos hasta llegar al paso del Estrecho, en donde el barranco se hace congosto. "La puerta fortificada del Maestrazgo", dice un panel informativo. Subiremos y subiremos por las duras pistas del secarral hasta dar con Cuevas de Cañart, pueblo antiguo situado en la nada.

Allí hacemos un ejercicio de procrastinación que incluso avergonzaría a un zángano. Sabemos lo que viene a continuación y diferimos el ataque como si fuese a desaparecer por la simple espera. Lo que viene a continuación, claro, son casi ocho kilómetros de duro ascenso, con un arranque de cuestas extremas por vía cementada. El trecho que acaba en el mirador de las tumbas de San Juan es el de perfil más severo, con rampas que rozan o superan el 20%. Aún así, descansando tras las rampas logramos subir sobre las bicis y sin tener que empujar. Los siete kilómetros restantes no son tan extremos pero el piso es de grijo abundante y poco compacto, de modo que alcanzar el altiplano nos lleva un buen rato de sufrimiento. Desde ese punto se crestea y luego desciende a Molinos por las pistas a ratos fracturadas y broncas del barranco de Valdepuertas. Ni que decir tiene que debe evitarse este tramo en las horas de fuerte calor.

A partir de Molinos la cosa se modera. Entramos en Bergé y ponemos rumbo a Alcorisa por el sendero que bordea el pantano de Gallipuén. Ya he perdido la cuenta de los pantanos que hay por estas tierras. Atravesamos un tunel horadado en la roca, cruzamos la presa y nos dejamos caer hasta Alcorisa.