Bicialmuerzo en Las Peñas De San Pedro. Felices de ser ciclistas
near Peñas de San Pedro, Castilla-La Mancha (España)
Viewed 1858 times, downloaded 53 times
Trail photos
Itinerary description
Hoy he tenido la suerte de disfrutar de un magnífico día de compañerismo y deporte. El día amanece despejado y se pone de nuestra parte para pasar un gran día de bicicleta. Caluroso, pero no en exceso ha ayudado a que a las 9 de la mañana unos 50 aficionados al ciclismo de montaña de toda edad y condición se dieran cita en la plaza de Las peñas de San Pedro, dispuestos a seguir el recorrido trazado por nuestro amigo y compañero Fran y el club ciclista del lugar, apoyados por el ayuntamiento.
De forma natural, sin discursos de personalidades ni más alientos que las ganas de dar pedales nos ponemos en marcha siguiendo a Fran por las calles del pueblo en dirección a los caminos que rodean fincas, valles y collados del término municipal, disfrutando de buen firme y de la charleta sana con unos y con otros que íbamos conociendo en el camino.
Nadie tenía prisa, no había que demostrar nada y el paso no era de nadie ni a nadie había que cederlo. Así da gusto pedalear en grupo. Todos felices y saludando a la cámara cuando tiraba fotos, que han sido unas cuantas.
Nuestro primer hito ha sido El Royo donde hemos llegado pedaleando relajadamente pendientes de no dejar a nadie descolgado y apenas entrando en calor. El camino nos deparaba una primera subida por lo que en las ruinas de La Molata hemos parada para reagruparnos y hemos visto como con pundonor, un compañero empujaba su bici para subir la cuesta y seguir con la etapa y tras él un todo terreno que hacía de coche escoba, y aunque aún no lo sabíamos iba cargado de bebidas y fruta.
Hemos seguido siempre subiendo y siempre esperando hasta una línea de molinos de viento que siempre dejan alguna foto bonita y nos hemos desviado a la derecha para hacer una primera bajada sin mucha complicación.
Los kilómetros pasaban y un tramo lo hacías charlando con unos sobre bicis, con otros sobre etapas compartidas, cicladas y sufridas y siempre conociendo a buena gente con nuestras mismas ganas de pedalear de camino en senda y de senda en rambla. Clubs perfectamente equipados como los pincharuedas o la peña de San Juan, grupos de amigos y “blogeros” aficionados como los 50km entre los que me incluyo, un par de “eléctricos” con sus bicis con motor que “nos daban cera” en las subidas, una chica e incluso un campeón de 11 años que ha pedaleado como uno más toda la etapa y que ha llegado con todo el grupo. En más de una cuesta he coincidido con este joven deportista, y en una ocasión hemos compartido un buen tramo en el que esa vena paternalista que todos llevamos dentro, me ha llamado a aconsejarlo acerca de la cadencia. Solo la prudencia me ha llevado a callarme y compartir el jadeo y el ruido de la tierra al quejarse a nuestro paso. Poco tenía yo que aportar al avance de un ciclista como yo.
Un compañero con una buena máquina y mejores piernas nos hablaba a mi amigo Paco y un servidor sobre sus experiencias como triatleta y comentábamos sobre conocidos y compañeros, y en esas estábamos cuando llegamos a unas ruinas llamadas casa de los clérigos donde hemos hecho un alto y hemos almorzado como señores, a la sombra de los árboles y compartiendo bromas, chascarrillos y las bebidas frescas que los organizadores traían en el todo terreno, junto con plátanos y sandía de postre. Auténtico lujo. Solo me cuidan así cuando voy a casa de mi madre los domingos a comerme la paella.
Paco con su natural camaradería y buen humor, le ha colocado un arado que ha encontrado en el camino a uno de los “eléctricos” y claro le hemos tirado un foto y luego nos hemos hecho una de grupo. Todos felices y con cara de seguir pedaleando, que es lo que hemos hecho sin mucha dilación.
Tras unos tramos más de subida tenemos la bajada, un poco peligrosa ya que a estas alturas a algunos nos apetecía pedalear con fuerza y disfrutar sufriendo un poco, por lo que se rodaba rápido y el terreno era suelto y con regueros que podían complicarnos el paso si no estábamos atentos. Por cierto y hablando de atención, un gustazo como todos íbamos pendientes de los charcos, de las piedras, de avisar al compañero y de no estorbar a nadie. Ya lo he dicho pero lo repito un placer rodar en grupo así.
Tras esa bajada un poco de llaneo donde las eléctricas me han dado “pal pelo” y luego una subida donde seguir sufriendo y disfrutando. Al coronar ya veíamos “la peña” del pueblo y de nuevo nos hemos ido esperando y bajado al pueblo sin prisas pese a sabiendas de que nos esperaba un buen almuerzo por cortesía de los organizadores.
Al abrigo de la sombra de unos soportales y sobre amplia mesa, teníamos toda cuenta de viandas indispensables en todo buen aperitivo, que acompañadas por frescas cervezas y refrescos nos han repuesto y animado a seguir con las bromas y los chascarrillos. Cuando ya clareaba el plato de las aceitunas, han llegado los refuerzos en forma de embutidos de la tierra curados al abrigo de “la peña,” que os voy a contar ya sabéis lo que es esto. Auténtica delicatesen en forma de salchichón a la pimienta, chorizo, blanco y negro, unas delicias que entre bocao y bocao nos han dejado comentar lo buena que ha resultado la etapa y la magnífica labor de la organización, que con absoluta naturalidad han orquestado un sincero día de compañerismo y bicicleta que espero no olvidar nunca.
Solo me queda dar las gracias a todos por la participación, compañerismo y buena disposición que han demostrado en toda la etapa y felicitar y animar con la siguiente a los organizadores. ¿Te la vas a perder?
¡A disfrutar!
De forma natural, sin discursos de personalidades ni más alientos que las ganas de dar pedales nos ponemos en marcha siguiendo a Fran por las calles del pueblo en dirección a los caminos que rodean fincas, valles y collados del término municipal, disfrutando de buen firme y de la charleta sana con unos y con otros que íbamos conociendo en el camino.
Nadie tenía prisa, no había que demostrar nada y el paso no era de nadie ni a nadie había que cederlo. Así da gusto pedalear en grupo. Todos felices y saludando a la cámara cuando tiraba fotos, que han sido unas cuantas.
Nuestro primer hito ha sido El Royo donde hemos llegado pedaleando relajadamente pendientes de no dejar a nadie descolgado y apenas entrando en calor. El camino nos deparaba una primera subida por lo que en las ruinas de La Molata hemos parada para reagruparnos y hemos visto como con pundonor, un compañero empujaba su bici para subir la cuesta y seguir con la etapa y tras él un todo terreno que hacía de coche escoba, y aunque aún no lo sabíamos iba cargado de bebidas y fruta.
Hemos seguido siempre subiendo y siempre esperando hasta una línea de molinos de viento que siempre dejan alguna foto bonita y nos hemos desviado a la derecha para hacer una primera bajada sin mucha complicación.
Los kilómetros pasaban y un tramo lo hacías charlando con unos sobre bicis, con otros sobre etapas compartidas, cicladas y sufridas y siempre conociendo a buena gente con nuestras mismas ganas de pedalear de camino en senda y de senda en rambla. Clubs perfectamente equipados como los pincharuedas o la peña de San Juan, grupos de amigos y “blogeros” aficionados como los 50km entre los que me incluyo, un par de “eléctricos” con sus bicis con motor que “nos daban cera” en las subidas, una chica e incluso un campeón de 11 años que ha pedaleado como uno más toda la etapa y que ha llegado con todo el grupo. En más de una cuesta he coincidido con este joven deportista, y en una ocasión hemos compartido un buen tramo en el que esa vena paternalista que todos llevamos dentro, me ha llamado a aconsejarlo acerca de la cadencia. Solo la prudencia me ha llevado a callarme y compartir el jadeo y el ruido de la tierra al quejarse a nuestro paso. Poco tenía yo que aportar al avance de un ciclista como yo.
Un compañero con una buena máquina y mejores piernas nos hablaba a mi amigo Paco y un servidor sobre sus experiencias como triatleta y comentábamos sobre conocidos y compañeros, y en esas estábamos cuando llegamos a unas ruinas llamadas casa de los clérigos donde hemos hecho un alto y hemos almorzado como señores, a la sombra de los árboles y compartiendo bromas, chascarrillos y las bebidas frescas que los organizadores traían en el todo terreno, junto con plátanos y sandía de postre. Auténtico lujo. Solo me cuidan así cuando voy a casa de mi madre los domingos a comerme la paella.
Paco con su natural camaradería y buen humor, le ha colocado un arado que ha encontrado en el camino a uno de los “eléctricos” y claro le hemos tirado un foto y luego nos hemos hecho una de grupo. Todos felices y con cara de seguir pedaleando, que es lo que hemos hecho sin mucha dilación.
Tras unos tramos más de subida tenemos la bajada, un poco peligrosa ya que a estas alturas a algunos nos apetecía pedalear con fuerza y disfrutar sufriendo un poco, por lo que se rodaba rápido y el terreno era suelto y con regueros que podían complicarnos el paso si no estábamos atentos. Por cierto y hablando de atención, un gustazo como todos íbamos pendientes de los charcos, de las piedras, de avisar al compañero y de no estorbar a nadie. Ya lo he dicho pero lo repito un placer rodar en grupo así.
Tras esa bajada un poco de llaneo donde las eléctricas me han dado “pal pelo” y luego una subida donde seguir sufriendo y disfrutando. Al coronar ya veíamos “la peña” del pueblo y de nuevo nos hemos ido esperando y bajado al pueblo sin prisas pese a sabiendas de que nos esperaba un buen almuerzo por cortesía de los organizadores.
Al abrigo de la sombra de unos soportales y sobre amplia mesa, teníamos toda cuenta de viandas indispensables en todo buen aperitivo, que acompañadas por frescas cervezas y refrescos nos han repuesto y animado a seguir con las bromas y los chascarrillos. Cuando ya clareaba el plato de las aceitunas, han llegado los refuerzos en forma de embutidos de la tierra curados al abrigo de “la peña,” que os voy a contar ya sabéis lo que es esto. Auténtica delicatesen en forma de salchichón a la pimienta, chorizo, blanco y negro, unas delicias que entre bocao y bocao nos han dejado comentar lo buena que ha resultado la etapa y la magnífica labor de la organización, que con absoluta naturalidad han orquestado un sincero día de compañerismo y bicicleta que espero no olvidar nunca.
Solo me queda dar las gracias a todos por la participación, compañerismo y buena disposición que han demostrado en toda la etapa y felicitar y animar con la siguiente a los organizadores. ¿Te la vas a perder?
¡A disfrutar!
Waypoints
Risk
3,887 ft
Bajada con regueros y piedra suelta. Cuidado
Camino
Comments (2)
You can add a comment or review this trail
Un fiestón de ruta, siempre haciendo Amigos, y ese Fran, que grande es, junto con Vicente y Paco, saludos a granel.....sin olvidarme del Capo, SIR ALEX
Muchas gracias por tu valoración caballero!!!!
Nos vemos pronto.
Abrazos!!