Camino de Plasencia a Guadalupe.

Épica y preciosa ruta de peregrinación en bicicleta desde Plasencia a Guadalupe, tomando la variante del camino de Monfragüe, cruzando este precioso parque nacional y las comarcas de Ibores y Villuercas en la provincia de Cáceres.
Partimos de la Estación de ferrocarril de Plasencia y tras cruzar el Parque de la Isla y la circunvalación ascendemos camino de Malpartida de Plasencia por el Cerro de las antenas (con seguridad, tendrás que poner el pie en el suelo en algún tramo de escalera de piedra). Luego se toma un descenso entre encinares hasta Malpatida, de ahí por la Cañada a Monfragüe, llaneando paralelos a la carretera de Trujillo por el parque nacional hasta el Camping. Continuando por dicha cañada, subimos a las antenas que hay con anterioridad a Villareal de San Carlos. Dicha subida es muy empinada de asfalto, hay que echar el cuerpo bien para adelante. La bajada hasta Villareal se realiza por una pista buena con alguna piedra suelta y muy rápida. De Villareal, tomando el sendero pedestre para enlazar con el tramo de carretera que luego cruza la presa de los saltos de Torrejón. Continuamos por esa carretera y tomamos a la derecha la ruta rosa entre alcornoques, encinas y robles hasta Toril. De Toril por pista hasta Casatejada, Saucedilla y Almaraz (Hostal Alonso de Monroy)donde termina la primera etapa (80 km.).
La segunda etapa sale de Almaraz y pasando la autovía A-5 cogemos los viales de los canales de riego hasta la pista asfaltada que sube al Castillo de Belvís de Monroy. De Belvís por la carretera hasta el emblemático salto de Valdecañas, en descenso. De la presa y central hidroeléctrica (paraje agreste del Tajo), subimos por la estrecha carreterilla (corredor natural del Tajo) en continuo ascenso hasta Mesas de Ibor. De esta localidad, tomamos un camino desde la carretera a Fresnedoso de Ibor a mano izquierda y ascendemos por una subida técnica pedregosa, hasta una pista un poco más amplia que baja y vuelve a subir hasta Fresnedoso. Tras el avituallamiento, y otra bajada hasta un arroyo, ascendemos las "Zetas" por un olivar y camino estrecho lleno de piedra suelta hasta una pista que se torna asfaltada al final a la llegada a Robledollano. Por carretera bajamos hasta el puente del Río Ibor y subimos los últimos 4 km. hasta Castañar de Ibor y el Hotel Solaire.
Desde Castañar de Ibor y de vuelta a Robledollano por la carretera comenzamos nuestra última etapa que nos llevará hasta El Real Monasterio de Guadalupe. No antes sin coger un camino entre robles y castaños desde Robledollano a Roturas (de Cabañas), en falso llano descendente y cortos tobogancillos divertidos. De roturas a Navazuelas se encuentra un tramo muy duro por el sendero GR 117, de 17 km, con ascensos de pendiente alta y mucha piedra suelta, las vistas y los paisajes curarán tu cansancio. Tras el bocata en frente del JB en Navezuelas, tomamos el norte del pueblo y una subida cementada a la derecha que nos alcanza hasta un mirador que divisa casi todas las Villuercas. Desde aquí a tumba abierta hacia abajo para tomar el último gran escollo de la travesía, la ascensión por el valle del Rio Viejas hasta el Pozo de las Nieves y la ladera del Pico Villuercas. Este camino comienza en ascenso prolongado y suave por buena pista y se convierte en un pedregal en el que posiblemente tengas que poner pie a tierra. Pero atravesarás uno de los mejores castañares que existen y disfrutarás de unas vistas de los desfiladeros y crestas del Geoparque Villuercas-Ibores espectaculares. Desde el Pozo de las Nieves por la semi abandonada carretera hasta el Humilladero, la bajada invita a volar. Entreremos por una senda asfaltada a la llegada a Guadalupe hasta la plaza del Monasterio.
Fuertes abrazos para mis compañeros del club cicloturista Catelsa, ya que sin sus ánimos, paciencia y comprensión, no podría haber realizado este camino de peregrinación y con los que estoy orgulloso de haber compartido tierra, piedras, naturaleza y mejor compañía. En especial a la directiva (President Cruz, a la cabeza) por la maravillosa organización. Y a mi esposa Cris e hijo David por permitirme esta licencia de tres días de sólo bici y compañerismo. Ver sus caras esperando a la entrada de Guadalupe, lo mejor.