Camino de Santiago. Pedrafita do Cebreiro - Portomarín (evitando carretera)

Preciosa etapa que comienza con unas vistas espectaculares de Galicia y sus pueblos.

Según empezamos a dar pedales nos vamos quedando boquiabiertos con el paisaje y aunque estamos empezando y tenemos ganas de rodar, en más de una ocasión la parada y la foto resulta inevitable.

Pronto nos encontramos con dos altos, el segundo de ellos y más conocido el del Poio, que es una subida muy pronunciada pero no demasiado larga, afortunadamente. En mi caso incapaz de subirla en bici y teniendo que echar el pie a tierra, eso sí. Una vez arriba podremos parar a descansar y admirar las vistas desde el monumento al peregrino.

A partir de ahí, casi todo bajada hasta el final de etapa, a excepción de la salida de Sarria y la montaña inmediatamente posterior, que tienen subidas fuertes que cada vez van apeteciendo menos.

Es importante saber que en Triacastela la ruta se divide en dos y yo, siguiendo las recomendaciones habituales, me decanté por la más larga y que pasa por Samos. No sé cómo es el otro recorrido pero éste es realmente bonito, atravesando bosques, caminos estrechos, arboledas y pueblos de piedra con muchísimo encanto y olor a leña quemada.

Como colofón, el monasterio de Samos es impresionante y merece la pena dar la vuelta a todo su perímetro solo por admirar sus altos muros de piedra y fachadas. Todo un espectáculo.

Finalmente la llegada a Portomarín también nos regala un puente de pilares impresionantes que da gusto cruzar despacio, de tal manera que podemos observar desde lo alto y cuando el rio lleva poco caudal las viejas estructuras y construcciones antiguas que a día de hoy se encuentran en mitad del cauce.