Castell de Ferro, Polopos, Haza del Lino, Olías. 30-6-2013

Para empezar las rutas veraniegas por la costa de este año, subo la bici en el coche y me desplazo hasta Castell de Ferro donde me espera mi compañero Antonio. Nos ponemos en marcha cuando el reloj no marcaba aun las 8. Nada mas salir, por la antigua carretera de Almería, (N-340) y bordeando la costa, atacamos la primera tachuela del día junto a la Cala de Cambriles, que nos servirá de calentamiento para lo que nos viene después. A continuación descendemos de nuevo a nivel del mar hasta la pequeña playa del Lance, con su conocido túnel en la roca que hasta hace poco era paso obligado para ir por el Mediterráneo de Málaga a Almería y en el que por imposibilidad física no podían pasar dos camiones a la vez.
A la altura de Castillo de Baños empieza el ascenso, dejamos la pedanía de La Guapa a un lado y seguimos sube que te sube, viendo a la izquierda Haza del Trigo que junto a la anterior pertenecen a Polopos, donde llegamos tras 10 kilómetros de dura ascensión y paramos a repostar agua y charlar con los vecinos que nos encontramos, tanto en la plaza del pueblo como en la entrada. Esta primera parte transcurre por secanos y almendros.
Una vez descansado y realizadas las fotos para inmortalizar el momento continuamos ascendiendo por los viñedos que dan sabor a los ricos caldos de este municipio de la Contraviesa y donde parece que el desnivel es algo mas suave alcanzando 5 kilómetros mas tarde la carretera de Órgiva a Albuñol, aquí destacan los alcornocales plantados hace mas de 150 años en una finca de 500 hectáreas que hacen únicos estos parajes, con el mar Mediterráneo a nuestras espaldas como fiel testigo de nuestro esfuerzo en la ascensión. Pero como sarna con gusto no pica alcanzamos Haza del Lino en la Venta del Cruce tras 17 km. de ininterrumpida subida, y nos adentramos en un pequeño tramo de la carretera que va a Murtas, mas que nada para echar un vistazo. Volvemos por nuestros pasos y dejamos a un lado el famoso castaño emblema de la comarca, que cuenta con 300 años de vida y que necesita de 7 hombres para rodear su tronco. A pocas pedaladas hay una fuente en un barranco donde llenar los botes y decidimos continuar un poco mas por carretera y hacer el descenso por la aldea de Olías, perteneciente a Órgiva, y donde el piso es de tierra. Este camino nos dejará en la carretera de Lújar que nos conducirá a nuestro destino en Castell con el buen sabor de boca que nos deja esta dura ruta y que espero repetir en futuras salidas estivales de años próximos.