Castillos de Peracense y Zafra

En principio iba a hacer una ruta por Castellón. Pero ya en el coche, cuando iba por Puzol, pensé: ya que he madrugado bastante, ¿por qué no me voy a conocer el castillo de Zafra desde Peracense?
Así que, nada, me autoconvencí con toparme con carreteras menos transitadas por el puente, y allá que me fui.
Dos horas de camino en coche y a las 9:35 ya en la bici.
Primera sorpresa, viento muy fuerte. Con eso no contaba.
Para calentar, nada mejor que subir los dos kilómetros del puertecillo del castillo de Peracense.
La subida vale la pena porque el castillo, y su entorno, es una pasada. Ya lo conocía de venir con mis hijos, con lo que no perdí mucho tiempo. Foto a contraluz y de nuevo a la bici.
Al poco llego a Rodenas, y allí cojo dirección Tordesilos. Llevo el aire a favor, voy casi sin esfuerzo. Pero me preocupa la vuelta. Tengo dudas de que me dé tiempo. A las 5, sí o sí, he de estar en Valencia.
Entro en la provincia de Guadalajara, quién me lo iba a decir a mí, que salía a dar una vuelta en bici. En Setiles paro, consulto Google para ver si me da tiempo, y decido seguir. Eso sí, he de sacrificar parar a almorzar (nunca mais).
Después de cruzar la general por El Pobo llega la primera dificultad seria del día. Los once kilómetros hasta el castillo de Zafra son realmente duros. Además, meto la gamba y me toca hacer unos metros extra.
A las 12:05 llego al castillo. El día es feo y las prisas hacen que no lo disfrute. ¿Me defrauda un poco? Pues también.
Ahora toca volver. Tengo miedo del viento y del desnivel positivo que me queda.
Google me manda por otro lado, y es todo un acierto.
El tramo por general es prácticamente todo de bajada.
Es en ese momento cuando entiendo que en El Pedregal voy a coger un tramo que conecta con la Vía Verde de Ojos Negros. Es un alivio, porque me veía subiendo las montañas de las minas.
Google dice que me quedan 18 kilómetros y que es casi plano. Pero la realidad es otra. El viento en contra, el cansancio y las subidas hacen de este último tramo lo peor del día. Voy tan justo que cometo el error de no subir a la vía y seguir por carretera los últimos kilómetros.
Llego a las 14:25 a Peracense con las fuerzas justas en el tiempo previsto.
La etapa no ha estado mal aunque he vuelto a cometer el mismo error que en el Camino del Norte: ir tan pillado de tiempo hace que te pierdas muchas cosas.