Chinchilla TOTAL. Peña el cuc y Pura vida¡¡ Disfrutando de la vida. Ensalada de sendas, almuerzo de órdago, y compañerismo¡¡

Tras unos días de mucho follón, por fin he tenido tiempo para hacer la crónica de esta etapa, y nada más ponerme a repasar las fotos, se me han puesto los pelos como escarpias.



Lo que pudimos vivir el pasado día 9 fue una experiencia inolvidable. Todo salió bien, todos lo pasamos en grande y el disfrute, el compañerismo y la felicidad llegaron a cotas máximas.
Gran responsabilidad la que me otorgó Pepe cuando me dijo que la peña el Cuc venía a Chinchilla y que era yo el encargado de organizar la salida.
Por supuesto me puse manos a la obra con la intención de que saliera lo mejor posible. No solo debía trazar la ruta buscando un correcto compromiso entre diversión, técnica y dureza, sino que además Pepe me dijo que sería una pasada hacer un buen almuerzo a base de carne a la brasa y otras lindezas gastronómicas, a mitad de ruta y en la casa del agua.
Pues señores, esto también salió de lujo y no pretendo echarme flores porque no las merece, mi tarea solo fue hablar con las personas adecuadas para hacerlo posible.
Me dirigí al bar del jubilado de Chinchilla regentado por Paco y le conté nuestra idea. Desde un principio fue fácil tratar con él, e incluso me sugirió como primer plato unas gachas con ajo que se consagrarían como plato estrella.
Por un precio más que razonable, Paco nos llenó la mesa de moje, las citadas gachas, morcillas, pancetas y chorizos, y unas “tajas de tocino” “de adedo” que estaban sublimes, y todo ello regado con variedad de refrescos, vino y cerveza por doquier.
El cachondeo y buen ambiente que ya reinaba en el desarrollo de la etapa, llegó a su punto álgido en este almuerzo de hermandad entre dos peñas que casaron perfectamente. Tanto la peña el Cuc como los Pura Vida¡¡ terminamos el día con ganas de repetir.
Por cierto, de los pura Vida no faltó casi nadie y nos juntamos Juanto, Jose, Carlos, Juancar, Antonio Jaime y un servidor. Gracias chicos por dejar de lado otros compromisos y hacer grande la mañana.
Comenzamos ruta a las 8:00 de la mañana, sin prisas nos preparábamos en el bar el peñón y el juerguista de Juan Carlos se paseaba en chándal y sobre una bici de los 80 diciendo “¿Donde están esas sendas?” jejeje los de la peña el Cuc nos miraban y abrían los ojos pensando lo que les esperaba.
Un placer esos minutos de reencuentro con buenos amigos como Alberto, Santi, Pepe, o Rullo que ya conozco de otras ocasiones tanto en tierras manchegas como valencianas y un placer conocer a nuevos compañeros como Lucas, Pau, Jose L, Juan V, y Juanma A.
Una vez todos vestidos de romanos con las armas en las manos y los cascos puestos, subimos hacia la plaza del pueblo, callejeando un poco y afrontando los primeros rampones, escalones etc.
Llegada al castillo donde nos hacemos unas 2 o 300 fotos y la charla y el cachondeo ya es fluido entre todo el grupo que ya se ha mezclado y ya no son dos peñas distintas, sino un sólido grupo de ciclistas que disfruta a cada pedalada. Más de uno se sorprenden de lo bonito que es el pueblo y de las buenas vistas que tenemos desde el castillo, tanto de la sierra de Chinchilla como de la planicie manchega con los campos ahora tapizados de verde.
Bajamos un par de sendas por la zona del castillo y seguimos de callejeo pasando por algunos rincones y calles pintorescas de Chinchilla. Ponemos rumbo a las casas cueva y seguimos tirando fotos, charlando y disfrutando.
Salimos del pueblo y afrontamos la subida a la sierra.
Comenzamos por la senda del barrio Triana donde casi tengo un percance… por pardillo, pero Carlos está al quite y me saca del apuro. Ortigas en las piernas y salimos todos rascándonos, al menos no lo tomamos con buen humor y antes de llegar a la senda el paraíso ni nos acordamos. Subida por la primera senda a la izquierda en dirección a las gallinas, pero un poco antes de llegar enlazamos con la senda del escalón.
Aquí hacemos una toma de video y muchas fotos y casi todos bajan el famoso escalón. Estos valencianos traen buenas monturas con los amortiguadores ya enseñaos y no conocen el miedo.





Seguimos con la adrenalina a flor de piel y comentando sensaciones. Enlazamos con la senda de los balcones, pero Carlos se empeña en hacer su senda, una bajada muy técnica que no está en el track para evitar desgracias. Como es un pequeño bucle, vamos a hacerla avisando de cómo es y tomando las precauciones adecuadas.
Rullo ni se lo piensa y se tira de cabeza y la pasa, pequeño susto, pero la pasa y después la hacen Carlos, Juanto, Pau y Lucas, que nos pegan una clase magistral. No dejéis de ver los videos.









En el track indico donde está la entrada a la senda, por si los valientes quieren aventurarse.
Seguimos con el track y subimos la senda de los balcones con de nuevo parada obligatoria para disfrutar esta vez de las vistas de Chinchilla desde la sierra y hacernos una buena foto de grupo. Hacemos la zona de bajada y todos comentan lo bonita y divertida que es esta senda. Un poco de camino y enlazamos con la del bosquecillo, otra delicia de senda limpia entre árboles para disfrutar.
Nos metemos en la senda del agua que dejamos con la primera rambla arenosa a la derecha para pasar muy cerca de la casa del agua. Seguimos el camino y lo dejamos por la izquierda en la segunda rambla que hacemos en fila y disfrutando.
Salida al camino procomunal que en tendida subida nos lleva al monte de las palabras. Les explico a nuestros compañeros lo que significa el monte de las palabras, con esos mensajes al viento y mientras nos agrupamos disfrutan paseando entre las banderas y haciendo fotos.
Bajada sin contratiempos por la senda de las banderas, de las más técnicas de todo el recorrido y llegamos a la casa del agua.
Aquí despedimos a Antonio, el empresario del grupo que le toca reunión de última hora y se pierde el almuerzaco y el resto de la etapa.
El resto pasamos a la casa del agua donde nos esperan botes fríos de cerveza y las gachas removiéndose en la lumbre. Primeros platos de frutos secos y las gachas… Una delicia a la que nos tiramos de cabeza y el que menos, repite dos veces. Aún sobraron.
Hay que agradecer el trato familiar de Paco y su suegro que estaban entusiasmados como nosotros al ver nuestras buenas hambres y disfrute con la degustación de ágapes que poco a poco iban poblando la mesa. Kilos sobraron de comida y nos fuimos con una sonrisa en la boca, y las panzas llenas, eso si, después del café y la copa.
Si esto te lo hacen en el bar, ya disfrutas, pero si te lo preparan en mitad de la sierra de Chinchilla. Repito, chapó por nuestros cocineros.
Subida a las monturas dispuestos a seguir de ruta y lo primero es subir matamulas… ánimo y fuerza, no hay otra. Llego arriba sudando el amarillo de la panceta y encaramos la senda del agua que hacemos rápido y disfrutando de sus peraltes y toboganes.
Regreso por la senda del bidón y más fotos en las gallinas. Seguimos por el camino que nos lleva hacia las barbacoas, pero lo dejamos para hacer la senda de las perdices y salir al camino que nos lleva hacia las zetas. Subida por senda y hacemos las zetas de subida y las de bajada, disfrutando de cada curva.





Nos reagrupamos y salimos a la subida de las antenas que hacemos hasta arriba.
Aquí bajamos hasta el cortafuego y hacemos la senda de los toboganes que enlazamos con la senda larga del precipicio y la del desprendimiento. Estas dos sendas tienen algunos tramos delicados pero de gran belleza y las hacemos sin mayores contratiempos. Nos dejan en la puerta de la finca de las perdices y solo nos queda dejarnos caer hasta los coches bajando por el camino de las barbacoas.
Se nos han hecho las 14:00 en una completa mañana en la que ha habido sitio para todo, pero sobre todo para la amistad, el compañerismo y el buen ambiente. ¿Repetimos?