Con alforjas y a lo loco. Etapa 3: Melón – Tui
near Melón, Galicia (España)
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Itinerary description
Comienzo la mañana haciendo unos metros por la carretera general en dirección Vigo para visitar el monasterio de Santa María de Melón. Imagino por la hora, porque hace una semana lo había visitado sin problemas, pero esta vez lo encontré cerrado. Por tanto, foto del exterior y continúo ruta, que hoy me espera un día completito...
Dejo Melón por una carretera estrecha, que muere pronto y se transforma en una pista forestal que asciende entre árboles primero y maleza baja después, regalando unas vistas impresionantes de Melón y Quins.
Corono a 630 metros sobre el nivel del mar y comienzo el descenso, cambiando hacia la vertiente sur del monte, hacia el río Miño. La pista está en aceptables condiciones, por lo que el descenso se realiza plácidamente y disfrutando de las vistas y el trazado.
Pero pronto desemboca en la carretera que une Ribadavia y Tui, y que será mi referencia. Claro que yo solo la cruzo para transitar unos metros por la antigua carretera, estrecha y solitaria pero de perfecto firme, y en la aldea de Filgueira dejar el asfalto para ascender por el antiguo camino que lleva a la ermita de San José, en un entorno mágico poblado de castaños centenarios, cruceiros y cruces que dan buena fe del carácter religioso que ha tenido en el pasado este bonito camino.
Vuelvo a descender hacia el Miño utilizando el antiguo vial, y lo cruzo por el antiguo puente, lo que permite ver -y fotografiar- el nuevo. Nada más cruzar el río y entrar en tierras de Cortegada tomo una pista entre pinos y mimosas que transita por una lengua de tierra que forma el cauce fluvial; tras ascender unos metros, emprendemos una impresionante bajada por un sendero serpenteante que me deja en la orilla del río, en este punto detenido por el embalse de Frieira.
El siguiente kilómetro y medio fue de lo más sobresaliente de aquella Travesía del Agua que acometí en el 2013 -de hecho, desde aquí hasta el final de la etapa el recorrido es prácticamente igual, pero en sentido inverso). Hoy ya no me sorprende tanto como en el momento en el que lo descubrí, pero mantiene íntegra su belleza. Vale la pena desplazarse a la zona solo por hacer este segmento, que dibuja el perfil del agua a escasos cetímetros de ésta.
El sendero muere en la pista asfaltada que viene de Cortegada, que remonto en dirección a la capital del ayuntamiento. Aunque nada más llegar a las primeras casas, ya me desvío hacia el balneario de la población, muy animado para ser un día entre semana.
Nada más rebasada esta construcción continúo por una pista que bordea la línea del agua, ascendiendo y descendiendo hasta salir a la aldea de Vilanova da Barca, donde una fuente lavadero me sirve de excusa para parar a tomar un gel.
En seguida vuelvo al sendero, y tras un nuevo sube/baja salgo a la carretera que va desde Cortegada a Ponte Barxas, xa cerca de la frontera con Portugal. A mi me sirve para cruzar el río Deva, uno de los afluentes del Miño, y volver a tomar una nueva pista que dibuja el transcurso del río hasta la cabecera de la presa, en la población que le da nombre, Frieira.
Atravieso el trascurso del río por un puente y continúo el recorrido por su margen derecha, bajando un número considerable de escalones hasta la estación de tren de la localidad.
Desde ese punto, y durante 5 kilómetros, los senderos se suceden: de manera casi irreal, tengo que estar muy atento al GPS porque cuando parece que uno se va a cerrar o morir, de repente aparece otro. Un tramo muy divertido este que acaba en la PO 400, y que tras 1.5 kms más, nos acerca a la aldea de Sta. Marta.
En esa localidad vemos la capilla del mismo nombre, y tras unos metros de “corredoiras” salimos de nuevo a la PO 400 para seguirla 4 kms más, justo hasta que me desvío para buscar el lugar de San Xoán, interesante no por sí mismo, sino porque da nombe a una playa fluvial situada junto al puente medieval con posibles orígenes romanos que salva el río Deva y que fue escenario de una sangrienta guerra contra los francesesdurante la guerra de la Independencia, y a raíz de la cual perdieron la vida muchos vecinos de la zona que defendían su libertad.
Desde este punto seguimos el antedicho río Deva hasta su desembocadura en el Miño gracias a unos cuidados caminos de tierra en un entorno selvático, que terminan por dejarnos en las primeras casas de Arbo. En mi caso, recorrí sus calles para comer algo, pero el track bordea la capital del ayuntamiento por caminos y apenas contacta con el núcleo de población.
Que dejo atrás rodando entre pistas de tierra y asfaltadas hasta que en la población de Ponte Cabaleiros vuelvo a la PO 400, esta vez durante 3.5 kms durante los que descanso y evito un tramo complicado de sendero junto al Miño que sí había incluido en el trazado de la Travesía del Agua.
Cuando alcanzo el cartel de estación de tren me desvío. También anuncia una playa fluvial, así que este es mi destino!. Paso frente al andén, y ya veo un camino que caracolea hacia el corriente del Miño. Es la playa fluvial de Sela, lugar donde termina el sendero fluvial denominado “ruta das pesqueiras”, construcciones que ayudan a la pesca de la lampreaen este río y cuyo origen está en tiempos de los romanos, puesto que aún se conserva algún ejemplo de esa época.
Desde este punto, y hasta llegar a Salvaterra, el terreno es un continuo sube-baja que no cuenta en el acumulado pero que me deja las piernas “finas”: esos 15.5 kms parecen muchos más, y entre fotos, paradas a comprobar que estoy en track y repechos imposibles, hacen que la distancia pase con mucha lentitud.
Entro en Salvaterra por su paseo fluvial, y tras un pequeño desvío para visitar los restos de su fortaleza, regreso al margen del Miño para continuar la marcha. Río abajo hay otro tramo de paseo urbanizado, pero pronto se termina y el camino me hace desviar para ver la desembocadura de otro de los ríos importantes, el Tea, y cruzarlo sobre el hermoso puente de Fillaboa, de origen romano (formaba parte del trazado de la Vía XX, que unía las actuales Astorga y Braga), aunque lo que nos ha llegado a la actualidad es medieval, concretamente del siglo XV.
Una vez atravesado el río Tea (ojo porque, como denuncia el texto que adjunto, el puente está en un estado precario), se sale a una carretera solitaria, que enlaza con otra, y...así durante 5.5 kms, en los que pedaleo entre la ejemplarización de la construcción gallega, con una evidente dispersión de la población, pudiendo encontrar casas aisladas separadas unos metros entre sí sin orden aparente.
Al llegar a la línea del ferrocarril ya aparece una pista de tierra que discurre paralela al río Miño de nuevo; estoy en la localidad de Caldelas de Tui, donde existe un pequeño balneario. Desde aquí son aproximadamente 7.5 kms de camino y pista paralelo al río muy entretenidos y que ofrecen momentos visualmente impactantes.
El final de este camino fluvial está en la planta depuradora de Tui, así que salgo a la carretera y descubro las flechas amarillas del Camino de Santiago; estoy frente al ponte da Veigasobre el río Louro, que al igual que el de Fillaboa y el de San Xoán, tienen sus bases en tiempos de los romanos, pero lo que podemos ver es medieval. Por este punto discurría la Vía XIX del itinerario de Antonino, y que venía de Braga para ir a Santiago, más tarde a Lugo y, por fin, a Astorga.
Aprovecho la presencia del Camino de Santiago para hacer su trazado a la inversa y terminar mi etapa en la catedral de Santa María de Tui, después de callejear un poco por las estrechas calles de la villa.
Más detalles:
Travesía completa
Etapa 1: Portela de Lamas – Ourense
Etapa 2: Ourense – Melón
Etapa 4: Tui – Baiona
Etapa 5: Baiona – Pontevedra
aquí
Dejo Melón por una carretera estrecha, que muere pronto y se transforma en una pista forestal que asciende entre árboles primero y maleza baja después, regalando unas vistas impresionantes de Melón y Quins.
Corono a 630 metros sobre el nivel del mar y comienzo el descenso, cambiando hacia la vertiente sur del monte, hacia el río Miño. La pista está en aceptables condiciones, por lo que el descenso se realiza plácidamente y disfrutando de las vistas y el trazado.
Pero pronto desemboca en la carretera que une Ribadavia y Tui, y que será mi referencia. Claro que yo solo la cruzo para transitar unos metros por la antigua carretera, estrecha y solitaria pero de perfecto firme, y en la aldea de Filgueira dejar el asfalto para ascender por el antiguo camino que lleva a la ermita de San José, en un entorno mágico poblado de castaños centenarios, cruceiros y cruces que dan buena fe del carácter religioso que ha tenido en el pasado este bonito camino.
Vuelvo a descender hacia el Miño utilizando el antiguo vial, y lo cruzo por el antiguo puente, lo que permite ver -y fotografiar- el nuevo. Nada más cruzar el río y entrar en tierras de Cortegada tomo una pista entre pinos y mimosas que transita por una lengua de tierra que forma el cauce fluvial; tras ascender unos metros, emprendemos una impresionante bajada por un sendero serpenteante que me deja en la orilla del río, en este punto detenido por el embalse de Frieira.
El siguiente kilómetro y medio fue de lo más sobresaliente de aquella Travesía del Agua que acometí en el 2013 -de hecho, desde aquí hasta el final de la etapa el recorrido es prácticamente igual, pero en sentido inverso). Hoy ya no me sorprende tanto como en el momento en el que lo descubrí, pero mantiene íntegra su belleza. Vale la pena desplazarse a la zona solo por hacer este segmento, que dibuja el perfil del agua a escasos cetímetros de ésta.
El sendero muere en la pista asfaltada que viene de Cortegada, que remonto en dirección a la capital del ayuntamiento. Aunque nada más llegar a las primeras casas, ya me desvío hacia el balneario de la población, muy animado para ser un día entre semana.
Nada más rebasada esta construcción continúo por una pista que bordea la línea del agua, ascendiendo y descendiendo hasta salir a la aldea de Vilanova da Barca, donde una fuente lavadero me sirve de excusa para parar a tomar un gel.
En seguida vuelvo al sendero, y tras un nuevo sube/baja salgo a la carretera que va desde Cortegada a Ponte Barxas, xa cerca de la frontera con Portugal. A mi me sirve para cruzar el río Deva, uno de los afluentes del Miño, y volver a tomar una nueva pista que dibuja el transcurso del río hasta la cabecera de la presa, en la población que le da nombre, Frieira.
Atravieso el trascurso del río por un puente y continúo el recorrido por su margen derecha, bajando un número considerable de escalones hasta la estación de tren de la localidad.
Desde ese punto, y durante 5 kilómetros, los senderos se suceden: de manera casi irreal, tengo que estar muy atento al GPS porque cuando parece que uno se va a cerrar o morir, de repente aparece otro. Un tramo muy divertido este que acaba en la PO 400, y que tras 1.5 kms más, nos acerca a la aldea de Sta. Marta.
En esa localidad vemos la capilla del mismo nombre, y tras unos metros de “corredoiras” salimos de nuevo a la PO 400 para seguirla 4 kms más, justo hasta que me desvío para buscar el lugar de San Xoán, interesante no por sí mismo, sino porque da nombe a una playa fluvial situada junto al puente medieval con posibles orígenes romanos que salva el río Deva y que fue escenario de una sangrienta guerra contra los francesesdurante la guerra de la Independencia, y a raíz de la cual perdieron la vida muchos vecinos de la zona que defendían su libertad.
Desde este punto seguimos el antedicho río Deva hasta su desembocadura en el Miño gracias a unos cuidados caminos de tierra en un entorno selvático, que terminan por dejarnos en las primeras casas de Arbo. En mi caso, recorrí sus calles para comer algo, pero el track bordea la capital del ayuntamiento por caminos y apenas contacta con el núcleo de población.
Que dejo atrás rodando entre pistas de tierra y asfaltadas hasta que en la población de Ponte Cabaleiros vuelvo a la PO 400, esta vez durante 3.5 kms durante los que descanso y evito un tramo complicado de sendero junto al Miño que sí había incluido en el trazado de la Travesía del Agua.
Cuando alcanzo el cartel de estación de tren me desvío. También anuncia una playa fluvial, así que este es mi destino!. Paso frente al andén, y ya veo un camino que caracolea hacia el corriente del Miño. Es la playa fluvial de Sela, lugar donde termina el sendero fluvial denominado “ruta das pesqueiras”, construcciones que ayudan a la pesca de la lampreaen este río y cuyo origen está en tiempos de los romanos, puesto que aún se conserva algún ejemplo de esa época.
Desde este punto, y hasta llegar a Salvaterra, el terreno es un continuo sube-baja que no cuenta en el acumulado pero que me deja las piernas “finas”: esos 15.5 kms parecen muchos más, y entre fotos, paradas a comprobar que estoy en track y repechos imposibles, hacen que la distancia pase con mucha lentitud.
Entro en Salvaterra por su paseo fluvial, y tras un pequeño desvío para visitar los restos de su fortaleza, regreso al margen del Miño para continuar la marcha. Río abajo hay otro tramo de paseo urbanizado, pero pronto se termina y el camino me hace desviar para ver la desembocadura de otro de los ríos importantes, el Tea, y cruzarlo sobre el hermoso puente de Fillaboa, de origen romano (formaba parte del trazado de la Vía XX, que unía las actuales Astorga y Braga), aunque lo que nos ha llegado a la actualidad es medieval, concretamente del siglo XV.
Una vez atravesado el río Tea (ojo porque, como denuncia el texto que adjunto, el puente está en un estado precario), se sale a una carretera solitaria, que enlaza con otra, y...así durante 5.5 kms, en los que pedaleo entre la ejemplarización de la construcción gallega, con una evidente dispersión de la población, pudiendo encontrar casas aisladas separadas unos metros entre sí sin orden aparente.
Al llegar a la línea del ferrocarril ya aparece una pista de tierra que discurre paralela al río Miño de nuevo; estoy en la localidad de Caldelas de Tui, donde existe un pequeño balneario. Desde aquí son aproximadamente 7.5 kms de camino y pista paralelo al río muy entretenidos y que ofrecen momentos visualmente impactantes.
El final de este camino fluvial está en la planta depuradora de Tui, así que salgo a la carretera y descubro las flechas amarillas del Camino de Santiago; estoy frente al ponte da Veigasobre el río Louro, que al igual que el de Fillaboa y el de San Xoán, tienen sus bases en tiempos de los romanos, pero lo que podemos ver es medieval. Por este punto discurría la Vía XIX del itinerario de Antonino, y que venía de Braga para ir a Santiago, más tarde a Lugo y, por fin, a Astorga.
Aprovecho la presencia del Camino de Santiago para hacer su trazado a la inversa y terminar mi etapa en la catedral de Santa María de Tui, después de callejear un poco por las estrechas calles de la villa.
Más detalles:
Travesía completa
Etapa 1: Portela de Lamas – Ourense
Etapa 2: Ourense – Melón
Etapa 4: Tui – Baiona
Etapa 5: Baiona – Pontevedra
aquí
Waypoints
Waypoint
34 ft
Balneario de Caldelas de Tui
Tui
Waypoint
163 ft
Praia Fluvial de San Xoan
Pista
Waypoint
65 ft
Ruta das Pesqueiras
20 m altura
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