Conociendo Melanoxylon

Jata se ha convertido en los últimos meses en una zona endurera a tener en cuenta, gracias a la labor de un puñado de builders que se cuentan con los dedos de una mano. El monte tiene muchísimo potencial, y la verdad es que siempre había pensado que un monte así, con esa altura, con accesos relativamente sencillos, estaba completamente desaprovechado. Y en esto aparecen Aritz, Iker, Ángel y algún otro que no conozco y se sacan de la manga bajadas de 500m de desnivel que te hacen llegar con los brazos cargados y los frenos al rojo vivo.

Tras publicar a principios de año el track de la "presentación en sociedad" de las dos bajadas nuevas (https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/jata-enduro-2023-123025779), los duendes del bosque no han estado quietos, y además de mejorar pasos aquí y allá en las bajadas ya abiertas, han buscado otras opciones, como la bajada Melanoxylon. Se trata de una bajada que nace de Jata Txiki, en su llegada a la pista. Es muy fácil de localizar, ya que es simplemente seguir recto según llegamos de Jata Txiki.

Es una bajada que está todavía tierna, irá cogiendo flow a medida que la gente pase, si los moteros tienen el detalle de respetarla. Ahora mismo no es rápida, hay que parar la bici en algunos pasos y tiene cruces de pista que mejorar, pero vamos poco a poco. En el tramo intermedio quizás baja demasiado a pico en algunas zonas, perdiendo altura demasiado rápidamente. En su parte final la pendiente afloja, y se puede aumentar la velocidad, siendo más disfrutona.

Pero vamos al inicio, la subida desde la iglesia de San Lorenzo, en Maruri, es igual que la del día de la quedada: empieza suavecito para calentar, pero luego la pista se descompone y hay que darlo todo para no poner el pie en las curvas. Hoy solo fallamos en una, pero es una lotería. Tras llegar al buzón de Jata Txiki, nos ponemos las protes y empezamos la bajada, agradeciendo lo seco que está el terreno. Tras la primera parte de Jata Txiki, como decía al principio, enlazamos con Melanoxylon, que nos deja muy cerca de la carretera.

Remontamos por pista hasta los merenderos, desde donde volvemos a bajar inicialmente por la bajada tradicional, pero el último tramo antes de llegar a la carretera lo hacemos por una variante que va un poco más a la derecha. Más recta y vertical, tiene unos cuantos drops a los que se les puede dar a vista sin problema. Variante bonita, para quien no conozca. Tras la carretera, seguimos por el tramo del acantilado y enlazamos por el pinar. En el último cruce de pista, decidimos que ya hemos bajado bastante y empezamos el remonte sin llegar abajo del todo.

Remonte mucho más cómodo que el primero, y piano piano llegamos a las antenas por pista. Tras un breve porteo, enfilamos la bajada final encadenando Lubaki y Unibaso. La última vez que estuve por aquí estaba todo embarradísimo y había tramos muy jodidos para controlar la bici. En seco es otra cosa, sigue siendo una bajada técnica y larga, pero la sensación de control no tiene nada que ver. El consabido repechón a mitad de la bajada hace que duelan un poco las patas, pero ya no queda nada y la última parte es muy buena. En la parte final, hay un par de cortados señalizados. El primero es muy noble, pero el segundo es un planazo... se le puede dar, pero hay que amortiguar bien la caída.

Y del final de la bajada hasta el coche, un par de km de asfalto. De lujo.