Corumbel-Cerro Salomon-Enduro Villarrasa

Ruta muy variada que es el mejor acceso que he encontrado hasta ahora en btt a uno de los lugares más espectaculares de la provincia de Huelva; el Cerro Salomón.
Con esta ruta disfrutamos además de las vistas desde el Cerro de parte del trazado férreo junto al Río Tinto, además de recorrer la enduro de Villarrasa, muy divertida en btt pero a la vez muy agradable visualmente. Además conocer la pequeña pista por el Barranco del Huerto del Cantador fue una agradable sorpresa.

En cualquier caso, y antes de describir la ruta con más detalle, debo recordar que una vez más, y tras varios años sin pisar los restos de la vía férrea que los ingleses construyeron para exportar lo que extraían de las Minas de Río Tinto, volví a encontrar inexplicable el abandono que sufre estos restos históricos y que no sea una vía verde acondicionada, y uno de los principales reclamos turístico-naturales de la provincia.
En la provincia hay 148 km de vías verdes, más bastantes más vías ciclistas, en general ubicadas en zonas sin ningún atractivo paisajístico ni cultural.
El recorrido del tren de la Rio Tinto Company atraviesa una de las zonas naturales mejor conservadas de la provincia, por el profundo tajo formado por el río Tinto a lo largo de su historia, con la magia que aporta este curso fluvial único en el mundo, y aderezado además con los restos que quedan de la ingente actividad minera en la zona. Es una zona con una difícil situación económica que habría que dinamizar, y que no es fácil de visitar por su aislamiento, por lo que una vía verde por este recorrido debería ser un objetivo principal de una provincia que quiere salir de un turismo estacional, sin que nadie promueva iniciativas como esta, o como promocionar más el turismo dolménico, en la misma zona donde se encuentra el recorrido ferroviario.
El trazado está, aunque habría que acondicionarlo, incluyendo varios puentes y túneles. También sería interesante habilitar algunas vías de acceso y salida a mitad de recorrido, para que no fuera tan largo, y posiblemente ubicar algún servicio (agua, máquinas de bebidas o comida) en alguno de los edificios que regulaban la infraestructura originalmente. Aparte de esto, un servicio de furgonetas o microbuses que recogiera y llevara a los ciclistas o senderistas desde los puntos de acceso al recorrido, y poco más haría falta para tener un atractivo turístico de primer nivel.

En fin, cosas que pasan. Espero que con esta crónica y algunas de las fotos tomadas, alguien tome el testigo y empuje esta iniciativa.

La ruta comienza en el Embalse del Corumbel, para tomar la carretera que va hacia Berrocal, en paralelo a la antigua vía del tren minero. Pero en seguida sale una pista a la izquierda con una cancela que se puede abrir y que nos baja a la orilla del río entre eucaliptos. No me pude resistir a seguir un rato el trazado de la vía para hacer algunas fotos, en concreto hasta la estación de Manantiales, desde donde divisé a 2 ciervos al otro lado del río. Lástima que lo nuboso del día redujo la espectacularidad del contraste de colores entre las verdes laderas a orillas del río y el color de este, que es tinto de verdad (foto 1).
Volviendo algo sobre mis pasos busco un vadeo del río, algo complicado (los vadeos del río Tinto son la causa de que clasifique la ruta como difícil, para que no intente hacerla quien no esté dispuesto a meter los pies en agua como esta), que me deja en una pista que había localizado en Google Earth, pero que está casi abandonada.
Tras una pequeña caída en el inicio del ascenso por esta pista invadida por la vegetación, poco a poco se abre conforme pasamos unas colmenas artificiales y más aún al llegar a una gran pista que crestea por una sierra que nos permite ver ... bosques por todos lados entre el trinar de mil pájaros.
De esta guisa acabo sin darme cuenta en la pista de las Cortecillas, aunque en este caso tomo una menor que recorre casi por la cresta de una sierra y termina de nuevo sobre el trazado férreo, en la zona de las Cortecillas, junto a un nuevo meandro del río Tinto. La bajada a las Cortecillas es por un cortafuegos delicado pero ciclable, que tiene su peor parte al principio y al final, y donde hay que tener cuidado en los últimos metros, donde nos encontraremos con los taludes que hacen las máquinas al final de los cortafuegos, enterrados entre vegetación.
Desde las Cortecillas empezamos el ascenso hacia el Cerro Salomón, que trascurre por un agradable barranco con vegetación mediterránea, aunque no muy cerrada. Poco a poco nos adentramos en una zona donde se ha arrancado multitud de eucaliptos, dejando las laderas peladas, conforme nos acercamos al desvío al Cerro Salomón, que tomamos a la derecha junto a un paso canadiense. Junto a unas colmenas artificiales entre pinos se acaba la pista y empieza un sendero entre jaras que nos llevará, a pié, hacia el istmo que une al Cerro Salomón con la pista que traemos, donde nos deleitaremos con una de las vistas más espectaculares de la provincia (fotos 2 y 3), en un triple meandro del río con un único vertice en este istmo, de apenas unos metros de ancho. El acceso al istmo, aunque requiere sortear diversas pedreras por senderos que desaparecen, discurre por un agradable y cerrado bosque mediterráneo que nos hace intuir la vegetación que cubría antaño todas estas tierras.
Retomamos la ruta btt por grandes pistas, primero de nuevo por zonas peladas para llegar en breve a una casa abandonada en una agradable dehesa de alcornoques, y luego seguir por grandes pistas entre jaras o eucaliptos, hasta que por fortuna me desvié por casualidad por el Barranco del Huerto del Cantador. Aquí una pequeña pista desciendo por el fondo del barranco junto a un pequeño arroyo cubierto de zarza moras y helechos, cruzando algunos arroyos más como el de Corral Quemado (foto 4) donde se me cruzó un animal tipo nutria, que imagino sería un meloncillo, que en lugar de ocultarse al borde de la pista siguió corriendo por ella durante 1 minuto apenas 2 metros por delante de mí (era bajada y estaba tratando de conservar el freno de atrás, por lo que se tuvo que emplear a fondo el pobre bicho).
La salida de tan remoto valle no fue la ideal para btt, pues tuve que remontar por un sendero muy roto en el cauce de un torrente durante 300 metros, a pie, aunque con poco desnivel.
Habría que estudiar la posibilidad de salir del valle por el curso del propio Arroyo del Corral Quemado, porque tras encontrar una pista y recorrer varias cabeceras de barrancos llegamos al inicio del tramo de la enduro de Villarrasa que vamos a recorrer, justo por el cauce de dicho arroyo, a apenas 1 km en línea recta de donde me crucé con el meloncillo.
En fin, tras un descenso al arroyo del Corral Quemado por un cortafuegos muy pisado por las motos, y por tanto con roderas y material suelto, empezamos una enduro divertida pero fácil, casi sin desnivel, con sendero marcado y de buen firme casi en todo el recorrido, invitando a pedalear, escasos pasos donde haya que poner el pie, e infinidad de vadeos del arroyo, que corría cristalino (foto 5) entre un bosquete de eucaliptos, zarzas y helechos.
Desde el cortafuegos de entrada al de salida recorrí 4,6 km de enduro en media hora, tras muchas fotos y una nueva caida, esta con menos consecuencias aunque igual de absurda. Desde el fresco fondo del barranco llama la atención atisbar las peladas y ya marroneadas laderas que bordean el vergel que recorremos.

Lástima que la salida de la enduro (aunque parece que se puede seguir en un buen tramo más) es por un empinado cortafuegos que incluso andando cuesta superar, aunque es muy corto.
Tampoco es demasiado agradecido el recorrido que sigue, por pistas forestales de polvo suelto, cresteando por cerros y barrancos pelados durante un buen rato, hasta tomar una pequeña pista que de nuevo nos lleva rozando multitud de ramas hasta unas colmenas artificiales, para empezar un descenso por una pista aún más desdibujada aún baja un bosque de pinos.
Tras descender los últimos metros a pié hasta el cauce del río Tinto, recorremos unos metros sobre lajas en la bici y llegamos a la represa de un antiguo molino harinero, llamado del Rincón, en un leve meandro.
De nuevo vadeamos el río por la represa, de forma mucho más sencilla que en la primera ocasión pero sin evitar meter los pies en el agua, y llegamos en seguida al embalse del Corumbel tras un breve ascenso entre eucaliptos.

48 km, 925 m de desnivel de subida acumulado, tramos de enduro, bajadas curiosas por cortafuegos, mil arroyos e impresionantes vistas del río Tinto, me harán sin duda repetir la zona o incluso la misma ruta tal cual.