Cuarte

Rutica por los cerros de Cuarte, una zona a la que habrá que estar atentos por su calidad y cantidad de bajadas; un auténtico bike park a tiro de piedra de ZGZ capital.
Empiezo en Cuarte y el GPS tarda en arrancar, gracias a eso me doy un pequeño rodeo por el pueblo; mejor salir de Cuarte por la calle Ramón y Cajal. Tras salir del pueblo, tomamos una pista amplia que sube al monte y se transforma en senda. Un par de toboganes más tarde, ya ataco el primer barranco. Tras un inicio que promete, en seguida viene un cortado de dos metros, aunque los más técnicos serán capaces de bajarlo, yo desde luego no. El barranco (no tiene nombre en el IGN, le llamaremos La Pesquera, como el cerro próximo donde acaba) sigue muy encajonado, técnico pero sin ser tan exigente, salvo otro cortado de metro y medio, éste imposible a todas luces. Así acabamos en la pista asfaltada que bordea los cerros yesíferos, y que tomamos hacia arriba para buscar otra bajada. Mejor aprovechar para rellenar de agua.
Pasando el monasterio de Santa Fé volvemos a encarar la montaña hacia arriba, por una pista amplia. El terreno está completamente seco; parece Marte, ni gota de agua, pero se nota perfectamente su acción erosiva. Con estas cosas y algo de esfuerzo nos asomamos al valle del Ebro en todo su esplendor. Pero se trata de seguir subiendo hasta la zona de los aerogeneradores, y en vez de seguir el PR 23 decido ir por los cerros, sufriendo en los cortos repechos y disfrutando de sus breves bajadas, mientras voy cresteando y ganando altura, hasta que en un pinar acaba la subida con unos postres del 20%, ay. El paisaje aquí está ocupado por los aerogeneradores y cultivos de cereal, y yo paso de largo el barranco de la Almunia y busco otra bajada, que me llevará a María de Huerva (este pueblo tiene nombre de estrella del flamenco). Una pequeña bajada rápida y con escalones muy bajables, entre pinos, una corta subida de empujar la bici y ante mí se abre el valle del Huerva, a donde se baja por un sendero aéreo, con diversas trazadas para todos (o casi todos) los públicos, cresteando por los cerros y acabando en una pista asfaltada, que me deja en mi punto de salida.