Cuevas de Los Medinas y veredas de Retamar

De momento parece ser que mi exploración por esta parte occidental del Campo de Níjar -concentrada alrededor de las Cuevas de los Medinas y de Los Úbedas- se empeña en repetir aquel chiste con el que acaba el álbum de Astérix en Helvetia, en el que Obelix, a la pregunta de qué le había parecido Suiza, responde con gesto tajante: "¡Llano!". En mi caso, si me preguntaran por este territorio, y teniendo en cuenta que iba en busca de veredas, diría con ánimo derrotista: "¡Asfalto!".

Descontando el zigzagueo pasada Costacabana, la ruta comienza con sus buenos veinte kilómetros de asfalto hasta dejar el camino de Los Juanorros; encima con un incesante tránsito de camiones que a uno le hace pensar, enloquecido, si no sería mejor meterse en la autovía y terminar con esto de una puñetera vez. Se ve que hay una cantera por encima del cortijo de Narváez.

Un poco de rambla del Agua y, de nuevo, asfalto. Asfalto para llegar a Cuevas de Los Medina, dudando qué dirección tomar (definitivamente , esto del GPS no es lo mío), y terminar saliendo dirección al cementerio rodeado de perros escandalosos.

Pero por fin, un poco más adelante, se encuentra uno (es decir, deshaciendo unos metros por haberse pasado el cruce, como siempre), con el inicio de una vereda que, entre matorral, pasa bajo la autovía y ofrece lo mejor por el barranco de Los Coterones hasta el puente de Retamar. Luego ya es cuestión de regresar vía litoral. Por supuesto, con viento en contra tanto a la ida como a la vuelta.

P.D. Nótese la maestría en el despiste con la que este aficionado logra pasarse todos los cruces importantes.