Derrotados pero no vencidos

“No estás derrotado cuando pierdes, estás derrotado cuando te das por vencido”

Algún día vamos a salir tan temprano que mas bien va a parecer una marcha nocturna. Habiendo quedado a las 8:15 en el yelow submarine, no quedaba más remedio que quedar prontito y recorrer los caminos hasta allí abriendo bien los ojos para, al menos, no salirse del camino.
Tres fuimos desde Palazuelos y el resto, la mayoría, partía desde el inicio del carril bici. Después de jugar al gato y al ratón con Antonio, salimos un poco más tarde, lo justo para que nos estuvieran esperando al llegar al submarino amarillo.

Enfilamos hasta Parque Robledo en bloque, viendo que el pantano del Pontón está lleno y rebosa. Al pasar por la depuradora el grupo se estiró todo lo que da de sí lo menos 15 bikers, para poder pedalear por la vereda, entre jaras y zarzas hasta la misma fuente del Cochero.
Esta vez no hubo parada para quitarse ropa, pues la niebla que nos iba envolviendo, mojaba bastante nuestras chaquetas y el frío no remitía ni con las duras cuestas de la pista de la Cueva del Monje, a partir del Puente de los Tres Maderos. Esta vez no hubo parada en dicha cueva, lo justo para tirar un par de fotos. Sí la hubo en el claro de Prado Redondillo, como reagrupamiento general; así como en el comienzo del Camino Viejo del Paular. Algo de comer y patapúm parriba. En varios grupos. Tantos como condiciones físicas. Al llegar a la zona más técnica, a causa de las piedras, raíces y la nieve dejamos más espacio entre unos y otros…para respirar mejor, más que nada…

Al legar a Cotos hacía de perros: niebla “meona” que calaba de cojones, viento y frío. Fotos y más fotos hasta que llegaron todos. Más fotos de grupo y, tras encender las luces rojas para en la tija para que nos vieran los coches nos fuimos camino de Navacerrada. No sé si será por el frío pero nos llevó tan solo un cuarto de hora. La rueda del que te precedía soltaba agua salada y pedruscos de sal, haciendo que el ir en fila india fuera como “tomar sales” a lo burro.

En Navacerrada hacía tan malo que nos tuvimos que guarecer en un rincón, lo justo para evitar la ventisca heladora.
En este punto decidimos que bajar por el Calvario iba a ser demasiado arriesgado por el posible hielo del camino; así como la subida a Fuenfría o a Losn Leones, donde el mal tiempo podía jugarnos una mala pasada.

No pasa ná, cambio de planes. Bajamos el puerto de Navacerrada por la carrertera hasta la Casa de la Pesca, aguantando el frío como cada uno pudo; y diversión por la Pesquerías Reales, dando más hachazos que los Sioux contra el General Custer, dirigidos por Javi “Caballo Loco” y Diego “Toro Tarado”.

Para recobrar el calorcito y las fuerzas, unos pocos, hicimos una breve parada en el Saloon de Robledo, bueno…uno de ellos; mientras que el resto decidió para ya si eso en casa (algunos llevaban hora de vuelta).

Ésta, nos la apuntamos y terminamos otro día…y lo sabes!!