Activity

Disfrufriendo por la Cabrera. Truchas, Corporales, Pozos, Cunas, Truchas.

Download

Author

Trail stats

Distance
32.24 mi
Elevation gain
4,964 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
4,964 ft
Max elevation
5,463 ft
TrailRank 
21
Min elevation
3,677 ft
Trail type
Loop
Time
6 hours 3 minutes
Coordinates
3266
Uploaded
September 14, 2020
Recorded
September 2020
Be the first to clap
Share

near Truchas, Castilla y León (España)

Viewed 171 times, downloaded 3 times

Itinerary description

Vamos con lo de hoy. El mismo día que llegué arrastrándome a casa tras la pájara, el día 1 de septiembre, recibí varios mensajes de David (líder espiritual de la secta de los sitrameños, o sitramenses) ofreciéndome -literalmente- un poco de sufrimiento por las montañas de la Cabrera. El plan era coger el coche, hacer una ruta, comer un bocata y volver. ¿Cómo decir que no a un buen madrugón el sábado para darse una paliza en bici después de conducir dos horas y comer tirados en el suelo de un pueblo perdido en la montaña? Así que dije que sí, claro. Os ahorro la crónica del viaje en coche, pero que sepáis que desayuné café con leche, tostadas, ensalada de pasta, donut y actimel (en dos tiempos). Arrancamos muy tarde desde Truchas, porque mis anfitriones (os los presento: David, Rubén (Willy), Óscar y Sergio) se retrasaron, pero enseguida nos olvidamos de todo, porque así, sin anestesia, empezamos a subir (calentar es de cobardes). La subidita duró 12 kilómetros. La hice bien teniendo en cuenta mi pobre estado de forma, pero porque mis compañeros son muy educados. Si hubieran apretado un poco, les tendría que haber dicho adiós con la manita. Así que seguí a mi ritmo, paré a tomar el primer gel de la mañana (12 km y ya con geles…) y me junté con todos al acabar esa primera tanda. Risas, fotos, admiración del paisaje y a seguir. ¿Después de subir qué tocaría? Claro, bajaaaaar. El Manolón lo dio todo ahí tragándose piedras, ramas, baches… una maravilla. Con dolor de brazos de tanto frenar y con dos toneladas de polvo en los ojos y el resto del cuerpo, nos volvimos a juntar abajo 5 kilómetros y 16 minutos después. Pasamos por Corporales -un pueblo perdido en mitad del valle- y llaneamos durante 2 kilómetros por una carretera junto al río Eria. Fue un breve paréntesis antes de empezar la segunda subida larga de la jornada: primero una de ocho kilómetros y a continuación otra de dos. Desde esa zona se disfrutaba de un paisaje de esos que te hacen sentir insignificante: valles inmensos y montes enormes a ambos lados. Entre ellos el Pico Teleno, que dejamos a la izquierda. Por allí algunos tramos eran muy pedregosos, así que la subida se hacía mucho más difícil y las fuerzas empezaban a flaquear. Me quedé rezagado para no fundirme y David se paró a esperarme, pero ya le dije que eso, lejos de ayudarme, me desmoralizaba. La solución fue drogarse de nuevo: otro gelecito en el kilómetro 24. Y funcionó. Sube, baja, sube y nos plantamos en lo alto del Portillo de Arriba (1681 m). Ya estaba casi todo hecho. Desde el Portillo de Arriba, teníamos un descenso de 8 km. Muy divertido y con su peligro por el montón de piedras que encontramos. Bajamos con moderación, y aún así íbamos a entre 30 y 40 km/h, por lo que una caída nos podía hacer daño. No paso nada, más dolor de antebrazos y más polvo en el cuerpo. Acabamos en otro pueblo: Pozos. Allí paramos a comer los bocatas. El mío de jamón, tomate y aceite: riquísimo, no me sobró nada. Arreglamos el mundo, nos refrescamos y a seguir. Ufff, como cuesta arrancar después de una parada como esa. Nos quedaban solamente 15 kilómetros, pero eran de unas rampas de campeonato. Me tomé el tercer gel (km 40) y empezamos el último ascenso del día. Durante algunos metros tuvimos (Sergio y yo, que éramos los menos en forma) que subir empujando la bici, porque entre la pendiente y las piedras a tutiplén y retamas que nos estorbaban, nos resultó imposible hacerlo montados. Cuando se suavizó algo la pendiente retomamos el asunto y llegamos muy poco a poco a la parte más alta (Peña las Cabras, según Sigpac). Ya sí que lo habíamos conseguido. Bajamos hasta el pueblo de Cunas (el padre de David nació allí) y acabamos con un último descenso hasta la carretera que nos llevo a Truchas de nuevo. Nos metimos hasta los muslos en el río helado y transparente —el Truchillas- lo que nos dejó las piernas como nuevas y acabamos confraternizando y tomando unas cervezas en el bar del pueblo. Un día de mucho sufrimiento y mucho más disfrute. Por el camino habíamos visto pinares inmensos, robles, escobas… y unos paisajes preciosos. Pero para mí la mejor parte fue la compañía de estos cuatro chicos, que para ser de Sitrama, la verdad es que son bien majos.

Comments

    You can or this trail