El Bonillo- Munera y regreso. Circular, sencilla y bonita.

Etapa sencilla tanto a nivel técnico como físico, con la que se pretendía recordar un poco eso de dar pedales después del verano, donde, algunos más que otros, se ha comido bien, sesteado mejor y pedaleado nada, ¿verdad Paco?
Salimos de la gasolinera de El Bonillo, ciudad conocida por la calidad de su artesanía en mimbre, retama y esparto, y tomamos dirección al arroyo de Mingoyuste, que seguimos un poco para ir enlazando caminos sin ninguna dificultad en dirección al parque eólico El Gramal, donde tendremos buenas vistas de aerogeneradores trabajando y con suerte alguna rapaz recortada en el firmamento, y a la derecha la laguna de navajo de la sierra, en esta época estival con poco agua, pero en invierno frecuentada por zancudas y aves migratorias.
Seguimos por caminos salpicados de retama y encinas y llegaremos a un bancal que hay que atravesar pues antes había un camino que algún labrador despistado labró y nos toca meter plato pequeño y tirar de equilibrio.
Continuamos recto y llegamos a un impresionante tocón de lo que sería un árbol inmenso, quizás un chopo y al lado tenemos un nacimiento de agua donde podemos refrescarnos y llenar bidones y en las zarzas buscar moras en verano, que nos van a caer de lujo.
Cerca estamos ya de la nacional 430 y la entrada a Munera, con su puente sobre el rio Ojuelo y su espectacular rampa de acceso donde poner a prueba nuestras fuerzas.
La segunda vez que la subo y en esta ocasión quizás en la mitad de tiempo.
Bajamos por las calles que salen a la derecha en busca de un mirador y una pasarela boscosa donde los chavales maceran sus tiernos cerebros en toda suerte de licores y desparraman a posteriori las botellas sin ningún respeto por el entorno. Seguimos bajando y pasamos junto a las ruinas de la antigua fortaleza, o castillo de los casares. Muros que albergaron a romanos, cristianos y árabes, joya arquitectónica de la edad de bronce y hoy en día refugio de palomas, conejos y demás animalejos del señor.
Con tanta foto y tranquilo pedaleo se nos hace tarde y van apeteciendo fríos jugos de cebada por lo que buscamos la comarcal que nos llega al Bonillo y la seguimos un rato para después retomar caminos en busca de la comarcal de Sotuélamos. En estos caminos encontramos un pozo donde refrescarnos y un poco de bosque cerrado en la rivera del arroyo del Negres.
Seguimos camino y pasamos a la comarcal de Sotuélamos, que seguimos unos quilómetros para desviarnos a un camino donde enseguida encontraremos otro pozo a la izquierda, donde refrescarnos y llenar bidones.
Seguimos el camino y entramos al Bonillo por el cementerio y por su paseo franqueado de cipreses que esperemos que sigamos haciendo en este sentido muchos años más, es decir, del cementerio al pueblo, y no al revés.
Un poco más y … cervezas frías¡¡
¡A disfrutar¡