El Sotillo, vuelta a la Giganta y bajada de la verea La Trasluchada - 15-11-2016

Relato de Antonio Jose Rivera Jimenez
Peñón de la Giganta.
Enclavado en el Parque Natural de la Sierra de Huétor, en la Sierra de Arana, es punto de referencia de senderistas y también de enamorados del ciclismo de montaña.
Esta ruta puede tener distintas variantes, hacerla más o menos larga dependiendo del punto de arranque. Nosotros, Jose Tenza, Pepe Vargas, Antonio Aguilera y el que suscribe, elegimos hacerla circular, partiendo de El Sotillo, área recreativa cercana a Iznalloz.
Hasta allí nos trasladamos en coche y pusimos rumbo al Cortijo de la Artichuela. El camino está bastante bien, salvando la piedra suelta que hay en el mismo, pero que no impide un pedaleo uniforme. Las vistas que nos va dejando empiezan a olvidarnos del esfuerzo y concentrarnos en las mismas. Siempre con la referencia al frente de El Peñón de la Giganta.
Cruzamos el Barranco del Peñoncillo y nos aproximamos a las inmediaciones del Cortijo de la Melera. Tras arreglar un pinchazo de Jose Tenza, proseguimos hacía el Barranco de la Atalaya, el cuál seguimos por su margen derecho, dejando el cruce al Cortijo de los Beatos y cuya subida impone desde la distancia.
Tras una sinuosa subida con curvas cerradas a derecha e izquierda, llegamos al collado y a nuestra derecha vemos el Peñón de la Giganta con su cueva. Vistas impresionantes a un lado y a otro, con un manto de pinos a nuestros pies. La vista se pierde en el horizonte hasta más allá de nuestras posibilidades de ver. Empezamos el descenso dirección Collado de Bocarrambla y dejando a nuestra derecha el Pico de las Víboras. Proseguimos el descenso, con alguna subida de poca importancia, hasta el cruce con el camino que viene del Collado del Agua y va para El Sotillo. Hemos estado a 1550 metros de altitud y en ese momento nos encontramos a 1350 aproximadamente.
La opción más fácil es seguir esa pista hasta El Sotillo, pero somos gente que nos gusta descubrir cosas y sitios nuevos y hacemos caso a Antonio Aguilera, que nos va a enseñar una senda de bajada. Para ello hay que volver a subir hasta los 1550 metros aproximadamente.
Este tramo sí que es duro y la entrada a la senda, si no se conoce, es complicada. Sobre todo cuando vas mirando al suelo para no ver lo que tienes delante. La senda es muy técnica en algunos puntos, con curvas de 180 grados y con un suelo en las mismas con poco agarre, con surcos provocados, o bien por los propios ciclistas o por los moteros. La bajada es espectacular. La verdad es que ha merecido la pena hacer ese esfuerzo hasta coger la senda. Esta opción de la ruta elegida no es muy larga, pero el desnivel superado sí que lo es. Una vez terminada la misma y como no podía ser de otra manera, comenzamos el tercer tiempo. Esa cervecita después del esfuerzo y con los amigos, no tiene precio.

Si necesitas información, con mucho gusto te la envío.


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