Enduro en los confines de Bizkaia

Hoy nos hemos ido hasta el último pueblo de la costa vizcaína a probar los senderos que han estado construyendo en los últimos años los locales de Ondarroa. También nos apetece repetir la bajada de Ituiñomendi, que ya hicimos en Mayo de 2022, por lo que decidimos dejar el coche en Berriatua, cerca de todo.

Las subidas en el valle de Artibai ya las recordaba pindias de cojones, y no defraudan en absoluto. Aquí hay que venir siendo consciente de que en las subidas vas a sufrir si o si, así que ya estábamos mentalizados. La primera subida hacia Ituiñomendi es así: nada más empezar, nos da los buenos días con un rampón de hormigón que hace que entremos rápido en calor. Luego la pendiente suaviza a tramos, cruzamos la carretera, el terreno se embarra por momentos, y llegamos a enlazar por fin el tramo final de subida a Ituiñomendi, un precioso sendero de esos que tanto me gustan que zigzagea en cerradísimas horquillas ganando altura poco a poco. Se hace duro, pero las vistas de Markina desde la cumbre son brutales.

La bajada de Ituiñomendi es roja, y no puede empezar más punki: en la misma cresta hay un salto con cocodrilo que, aunque no es tan largo, la ostia si fallas puede ser histórica. Inicio de la primera bajada, elegimos vivir y vamos por la chicken line. El resto de la bajada es divertida, con algún tobogán con más pendiente, tramos peraltados y cambios de rasante. La parte de abajo está bastante húmeda, justo antes de llegar a la carretera.

Tras unos metros de asfalto y cruzar el río enseguida enlazamos con la segunda subida, que de nuevo subimos a chepazos unos 350m+ de altura hasta el segundo sendero de bajada, esta vez el sendero azul Pagopeku. No sé por qué, pero no esperábamos mucho de este sendero y nos sorprende gratamente con su trazada estrecha a media ladera y sus curvas enlazadas con apoyos puntuales. Son poco más de 600m de sendero, pero dejan buen sabor de boca. Tras una pista con trabajos forestales que acabamos de descender, llegamos a la pista principal que nos llevará en subeybajas hasta Tontorramendi, cumbre con unas espectaculares vistas de la costa guipuzcoana y de la que salen un par de bajadas.

Nosotros elegimos la roja Motorbizikleti, que encontramos un pelín blanda (veníamos avisados de esto por los locales), pero muy currada, con buenos apoyos en todas las curvas y algún salto esporádico. La bajada llega a una pista de grijo que remontaremos dos veces hasta las antenas. Tras el primer remonte, hacemos Izarra, una azul venida a más, con algún paso azul oscuro, que encontramos también con algún punto tierno y que acaba en el mismo punto que la anterior Vuelta a remontar hasta las antenas para hacer Baraiku, sin duda la bajada del día.

Baraiku la hacemos con un local de liebre, lo que facilita muchísimo el entrar en los saltos con confianza.... siempre que le mantengas a vista, cosa que nos ha costado lo nuestro. La primera parte de Baraiku es tendida, con peraltes perfectos en los que lanzar la bici y salir más rápido de lo que has entrado. Luego la cosa ya coge más pendiente y las curvas son más cerradas, por lo que hay que tirar más de frenos. La bajada tiene unos cuantos saltos, algunos de ellos dobles, pero que se pueden hacer todos a vista, ya que están perfectamente construidos para no llevarse sorpresas... incluido uno al final que salta por encima de un arroyo. Llegamos abajo con los frenos ardiendo tras 4 minutazos de descenso sin parar. Una bajada 5 estrellas. Dejamos sin hacer una negra y una azul, tienen un buen bikepark los locales de Ondarroa aquí montado, la verdad.

Para la vuelta, tomamos el bidegorri que va por la margen derecha del río Artibai y remontamos poco a poco, enlazando carreteras sin tráfico con tramos peatonales hasta empezar la última subida del día, que nos llevará a Txindurri, un happy end azul perfecto para acabar la mañana. Curvas y más curvas, todas con su correspondiente apoyo, y alguna un pelín inclinada. Como digo, perfecto para acabar el día, ya que nos deja a menos de un kilómetro del coche.

Como digo, una ruta que nos ha sorprendido muy gratamente, en una zona lejos del foco mediático del enduro, y donde los locales hacen "mtb de toda la vida" sin postureos (y bajan como demonios). Paisajísticamente tiene también su encanto, ver el mar en el horizonte durante buena parte de la ruta, mola. Como decía, subidas duras que acumulan 1500m+, es exigente físicamente. Técnicamente, las rojas son rojas, y algunas azules, "casirojas", por lo que la califico como difícil.