EXTREMADURA. Castañar de Ibor- Fresnedoso de Ibor

Ganado el pueblo de Castañar desde el Centro de interpretación de la Cueva de Castañar, tomamos una pista abierta y en franca bajada llegamos a orillas del bravo río Ibor, que baja crecido. Por kms alucinados junto a él, hasta tomar una dura Ramos que nos mete el el semiabandonado poblado de La Avellaneda. Luego a su salida dejamos el GR118 y por una pista en bajada entramos en un olivar sin salida. Caminamos con mucho pesar junto a un arroyo medio perdidos. Al rato salimos a una pista abandonada. La aventura servida. Junto al bello y muy místico Ibor avanzamos hasta darnos de bruces con una enorme puerta y vallas. Sí o sí nos toca saltar la y entrar en propiedad privada. Con el susto en el cuerpo avanzamos. El sendero casi inexistente. La tierra removida por los jabalíes. Así seguimos y seguimos hasta llegar a una casa. Pasamos junto a ella por la parte de abajo, cerca del río. Y de últimas el camino que muere en su orilla. Toca descalzarse y cruzar el bravo río con las gélidas aguas por las rodillas. Del otro lado potente cuestón y nueva cancela. Pasamos penosamente las bicis y nosotros, y del otro lado seguimos en franca subida hasta ganar un collado. Seguimos y ya en bajada entramos por fin en Fresnedoso de Ibor. Son cerca de las 5 de la tarde, y en el Hogar del Pensionista nos hacen unos buenos bocatas y unos cafés, y rápidos, cayendo la tarde, tomamos el camino que por medio de los montes pone rumbo de vuelta a Castañar de Ibor. Un par de buenas paredes, las bellas vistas, mucho frío, y luego el camino que se desploma para caer al cauce del río Ibor. Cruzamos un puente y de la otra orilla nuevo subidón por pista bien asentada y acabamos saliendo a asfalto, que nos mete por fin de vuelta al punto de partida.