Fogars, tres esglésies i dues ermites

Ruta sencilla pero completa, que puede admitir muchas variantes para aderezarla a nuestro gusto.

El inicio de la ruta sigue el camino que empieza detrás de la gasolinera de Fogars hacia la cantera, y pasa por el Trencabanyes para calentar las piernas subiendo un poco, je, je.

Rápida bajada hasta el Ramió, donde encontramos la primera de las iglesias de nuestra ruta, Sant Andreu de Ramió construida en el siglo XII, anexa actualmente a una casa de colonias.

Continuamos el camino que poco a poco comienza a picar de nuevo hacia arriba, sin dejar de ascender durante unos kilómetros casi hasta llegar a Hortsavinyà. Esta es la parte más dura de la ruta, con un par de rampas bastante simpáticas, aunque una vez que se llega al camino principal la cosa se suaviza bastante.

En Hortsavinyà está la iglesia de Sant Llop (o Santa Eulàlia), documentada ya en el siglo XI, un buen sitio para descansar un rato a la sombra y beber y reponer en sus fuentes.

Apenas unos centenares de metros más allá encontramos otra ermita, la de la Mare de Déu de la Erola, famosa no tanto por sus minúsculas dimensiones sino más bien por encontrarse en lo alto de una estupenda subida mítica por esta zona. No hay que preocuparse, esta vez la haremos de bajada.

Ojo aquí porque se puede bajar muy deprisa, pero es casi seguro que nos encontraremos gente subiendo en sentido contrario. Precaución obligada.

Llegaremos en muy pocos minutos a Coll de Porc, y aquí giramos a la izquierda siguiendo el GR, siempre bajando por un sendero estrecho y con mucha piedra suelta, hasta enlazar con un camino amplio que nos lleva enseguida a pasar por delante de la tercera de las iglesias que visitamos, la de Sant Miquel de Vallmanya de la misma época que la de Sant Llop, documentada incluso unas décadas antes que esta, a principios del siglo XI.

A partir de aquí el camino no tiene ninguna dificultad e iremos descendiendo por pistas amplias hasta cruzar la carretera de Tordera/Hostalric para ir a encontrar la última de las ermitas de la ruta, la de Sant Vicenç, minúscula también pero con varios centenares de años en sus piedras (siglo XI o XII).