Fonfría, Castro de Alcañices, Brandilanes (cercanías), ermita de la Luz, Paradela, Castro de Alcañices, Fonfría.

Después de muuuucho tiempo, y gracias al aviso de Miguel, el bombero, me apunté a salir con unos cuantos miembros del club plato grande. Esta vez fuimos diez los que nos acercamos en coche hasta Fonfría para recorrer la zona que limita con, ya sabéis, Portugal. Lamentablemente, el tiempo no nos acompañó, porque la niebla alta y las lluvias esporádicas estuvieron presentes toda la mañana, A pesar de eso, el paisaje es tan bonito, que se disfruta casi igual. La mayoría del recorrido es por robledales y pinares, aunque también hemos visto olivos y castaños. Las hojas tapizan los caminos en muchos sitios, otras pocas permanecen secas en los árboles y las demás iban cayendo a nuestro paso. Más bucólico imposible. Comenzamos yendo de Fonfría a Castro de Alcañices y de ahí bajamos hasta la frontera con Portugal (mi patria de adopción, aaaahhh). La atravesamos y recorrimos unos tres kilómetros antes de regresar a España de nuevo en dirección a Brandilanes. Ya habíamos tenido unas cuantas subidas potentes (pero como se me había caído la banda del pulsómetro, no puedo saber cuánto me pasé del límite para este mesociclo, je, je, je) y nos habíamos parado unas cuantas veces para comprobar si íbamos bien y para reagruparnos (es lo malo de ser un grupo tan heterogéneo). Llegamos a la ermita de la Luz y paramos a comer un poco y a resguardarnos de la lluvia. Poco después emprendimos el regreso, justo por un camino que hace de frontera entre los dos países. Más bosques, más subidas y bajadas muy divertidas (muy bien el Manolón ahí) y más charcos en el camino hasta las cercanías de Paradela. Desde allí quedaban solo diez kilómetros fáciles y pasados por agua hasta llegar al campamento base de Fonfría. No había tiempo para cervezas porque con tanta parada se nos había hecho tarde, así que las bicis al coche y cada mochuelo a su olivo. Una ruta preciosa que hay que repetir. ¡Abajo los mesociclos!