Gijón Cuatro Jueces Fariu Gijón
near Tremañes, Asturias (España)
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Itinerary description
El día anterior no había dejado muy buenas perspectivas, parecía que la lluvia iba a continuar acompañándonos durante este domingo. Un vistazo rápido por la ventana metió la gran duda en mi cuerpo ¿salir o no salir? That’s the question. Desde luego no lucía el sol, al contrario, la mañana era gris, pero tampoco la incómoda lluvia hacia acto de presencia, a lo lejos incluso se vislumbraban unos claros prometedores. nos reunimos varios en Pelayo y La Guía, y seguimos hacia Tragamón.
La nieve que todavía blanqueaba la cima del Fario fue una atracción irresistible. Algunos ya nos habíamos acercado en solitario en su búsqueda en jornadas anteriores, esta vez lo hacíamos en grupo.
Por el sendero de Peñafrancia hasta Deva y por el Pedroco, pasando por encima de los túneles de la A-8, hasta la carretera del Infanzón a Peón. Seguimos hacia las áreas recreativas.
Cruzamos todo el Monte Deva y descendimos en dirección al lavadero de Rioseco de Baldornón.
Una corta parada donde el lavadero y encaramos las rampas de hormigón para ascender hacia Cuatro Jueces. Unos metros más arriba nos desviamos a la izquierda para dejar el hormigón y subir por la pista de tierra. El agua corría abundante por el camino y empezábamos a ver los primeros retazos de nieve a los bordes del sendero. Una vez arriba, ya casi llegando a Cuatro Jueces, sobre el camino abundantes restos de pinos dejaban constancia de las duras condiciones meteorológicas de las pasadas jornadas. Uno de ellos, de gran envergadura, cortaba totalmente nuestro paso obligándonos a echar pie a tierra y cruzar a través del bosque hasta sortear el obstáculo.
En este punto ya la nieve era abundante. Continuamos hacia el Fario. La subida estaba muy pesada, el suelo muy blando por la cantidad de agua acumulada y, algunos, agradecimos la perdida de tracción que nos obligaba a echar pie a tierra para continuar caminando, aun a riesgo de empapar totalmente nuestras extremidades inferiores.
En la portilla del Fario nos encontramos con otros compañeros beteteros que hacían nuestra misma ruta en sentido contrario. Unos minutos de charla, con advertencia por su parte de que descendiéramos con cuidado porque el camino se encontraba plagado de ramas caídas, y de nuevo nos ponemos en marcha. El cielo empezaba a ponerse negro y la lluvia era inminente.
El agua caía con gana. El barro que despedían nuestros neumáticos acababa en nuestros rostros.
De nuevo hacia Monte Deva para desviarnos entre los eucaliptos hacia la bajada de la Casa de la Radio. Tomamos la senda del Piles y ya nos fuimos disgregando en diferentes puntos de ella
La nieve que todavía blanqueaba la cima del Fario fue una atracción irresistible. Algunos ya nos habíamos acercado en solitario en su búsqueda en jornadas anteriores, esta vez lo hacíamos en grupo.
Por el sendero de Peñafrancia hasta Deva y por el Pedroco, pasando por encima de los túneles de la A-8, hasta la carretera del Infanzón a Peón. Seguimos hacia las áreas recreativas.
Cruzamos todo el Monte Deva y descendimos en dirección al lavadero de Rioseco de Baldornón.
Una corta parada donde el lavadero y encaramos las rampas de hormigón para ascender hacia Cuatro Jueces. Unos metros más arriba nos desviamos a la izquierda para dejar el hormigón y subir por la pista de tierra. El agua corría abundante por el camino y empezábamos a ver los primeros retazos de nieve a los bordes del sendero. Una vez arriba, ya casi llegando a Cuatro Jueces, sobre el camino abundantes restos de pinos dejaban constancia de las duras condiciones meteorológicas de las pasadas jornadas. Uno de ellos, de gran envergadura, cortaba totalmente nuestro paso obligándonos a echar pie a tierra y cruzar a través del bosque hasta sortear el obstáculo.
En este punto ya la nieve era abundante. Continuamos hacia el Fario. La subida estaba muy pesada, el suelo muy blando por la cantidad de agua acumulada y, algunos, agradecimos la perdida de tracción que nos obligaba a echar pie a tierra para continuar caminando, aun a riesgo de empapar totalmente nuestras extremidades inferiores.
En la portilla del Fario nos encontramos con otros compañeros beteteros que hacían nuestra misma ruta en sentido contrario. Unos minutos de charla, con advertencia por su parte de que descendiéramos con cuidado porque el camino se encontraba plagado de ramas caídas, y de nuevo nos ponemos en marcha. El cielo empezaba a ponerse negro y la lluvia era inminente.
El agua caía con gana. El barro que despedían nuestros neumáticos acababa en nuestros rostros.
De nuevo hacia Monte Deva para desviarnos entre los eucaliptos hacia la bajada de la Casa de la Radio. Tomamos la senda del Piles y ya nos fuimos disgregando en diferentes puntos de ella
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