Etapa 7 - Gonzar - Santiago de Compostela

Gonzar - Santiago de Compostela

Lugares de interés: Palas de Rei, Melide, Arzua.

Esta etapa ha sido una de las que más he disfrutado. Primero, porque era la última y veía que lo iba a conseguir y segundo porque el paisaje desde Gonzar acompaña, así como el gran ambiente y los numerosos peregrinos que iban confluyendo en esos últimos kilómetros. Tuve la suerte que el albergue no cerró el trastero donde había dejado la bicicleta durante la noche y sobre las 7 de la mañana ya estaba pedaleando. Al principio, el cuerpo y la mente rehuyeron el esfuerzo pero, poco a poco, me fui animando. Mucho tramo de asfalto y continuas subidas y bajadas hasta llegar a Palas de Rei. A partir de ahí el camino todavía se hace más bonito. Se avanza por un hermoso sendero sombrío hasta casi las proximidades del aeropuerto de Santiago. Algunas rampas son muy duras y tengo que bajarme de la bicicleta y empujarla. Continuamente voy sorteando grupos de peregrinos. Hago sonar el timbre y por lo general suelen apartarse. Aún así voy con cuidado.
Antes de llegar a Melide me detuve en otro albergue para tomarme un refresco y un trozo de tarta de manzana. Durante todo aquel día estuve con la incertidumbre pues no tenía y no encontraba alojamiento a mi llegada a Santiago. No sabía donde iba a pasar la noche. Recuerdo que en un bar de Melide paré un buen rato, donde varias chicas del bar me invitaron a varios pinchos de tortilla. A pesar de las llamadas telefónicas no hubo manera. Por lo visto, en Santiago, ese día había un concierto multitudinario en el Monte Do Gozo y la ciudad estaba colapsada como luego tuve ocasión de comprobar.
Continué y paré para comer cerca de Arzúa, en la Granxa de Tato, un lugar con encanto, de productos locales y con un dueño muy particular. Absolutamente recomendable.
El tiempo fue cambiando y al final me llovió durante una media hora aproximadamente. Sirvió para refrescar el ambiente. Durante la lluvia y viendo que apretaba, decidí parar debajo de varios árboles hasta que escampara. Una de las últimas paradas la hice en un camping donde aproveché para cargar el móvil. Comenzó a hacer mucho calor y las últimas subidas se me atragantaron pero estaba muy contento porque lo había conseguido, había superado mi reto y estaba a punto de llegar a Santiago en 7 días desde Logroño. Por el Monte do Gozo, miles de jóvenes se congregaban en la ladera del Monte Do Gozo para el concierto y yo sin alojamiento para pasar la noche. Entré en el casco histórico y por fin, al son de los compases del gaitero, descendí los escalones para llegar a la Plaza del Obradoiro sobre las 6,30 de la tarde. Luego, tras zamparme una buena hamburguesa, entregué la bicicleta de alquiler y me dispuse a buscar un lugar para dormir y cuando ya mis huesos reposaban en la estación de autobuses, sobre las 21,30, en una última y desesperada llamada encontré una cama disponible en el albergue de peregrinos La Estación.