(Granada). CIRCULAR por los PUEBLOS y PARAJES SINGULARES de la parte ORIENTAL del VALLE de LECRÍN.

Datos adicionales:

Realizada 25-11-2017.
Tiempo rodando 03h 41m
Velocidad media en movimiento 9,6 km/h.
92% de piso de tierra/cemento. Resto asfalto.




Además de este vídeo general tenéis a vuestra disposición tres más junto a las fotos y a las banderolas correspondientes. El primero contiene secuencias de la bajada por el río Albuñuelas, sin duda, la parte más espectacular del trayecto. Otro muestra el descenso completo por el increíble barranco de Chite y el último es una visión general de la zona desde diferentes perspectivas.

El valle de Lecrín, comarca del interior de Granada entre la capital y la costa, nos va a reunir para realizar esta circular por su zona oriental en una ruta con paso por casi todos sus pueblos y algunos de los parajes escondidos y más bellos de su entorno privilegiado. Pero también, igual que disfrutaremos, ayudaremos. La ruta tiene también una vertiente solidaria para los que la hacemos. Recaudar fondos para la asociación NEN y sus proyectos de investigación contra el neuroblastoma, un tipo de cáncer infantil. El deporte solidario es posible.

Sepamos algo del valle. Este hermoso lugar es una depresión hacia el mar que se hace más abrupta justo en la parte a transitar pues acá confluyen los ríos Albuñuelas, Dúrcal y Torrente antes de verter al embalse de Béznar. Encajonada por Sierra Nevada, la de Albuñuelas y la de los Guájares, la entrada de la brisa marina le da un microclima único, menos severo que en el interior, que junto a la abundancia de agua y una red parcelaria minifundista crea ese paisaje típico de pequeños pueblos blancos, algunos desgajados en barrios diferentes, entre el verde oscuro de huertas donde predomina el naranjo y, como fondo a todo, el marco de las laderas parduscas de las sierras que lo envuelven y, buena parte del año, con la nieve alrededor de los tres miles. Un lugar increíble a descubrir, saborear y donde pedalear.

Tierras de historia por su situación. Hay huellas de un pasado lejano que despunta en tiempo de los primeros asentamientos fenicios en la costa (siglo VII a.C.) y continúa en adelante como atestigua distintos hallazgos o, incluso, su propia toponimia, en algún caso romana. Pero, será la época musulmana en la que se denominaba Iqlim o Iqlim al-Qasb, la que deje su peculiar paisaje, el naranjo y la impronta histórica que destila la comarca. La expulsión de los moriscos (1609) no cambio el escenario pero produjo una crisis poblacional y económica. La Navidad de 1884 es fecha nefasta en los anales del valle por el sismo que destruyó Albuñuelas, Murchas y Béznar y se llevo patrimonio y vidas. Hoy, al margen del sector primario, turismo y servicios son sectores pujantes pues el turista siempre suficientes atractivos para visitar la comarca o, incluso, instalarse permanentemente en ella.

En el restaurante los Naranjos, en Melegís, dejaremos coches e iniciaremos la circular. Luego, su terraza será fonda y los fogones propiedad de José Antonio darán alimento a tan sufrida tropa a buen precio y calidad. Empezamos por ver dos rincones del pueblo: la Iglesia de San Juan Evangelista (XVI) y la hermosa fuente del Lavadero. Las bellas casas de Melegís nos despiden dirección al barranco del Torrente y, tras su vado, los caminos cementados entre naranjos nos llevan a Murchas para también cruzarlo de la misma guisa: viendo la iglesia del Salvador reconstruida tras el seísmo de 1884.

Muy cerca está Mondújar/Lecrín al que llegamos por un carril al margen izquierdo del río Torrente. Pasamos rápido este antiguo asentamiento romano y justo, enfrentado a la fuente e iglesia de la Encarnación (XVI), tomamos la ctra. local que nos lleva al barrio bajo de Chite donde está su bello y blanco templo de la Concepción (XVI). Después, sin duda, dan comienzo los tramos de disfrute de la ruta. Recorremos en bajada, primero, el carril que a poco se hace más agreste entre cruces del arroyo de Chite en un espacio muy cerrado, cautivador, que poco antes de desaguar en el pantano de Béznar, debemos franquear a derecha para, a la vera de este, circundarlo con un paisaje más pelado.

El rodeo del embalse, también con increíbles estampas, se hace por su margen izquierda franqueando los barrancos que mueren en él. Cerca de su cola, en la zona de la Conca, hay un durísimo repecho al encuentro de un enlace/sendero que conecta con los Baños de Restábal, nacimiento termal de aguas medicinales que ahora está cerrado. Seguimos y cruzamos el Torrente en el horcajo del río Ízbor y, a la altura de Restabal, vadeo de este para entrar al pueblo por el inusual camino del Descansadero y su fuente. Sin tregua y apretando dientes subimos al Cerro del Calvario abriendo el sector más duro de la ruta.

En el Cerro está la ermita de Virgen de Fátima y hay preciosas vistas al valle. Al lado, junto a una nave del ayuntamiento, hay ruinas de un barrio en que, hasta los 60, vivían familias e incluso tenía escuela. De nuevo en acción seguimos subiendo a pie de monte de la sierra de los Guájares, sitio en que discurre este tramo. Primero por la pista de cemento que cruza el barranco de Mizán para, después de pasar dos balsas, entrar en el carril del cortijo Viña de Orbe cuyo dueño permite el paso por el aledaño a la cortijada. Final en Llanos de Peña Horadada a 900 msnm con oportunidad de contemplar el valle desde varias perspectivas.

Iniciamos nueva fase. Será en bajada, muy divertida y técnica, donde haremos un par de sendas con Albuñuelas enfrente, población a la que vamos. El arenal de las Cabezuelas, con su corral y cuevas, da comienzo al descenso con parte del sendero del tajo de loma del Castillo. Después, carril que circunda la loma de los Úbedas para penetrar la senda local señalizada que bajará al río Santo en tramos más o menos asequibles y un último zigzagueo espectacular antes de finalizar en antiguo molino Bajo y su fuente, en un entorno único. No visitaremos el pueblo más, para hacer los caminos entre huertas del barrio principal y enlazar río abajo, vamos a sufrir en un par de durísimas rampas.

El siguiente tramo es por el valle del Santo, Albuñuelas o Saleres en dirección Restábal. De las tres maneras es denominado. Discurre a su orilla con vados pero, también, pedaleando dentro del mismo curso de agua lo que junto a su vegetación, pozas y paisaje da al sector una atracción especial para el mtb. Como hito significativo de paso señalar el dique a la altura del barrio Bajo y, después, kilómetros de diversión hasta Saleres donde, ahora, seguimos el GR a Restábal que nos aleja de momento del río por el camino del Palomar y, después, volvemos a bajar por el del cortijo Manín a concluir en dicha población rondando la parroquia de San Cristóbal (XVI).

Por fin último sector que transita a la orilla del río Dúrcal, el más caudaloso del Valle. Bajamos a la junta de ríos y remontamos parte de su curso hasta el puente de Lojuela, casi a pie de las ruinas de la antigua fortaleza califal, donde abrazamos el otro margen en descenso para, a poco, abandonar la vera siguiendo el GR en una bonita senda entre cultivos de haza del Priorato que, en nada, nos mete a un carril y a la GR-3204 para dar por concluida la propuesta.

RESUMEN. Excepcional ruta que nos introduce en territorio Este del encantador valle de Lecrín para recorrer sus caminos habituales y los menos; sus pueblos y patrimonio a los que accederemos por sendas o lugares sorprendentes y, así, disfrutar de naturaleza y de todo lo que atesora la zona desde una perspectiva diferente e inusual. Nivel físico algo exigente y más en el aspecto técnico. Puntos de aguada en los pueblos aunque sólo he marcado los imprescindibles para un normal desarrollo de la ruta. Se puede hacer en cualquier época del año y en cada una tendréis alicientes.