(Granada). El VALLE de la TOBA y la zona SUR de la SIERRA de los GUÁJARES: Pueblos, parajes del agua y patrimonio.

Datos adicionales:

Realizada 2018-05-15
Tiempo rodando 03h 52m.
Velocidad media en movimiento 10,02 km/h.
75´8% de piso de tierra/cemento. Resto asfalto.



“Un jardín subtropical que roza el cielo y mira al mar”. Lema que plasma lo que es el bello valle del río de la Toba, su entorno natural entre sierras (Guájares y Entresierras) y sus 3 pueblos que, mancomunados desde 1973, se conocen como los Guájares. La capitalidad municipal recayó sobre Guájar Faragüit pero, tanto él como Guajar Fondón o Guajar Alto conservan su poso de singularidad siendo tan parecidos.

La toponimia nos describe la peculiaridad de este territorio. Guájares proviene del árabe Wa-Run que significa escarpado, agreste. Tan cerca de la costa y, sin embargo, tan lejos, la orografía ha condicionado su devenir y aislamiento histórico. A pesar de algún resto de época romana es en el periodo islámico cuando se configura el territorio en alquerías de las que han llegado a la actualidad sólo los 3 pueblos. También el sistema de regadío, que aún se utiliza, y el cultivo en paratas (bancales). Muchas sombras tras la conquista cristiana que culmina con la expulsión de los moriscos, la repoblación con cristianos de la Mancha y Jaén y el ostracismo. No obstante, a pesar de no tener carretera de asfalto hasta mediados del XX, ese abandono le ha traído un presente halagüeño pues ha hecho preservar su belleza y singularidad. Hoy muchos foráneos se han instalado en casas y cortijos dinamizando la vida y economía de esta zona buscando buen clima, tranquilidad y el mar a pocos kilómetros.

A conocer su belleza y esencia remontando el valle nos llama la ruta. Hermosos parajes del agua (cascadas, pozas, fuentes y acequias); contraste entre la vegetación de ribera y el pinar, entre las paratas de aguacates, nísperos, cítricos, etc… con el olivo y almendro a más altura; olvidado el asfalto en Guájar Alto, domina el piso blanco en la sierra y el gris pardo abajo y, todo ello, con preciosas vistas de pueblos, cortijos, montes y, cerca, el Mediterráneo.

Comienza la ruta en Guájar Fondón, la localidad sita más abajo del valle. Desde su iglesia de San Antonio de Padua se toma un carril que en sube y baja atraviesa el río para enlazar con las callejas de la cercana Guájar Faragüit donde hay tres sitios de interés: el mirador de la Cruz, el de la Vega y la iglesia de San Lorenzo.

Ya en el asfalto de la carretera que serpentea hacia Guájar Alto, dentro de la depresión de la Toba, pedaleo para al cambiar de margen dar de bruces con el espectáculo de la cascada de la acequia de igual nombre. Un gran salto que deriva de ese canal, que por cierto luego veremos in situ al regreso, devuelve el agua sobrante del riego a su dueño: el río. Las aguas se precipitan en una primera caída a más de 50 m. de altura y después se remansa a modo de cola de caballo por las paredes verticales (vídeo específico con fotos y banderola). Con esa imagen, al seguir, apenas advierto que a pie de asfalto las paredes de las umbrías rezuman agua y el musgo cubre la roca. La GR-4300 se aproxima al último pueblo y a su conclusión pero, antes, las paratas de frutales y las casas de campo con sus flores nos ofrecen un cuadro hermoso que endulza la llegada a Guájar Alto donde callejeo hacia la fuente de los 3 caños y luego desciendo a la parte baja para retomar el ascenso del valle.

Este sector tiene un par de fuentes, la del Espejo y la del Tajo, últimas con agua. Se pasa por una zona de recreo y baño en los Paules aunque, poco más arriba, hay parajes más bellos donde disfrutar de un remojón. Ganar altura es encontrar paisaje y roquedales de ambas sierras y estampas bellísimas del camino hecho; también hallar varios cortijos de entidad que superados y antes del collado de la Cruz Chiquitita al valle del Albuñuelas pondrán fin a la ascensión.

Sigo por las laderas sur de la serranía de los Guájares y su tupido pinar. Conocido como Pechos de la Galera rodeará después, en bajada, cerro de Lobera. El piso está arreglado y se circula rápido aunque con lugares que exigen una parada, caso del paraje bebedero de Miguel Diaz o, varios miradores naturales a los roquedos de Entresierras, al valle y Guájar Alto, al mar y a la Giralda, el pico más alto de esta sierra (1431 msnm) con su silueta cónica. Una subida por un carril roto pone fin al sector.

Abrimos el siguiente en bajada por un carril mal conservado y con arenales. Nos mete al barranco de Girón a través de las lomas del Espejo. La soledad inicial se revierte cerca del final en un área con pequeños cortijos que cultivan el aguacate. Acá resalta, a pesar de estar en ruinas, la vieja cortijada de Chirón que atravesamos en un zigzagueo ante de concluir el descenso en la misma GR-4300.

Al lado, una senda semioculta con un inicio de peana nos eleva en nada al sendero de la acequia de la Toba que, a izquierda, va tapada pues hay derrumbes. Pronto contemplo la cascada desde otra perspectiva: primero a los lejos en pleno esplendor y, luego, como nace fruto del propio desagüe de esta acequia al río por el despeñadero. La salida final a la carretera la hago por el carril que acaba en el mirador de la Era del Tejar que, aún muy descuidado, tiene vistas preciosas del final del valle y los dos Guájares de abajo. Cinco kilómetros de asfalto sin más interés, si acaso la panorámica en el cruce final a Guájar Fondón, ponen fin a este bello recorrido.

RESUMEN. Excelente itinerario, no demasiado complicado en el aspecto técnico, algo más en cuanto a lo físico, que nos introduce en la realidad de esta zona tan desconocida de la provincia de Granada yendo y conociendo pueblos, su patrimonio, parajes únicos y el entorno natural del valle y sierras que lo circundan. Se puede hacer en cualquier época del año. Puntos de aguada marcados con banderolas.